Ventura, Casella y el juego del periodismo como puro circo

Ventura, Casella y el juego del periodismo como puro circo
Se cruzaron por cuestiones privadas, las hicieron públicas y se insultaron sin cesar al aire.
Fue casi tan magnético como el combate entre Floyd Maywheater y el Chino Maidana.

Barrial, verbal, y disparatada, la batallita radiofónica entre el alborotador Luis Ventura y su challenger Beto Casella gatilló en Twitter, ese espejo de tantos senderos que se bifurcan, un ítem que es sólo para argentinos muy argentinos.

“Uriarte y Nicaragua, tomatelas, Segurola y Habana ...” Los contrincantes en radio, tras un debate que incluyó una terminología muy colorida – “Alchauete, vigilante, tarado, bobo ”, entre otros muchos aunque no muy variados adjetivos–, se habían citado supuestamente para trompearse, en esa esquina palermitana: Nicaragua y Uriarte. En Twitter se aludía a otra parodia, protagonizada por Maradona, y otro jugador eclipsado en el tiempo por su propia mediocridad.

Maradona tras una de esas cosas del fútbol, se plantó en los micrófonos tras un partido, y desafió: “Te espero en Segurola y Habana”, donde entonces vivía el Diez.

Condensaba la épica de la esquina, ese ring donde se definía quién era el más guapo. Dicho sea de paso, Maradona, según dijo Casella, se habría puesto de su lado. El conductor contó que le envío una botella de una edición especial del champagne Dom Perignon , con un mensaje manuscrito: “Beto, te felicito. Te mando un abrazo desde Dubai”.

Pero el tema ahora es otro.

¿Por qué fascina la trifulca barata entre periodistas?

Se disparan muchos temas. Uno está vinculado a esa frontera vibrante entre lo público y lo privado. Las bombas que activaron el choque entre las dos “estrellas” mediáticas fueron los chimentos. Alusiones a la vida privada del uno y el otro, un presunto hijo extramatrimonial, infidelidades y eventuales pasiones, que no afectan en principio a nadie más que a los propios protagonistas.

Pero hipnotizan. Se convierten en noticia.

De hecho, Ventura opera visiblemente como secuaz “periodístico” de Jorge Rial, que ha hecho de sus rupturas, reconciliaciones, nuevas rupturas y renovadas reconciliaciones con alguien conocida como la Niña Loly, un show que atrapó a medio mundo.

Rial es el periodista capo entre los periodistas chimenteros del país, y ventilando su propia vida es entonces imbatible.

Jorge Lanata también se entreveró con Ventura. Pero, claro, detrás de las palabras ostenta un as de indiscutible interés público. Leonardo Fariña está preso y procesado. El valijero de Lázaro Báez, al que Ventura presentaba como un buen pibe, deja desbaratadas tras las rejas las operaciones mediáticas montadas para protegerlo, a él, a Federico Elaskar (que también está ahora procesado), a Lázaro Báez y ¿a Cristina Fernández?

La farándula se encrespa entre chimentos, pero no se disocia de los juegos del poder. Jorge Rial fue el elegido por la Presidenta para entrevistarla, y legitimarla. Cristina se siente cómoda con la levedad periodística.

Sandra Mendoza, la ex mujer de Capitanich, exhibió también por Twitter sus presuntas intenciones de participar en Bailando por un Sueño . El jefe de Gabinete habló del tema como si fuera una cuestión de Estado.¿O aquí sí es un tema de Estado? Ella le contestó: “Se feliz y dejá de molestar”. Luis D´Elía calificó a Mendoza de “enferma pisquiátrica” La vida privada se vuelve política, y la política se vuelve show.

Y manicomio.

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