En un momento del sábado parecía como que los tres candidatos con más chances de llegar a la presidencia, se hubieran puesto de acuerdo para venir a hacer campaña a Mendoza durante la Vendimia y sin estorbarse el uno con el otro.

Los tres transpiraron (literalmente) la camiseta y mientras Daniel Scioli eligió refugiarse en el fervor popular del Carrousel, Mauricio Macri apostó por mostrarse junto a Alfredo Cornejo y (sobre todo) junto a Ernesto Sanz en el verdadero besamanos en que se terminó transformando el Agasajo Vendimial.

Sergio Massa, por su parte, optó por mostrarse en el desayuno de la Coviar, para jugar a adoptar un perfil técnico y ponerle el oído a los reclamos que se hicieron escuchar, y de manera muy contundente, por parte de la industria vitivinícola.

De todos, el que más vino a buscar fue el jefe de Gobierno porteño. Macri se sacó este sábado la segunda foto con Sanz en una semana (la última había sido el miércoles en Entre Ríos y tras un acuerdo entre la UCR y el PRO de esa provincia) a la espera de lo que pasará el 14 de marzo próximo.

Allí los radicales definirán finalmente con qué candidato se quedarán para las PASO y, sobre todo, con quien formalizarán una alianza electoral.

A la luz de este nuevo encuentro entre dirigentes de uno y otro lado en la Vendimia, el panorama está claro: los radicales definirán en la convención partidaria que se realizará en días nada más, a qué candidato apoyarán entre las opciones que presentan Julio Cobos y el propio Sanz. Y eso terminará por decidir si la UCR apostará a un acuerdo con Massa o con Macri.

“Acá lo que esté en juego es la elección de un candidato y ese será el que marque la estrategia”, dijo Sanz en una entrevista que dio a MDZradio.

Macri se mostró junto a él en la bodega Crota para buscar volcar la opinión de los radicales. Pero más allá de las especulaciones de estos últimos tiempos todo indica, que independientemente de un acuerdo, Sanz no terminaría compartiendo una fórmula con el líder del PRO.

En todo caso: si Sanz lograra imponer su criterio en la próxima convención partidaria, seguiría hasta las PASO con su candidatura a presidente, daría la pelea en el mismo espacio que el PRO en esas internas y luego jugaría todas sus fichas a un triunfo de Macri en octubre.

Ahora bien. Más allá de todo esto, nadie puede garantizar hoy cómo votarán los más de 300 convencionales que estarán el Gualeguaychú el sabado que viene definiendo su futuro.

Sanz corre con una ligera ventaja y es la indefinición de Cobos. Cleto ya dijo que no quiere el acuerdo con Macri, pero no termina de hacer público realmente cuál será su juego.

Hasta no hace mucho todo tenía que ver con fortalecer el espacio de UNEN, que luego quedó reducido al FAP, aunque ahora, esa coalición, es casi un recuerdo.

No es de extrañar, entonces, que Cobos haya comenzado algunos acercamientos con Massa en los últimos días y que se especule con que, finalmente, a Entre Ríos llevará la moción de acompañar el proyecto del ex intendente de Tigre.

El ex vicepresidente tuvo una participación pública muy acotada este sábado frente a su gente y en fiesta propia. Eso agiganta la sensación de que su sueño presidencial podría encontrar el final esta semana. Y no tanto por el convencimiento de los radicales de que hay que apoyar a Macri, sino porque entre las dos posturas que están en pugna, la de Sanz es la que con más claridad marca algún camino.

Cornejo, a dos puntas

El intendente de Godoy Cruz solidificó entre el Carrusel y el Agasajo Vendimial su alianza tanto con Macri como con Massa, a pesar de que al final del día dijo que su “socio privilegiado” en Mendoza es el porteño.

Cornejo y Laura Montero llevaron a Massa hasta una bodega en Chacras de Coria y allí escucharon algunas definiciones y pedidos.

