Verano devaluado: menos gastos y estadías más reducidas

Verano devaluado: menos gastos y estadías más reducidas
Si bien enero fue un buen mes en visitantes a la Costa Atlántica, los turistas permanecen cada vez menos días y cuidan su presupuesto. En febrero, muchos viajan sin reservas de alojamiento para ‘regatear’ las tarifas. Hoteles y restaurantes alertan sobre una caída de la rentabilidad, ante costos en alza. Y aseguran que el cambio de hábitos vacacionales ya es un hecho
Hasta el momento, la temporada de verano no termina de conformar a los empresarios que trabajan con el turismo en la Costa Atlántica. Aseguran que, en cantidad de visitantes, enero fue bueno y febrero un poco más “tibio”. Pero en lo que respecta a tarifas, en el caso de los hoteles, y en gastos en general, la ecuación no es tan positiva, según aseguraron empresarios hoteleros, gastronómicos e inmobiliarios de Pinamar, Cariló y Mar del Plata a El Cronista.

Destacan que las estadías son cada vez más cortas, de tres o cuatro días a una semana, incluso para los inmuebles en alquiler, que tradicionalmente se rentarse por 15 días o un mes. Y, sobre todo en febrero, se regatean cada vez más los precios.

Esto, en un contexto inflacionario, no conforma a los empresarios, quienes aseguran que la rentabilidad es cada vez menor.

Pinamar, Valeria del Mar y Cariló recibieron una alta cantidad de visitantes, sobre todo la segunda quincena de enero. “En la primera semana, se trabajó a un 80%; en la segunda y tercera se llenó, pero desde el 25 de enero hasta ahora cayó al 70%. Ahora, en febrero, muchos llegan sin reserva, a pichulear tarifas en la puerta del hotel”, asegura Diana Fruniz, presidente de la filial Pinamar de Fehgra, entidad que nuclea a hoteles y restaurantes del país.

Algo similar sucede en Mar del

Plata. “Enero fue aceptable, un 2% por arriba que en 2013. La primera quincena hubo un 75% de ocupación en hoteles; la segunda, cerca de 85%, pero los cuatro y cinco estrellas trabajaron a full. Febrero siempre es más flojo y hasta ahora viene tibio, con 65% de ocupación. Pero la proyección para este mes es preocupante; la gente viene sin reservar, a último momento y pelea precio”, cuenta Eduardo Palena, presidente de la filial Mar del Plata de Fehgra.

Este mes, al haber más alojamiento disponible en toda la Costa, muchos se aventuran a llegar sin reserva para obtener mejor precio. Y las tarifas muchas veces se terminan negociando, dicen los empresarios, para no dejar vacíos los cuartos, aunque la rentabilidad sea ya muy baja, explican.

Pero ese “regateo de precios” no es privativo de hoteles. También se da en febrero en las propiedades en alquiler, que ya dejaron de ofrecerse sólo por lapsos de 15 a 30 días, para adaptarse al cambio de hábitos vacacionales de los argentinos.

“La primera quincena de enero fue similar a 2013, la segunda, mejor, pero con una característica particular: las estadías son más cortas, la gente alquila por tres a siete días. Esto hace que las inmobiliarias y propietarios tengan que dar servicios más especializados, porque hay que adaptar el servicio de limpieza, el tema del recambio de inquilinos, los arreglos en caso de desperfectos. Exige mucho más”, explica Miguel Ángel Donsini, presidente del Colegio de Martilleros marplatense.

En alquileres, febrero es moderado, similar a 2013. El clima no ayudó demasiado hasta ahora. “En enero hubo 28 días de playa sobre 31. En febrero tuvimos de todo, desde lluvia hasta invasión de mosquitos”, dice Donsini. Las tarifas son 30% más bajas. “Pero muchos llegan en forma espontánea y pelean precios en el momento, se termina negociando”, admite Donsini.

Los hoteles suelen reducir, en febrero, un 20% sus tarifas. “Este año bajamos un poco menos, lo ideal hubiese sido mantener los precios, porque el costo de insumos aumentó mucho con la devaluación de enero. Nos llevamos una sorpresa al reponer, por ejemplo, productos de limpieza. A esto se suman los altos costos impositivos y los crecientes derechos autorales que tenemos que pagar por tener televisores en cada habitación, esté o no ocupada”, advierte Fruniz. Y agrega: “Se nota que la gente viene pero no tiene mucho dinero para gastar, se cuida. Los restaurantes con buenos precios trabajaron bien, pero el problema, al igual que en hoteles, es la rentabilidad”.

“La temporada no es mala, pero los altos costos no se pudieron trasladar a las tarifas. Los insumos aumentaron mucho; algunos no tenían precio o había faltantes. Entre la presión fiscal, los cinco derechos autorales que hay que pagar por habitación, la competencia desleal de hoteles sindicales, que venden a todos, o de alquileres temporales, que ahora trabajan por día y no pagan los mismos impuestos, es muy difícil”, advierte Palena. “Se estima en el país que la rentabilidad es de 6% en gastronomía y de 12% en hotelería, muy bajas. El problema no es la ocupación, sino la rentabilidad”, destaca.

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