Víctimas denuncian castigos y vejaciones de Milagro Sala en Jujuy

Víctimas denuncian castigos y vejaciones de Milagro Sala en Jujuy

Docentes y ex cooperativistas afirmaron que la piquetera K usó la violencia física en contra de los que pensaban distinto.

 

 

“Pedime perdón hija de puta, hasta que mi hija se levantó y le dijo querés que te devuelva la vivienda te la devuelvo, mirala a esta qué se cree y la empezó a insultar. Vinieron los allegados a ella, la agarraron con los brazos atrás de la silla, Milagro Sala se levantó enfrente de mi hija, empezó a darle puños en la cara, tenía los anillos, presencié todo eso y no pude ayudar a mi hija. Veía a mi hija con su cara roja y que empezó a salirle sangre de la nariz. No me dejaron acercar, hicieron como cadena. ¡Paren que hacen! (…) Y mi yerno estaba tirado en el piso y lo pateaban por todos lados, le daban golpes de puño los chicos de la Tupac. Y Milagro a mi hija amarrada le metía rodillazos por todo el cuerpo”.

Entre sollozos, Carmen Fernández, madre de Micaela Condorí, prestó testimonio ayer ante los diputados de la comisión de Seguridad Interior que preside el radical Luis Petri, sobre la situación de amenazas, vejaciones y violencia física vividos en Jujuy en el “estado paralelo” de Milagro Sala. Hubo cuatro testimonios de ex integrantes y beneficiarios de la Tupac Amaru, que forman parte de las denuncias judiciales contra la dirigente encarcelada desde enero de este año. Y que divide fuerte las aguas, en la política y en el Parlamento. Para el kirchnerismo es una “presa política”, para el oficialismo “una mafiosa y una corrupta”, como expresó en un encendido discurso en la última sesión en Diputados la radical jujeña Gabriela Burgos.

Tras escuchar a las víctimas la UCR anunció que impulsará la creación de una comisión especial investigadora, integrada por diputados. “Debemos investigar no sólo la defraudación al fisco, sino las violaciones estructurales a los derechos humanos que sufrían las personas que integraban las cooperativas que debían responder a la Tupac Amaru”, señaló Carla Carrizo, autora de la iniciativa. El contrataque no se hizo esperar. Un par de horas después, el bloque del FpV salió a reclamar la intervención federal a Jujuy y el fin del mandato del gobernador Gerardo Morales (ver aparte).

Quien abrió las exposiciones ante más de veinte diputados radicales, de PRO, massistas y del socialismo, fue Víctor Mendoza, que fue secretario gremial de ADEP, uno de los sindicatos docentes de Jujuy. Contó que hace unos años Sala apareció en el gremio “sin audiencia y pateando puertas como siempre, ofreciendo viviendas”.

Se trataba de 100 viviendas -en una provincia con fuerte déficit estructural- con la contraprestación de movilizar en marchas, participar en los cortes de ruta. El problema llegó con las elecciones del gremio. Mendoza era candidato a secretario. “Nos obligaban a conformar lista única con 50% de la Tupac. No accedimos y empezó el calvario. Un día llego al sindicato (...) siento un vidrio que se rompe, salgo al hall y recibí una trompada en la nuca. Quedé privado de libertad. En mi vida pensé en vivir eso. Me traían un libro para que firmara la renuncia, no lo hice. Fueron cuatro horas y media de hostigamiento, no eran docentes, eran patoteros de la Tupac Amaru”. Mendoza habitaba una de las viviendas con su familia. Amenazado, debió dejarla. Aunque tenía protección policial, le destrozaron el auto y la policía no volvió más. “Hasta hoy sigo siendo un docente de más de 30 años, inscripto en el instituto de vivienda, sin casa, hacinado en el domicilio familiar de ocho hermanos porque una mujer (Sala) me privó de tener casa, como dueña de todo, y se quedó con mi dignidad”, contó entre lágrimas.

Soledad Mendoza, ex cooperativista de la Tupac, relató que Sala la amenazó de muerte, que le ocuparon su terreno, le descuartizaron sus perros y golpearon a su madre. “Que me chupen el pingo la Justicia y los jueces. Acá la que manda soy yo”, contó que le dijo Sala una vez. Por último Ivana Velázquez, ex Tupac, aseguró que Sala les pegaba “con un garrote”. Por los maltratos, dejó la organización en 2011, “y empezó mi calvario. No tengo casa, trabajo, me sacó a la calle, me dejó a la deriva”, denunció.

Todos expresaron tener miedo a represalias por el poder que conserva Sala en la provincia, aun estando en prisión.

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