El velo se corre y desnuda al alperovichismo

Por Fernando Stanich

El velo comienza a correrse y permite ver las primeras definiciones electorales con las que cerrarán el año el oficialismo y la oposición. Especialmente, es el difuso alperovichismo el que de a poco ha comenzado a dar algunas señales concretas de lo que ofrecerá en el 2015 de su despedida.

Quizá la idea más afianzada en la Casa de Gobierno sea la de que la lista de potables sucesores se depuró abruptamente en las últimas semanas. Ya no hay un póquer de candidatos, como cuando comenzó el año, sino apenas un par simple. 

En la cabeza de José Alperovich ya no aparece -si es que alguna vez estuvo- siquiera como una posibilidad el nombre de Domingo Amaya. El intendente sintió la espalda alperovichista desde mucho tiempo antes que se la dieran y armó sus valijas para iniciar un nuevo rumbo, hasta aquí, con destino incierto. El jefe municipal cierra el año caminando pueblos y ciudades, regalando desde lapiceras hasta remeras y haciendo sorteos desde un micro descapotable. En ese trayecto, cada parada para cargar combustible le brinda una excusa y le permite presumir con kirchneristas, macristas, peronistas disidentes y radicales. Lo importante, para Amaya, no es que la sociedad lo identifique hoy como alperovichista u opositor, sino poder llegar a marzo del año que viene instalado como candidato a gobernador.

Más contundente es aún el mensaje corporal de la senadora Beatriz Rojkés. A la candidatura de la esposa del mandatario apostaban sus fichas buena parte del oficialismo y de la oposición. Sin embargo, ella misma se encargó de anunciar que no buscará suceder a su marido. Aún más, seguramente la primera dama tucumana no aparecerá en ninguna boleta provincial el próximo año. Su único objetivo, admitido incluso por ella, es continuar al frente del Partido Justicialista local. Sus deseos serán cumplidos por el gobernador y es probable que Rojkés reasuma como conductora del PJ en abril de 2015 y que no se postule en los comicios de agosto venidero. Esto, pese a los intentos de un sector de la Casa de Gobierno de convencerla para que encabece aunque más no sea la nómina del Frente para la Victoria por la sección Oeste. Ocurre que el poder de seducción del senador Sergio Mansilla choca con la negativa del propio Alperovich. Es él quien no quiere que el apellido familiar figure en una lista de legisladores plagada de esposas e hijos de otros dirigentes y cuya victoria, de concretarse, lejos estará de ser contundente. Mansilla, en sus esfuerzos por lograr que la senadora y su esposo cambien de parecer, comenzó a descuidar el terruño al que se jacta de comandar por control remoto: en su Aguilares natal, el “tinismo” ya comenzó a cuestionarle algunos movimientos, como la falta de definición sobre el lugar que ocupará el saliente intendente Agustín Fernández en la lista de parlamentarios por el Oeste. Incluso, este espacio hasta amenaza ahora con lanzar la postulación a jefe municipal de un hermano de Fernández (Gonzalo) para competir con la esposa de Mansilla, Elia Fernández.

Con Amaya y con Rojkés fuera de la carrera por la sucesión, Alperovich aún debe resolver un escollo para tranquilizar a Juan Manzur, su preferido. El hombre que siempre ríe se mostró parco y quisquilloso en las últimas semanas. Es que lo que en un principio comenzó como un juego gracioso, ahora ya incomoda. El concepcionense José López hasta parece competir con el ministro de Salud nacional por ver quién sonríe más, no se baja de su candidatura a gobernador a fuerza de billetes, se jacta de “llegar” a sectores en los que la fórmula “de hecho” que integran Manzur-Osvaldo Jaldo no ingresa y asegura que, si en marzo las mediciones lo miman, llegará a colarse obligadamente en el binomio alperovichista. La tensión es tal que Manzur y López, si pueden evitar cruzarse en actos oficiales, lo hacen sin sonrojarse. El viernes, por ejemplo, Manzur y Jaldo no asistieron al anuncio de obras de cloacas para la capital. En el club Avellaneda Central, el protagonista fue únicamente López. Optimista como ninguno, el secretario de Obras Públicas ahora camina por el interior tomado del brazo de La Cámpora, agrupación ultrakirchnerista que, por más que se esfuerce, no tiene feeling con Manzur y con Jaldo. ¿Cuál puede ser el daño colateral de la insistencia del funcionario amigo de los Kirchner por llegar a la Gobernación? El más inmediato efecto se presentará en la nueva modalidad de Pacto Social, que el alperovichismo piensa en cambiar justo antes de dejar el Poder Ejecutivo. Serán los intendentes gustosos de recibir los recursos que reparte López los que quedarían en medio de la pelea, ya que el Gobierno les dejaría -discursivamente- autonomía para administrar los envíos federales, pero paralelamente se cobraría peso por peso la deuda que cada administración tenga con la Provincia. Es que, en un año electoral y más aún de fin de ciclo, difícilmente se permitan márgenes más grandes de libertad política. 

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