El candidato del Frente Renovador le blanqueó a la fórmula de Cambia Mendoza que está estancado en las encuestas y que necesita, sobre todo, recuperar terreno en el centro del país, entre ellos, distritos como Mendoza.

Sorpresivamente, Massa festejó una noticia ante sus socios radicales mendocinos: la salida intempestiva de Juan Carlos Mazzón de su cargo en la Casa Rosada.

“Es una señal clara de que van a presentar un candidato kirchnerista y eso me favorece”, les comentó.

En rigor a la verdad, la decisión de Cristina Kirchner de echar a “El Chueco” luego de 12 años de operaciones políticas al servicio de la corona, fue también el comentario del peronismo mendocino que ayer, en buena parte, ratificó su pertenencia sciolista con Francisco Pérez y con Carlos Ciurca al frente.

El gobernador bonaerense juntó a todos en el Hyatt tras el Carrousel y allí se habló de todo y se envió también un mensaje a la posibilidad de una alianza entre la UCR y el PRO: "Estoy en contra de las alianzas electorales forzadas", dijo.

Pero entre los comentarios, se llevó la atención la eyección del líder de los Azules. Cristina se sacó de encima al histórico operador del PJ porque desde hace tiempo viene trabajando para la candidatura de Scioli.

Pero también tomó la decisión de desprenderse de Mazzón disconforme con el armado político que se cerró la semana pasada dentro del Frente para la Victoria local y por el claro desafío de Francisco Pérez, entre otros, de lanzarse sin consultar en Buenos Aires como candidato a diputado nacional. Esto, mientras todos descuentan que, a las listas del oficialismo para el Congreso, las terminará definiendo la presienta.

Diego Martínez Palau, una semana después de que todo quedara definido, todavía carga sobre sus espaldas la presión de Carlos Zannini quien apretó, y muy fuerte, para bajarlo de la fórmula con Adolfo Bermejo tras las quejas de Guillermo Carmona y de Anabel Fernández Sagasti que no paraban de llamar por teléfono para contar que en Mendoza se estaba armando una “fórmula anticristina” en el seno del gobierno mendocino y con el aval de Mazzón.

Para Adolfo Bermejo, para Paco y para Ciurca, también fue una buena noticia la salida de “El Chueco”. Ahora va a poder dedicarse full time a la candidatura de Scioli, que es lo que todos ellos quieren.

Paco y una triste despedida

Fue una mal final de fiesta para el gobernador mendocino quien, en su última Vendimia en el poder, debió escuchar un histórico reclamo al unísono de todos los sectores por la crisis vitivinícola.

A lo Paco, el gobernador fue del enojo al ninguneo para dar respuesta a los reclamos. A los pequeños productores y a la Coviar les respondió con críticas, chicanas y ataques. A los bodegueros, los ignoró: por segunda vez consecutiva, pegó el faltazo al Agasajo Vendimial y dejó que las respuestas las terminara ofreciendo el ministro de Agroindustria, Marcelo Costa.

El problema para el mandatario mendocino fue que podía contestar con una pila de subsidios y hasta con nimiedades, como que a algunos de los productores que más reclaman les había conseguido un tractor.

Pero el problema está en otro lado. La política económica del gobierno nacional que Pérez defiende y que, por caso, hace estragos al no haber controlado la inflación.

En su despedida, el gobernador sumó además un desplate notorio. También por primera vez en mucho tiempo, no estuvo en la Fiesta de la Vendimia el gobernador de San Juan, José Luis Gioja, molesto con Pérez desde febrero por los recientes anuncios de Mendoza para paliar la crisis que terminaron rompiendo acuerdos vitivinícolas con los sanjuaninos.

La última Vendimia de Paco no podría haber cerrado peor, en relación a la controvertida contratación de Romeo Santos que el propio Gobierno blanqueó, el miércoles, había sido financiado por el Multimedios UNO a modo de “sponsoreo” y por un costo de $5.000.000.

En otras palabras: Paco se dio un gusto caro, dijo que se lo pagó otro, cuando en realidad se lo terminamos pagando todos nosotros.