Se trata de un vertedero existente desde hace años, pero que de un tiempo a esta parte se ha consolidado a partir de nuevas prácticas. Recolectores pasan por los domicilios y se ofrecen a “llevar la basura” por una contribución “a voluntad”, que luego termina en el basural a cielo abierto.
Ocurre que a partir de ciertas suspensiones en el servicio de recolección municipal, los recicladores urbanos pasan por los domicilios y se ofrecen a "llevar la basura" por una contribución "a voluntad". En este marco, muchos vecinos acceden al pedido para no tener las bolsas de residuos en las puertas de sus casas, sin saber que las mismas son depuestas en el basural ubicado al fondo del barrio. Aún con el servicio normalizado, ciertas familias mantuvieron este hábito, ya sea por comodidad o por voluntad de colaborar con los recolectores. Una situación similar se da con la recogida de ramas.
El tema emergió en una reunión celebrada ayer por la noche en la Escuela de Fútbol de Parque Esperanza. Algunos vecinos expusieron la necesidad de abandonar esta práctica, aunque también advirtieron que se habían visto camionetas de alta gama arrojando basura en el vertedero. Otros apuntaron al desinterés y la falta de compromiso del Colegio San Patricio, que levantó un tapial para evitar el humo y los malos olores generados por las quemas periódicas que se registran.
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