Vecinos de Los Laureles denuncian "desprotección" del gobierno

Vecinos de Los Laureles denuncian

Hace tiempo que batallan, en vano, ante ruidos molestos generados en una vivienda. A ello se suma el abandono de las calles y la falta de recolección de residuos. Hay abierta una causa judicial, un expediente y ya expusieron el problema al intendente.

Hasta el modo en que se terminaron comunicando con los medios de prensa evidencia la gravedad de la situación. Los afectados se vieron obligados a crear una cuenta de mail que los describa pero no los identifique, por el clima de enfrentamiento que se vive en un sector del barrio Los Laureles.

“Grupo de vecinos del Barrio Los Laureles” se define como “un grupo de vecinos del barrio Los Laureles (sin pertenencia a ningún partido político, queremos aclararlo) que estamos denunciando públicamente la desidia del Estado local en relación a tres temas que nos afectan, y por los cuales venimos realizando reclamos y manteniendo reuniones con diversos funcionarios desde hace tres años”.

En septiembre del año pasado redactaron un comunicado para los medios locales “con la finalidad de dar a conocer nuestro padecimiento, profundizado por la falta de respuestas de las áreas municipales (y judiciales) involucradas. Por otra parte, sabemos que la única forma de estar protegido frente a la violencia (del tipo que sea) es dar a conocerla y por eso otra vez hacemos pública la situación”.

En ese entonces se hacía referencia a “la contaminación sonora generada por un vecino en particular que reside en las inmediaciones de la escuela del barrio” y “las amenazas de las que somos víctima por su parte ante nuestras denuncias, que no son solo en el área del Estado municipal sino también en el ámbito penal”.

Lo narrado generó la posibilidad de acceder a una entrevista con el intendente Oscar Luciani “y se calmó bastante el hostigamiento”, pero ahora al problema inicial le agregan “el abandono que padece el barrio”.

Estos vecinos que, por seguridad, se sienten empujados a esconder su identidad, cuentan que “la falta de obra pública y de saneamiento genera espacios que son intransitables por el estado de las calles, la oscuridad de las mismas y el anegamiento que se produce los días de lluvia, que hacen de este lugar una ‘isla’ cuando llueve o intransitable por el barrio y por la oscuridad”.

En contacto con este medio indicaron que “los reclamos realizados en el primer semestre del año pasado derivaron en la colocación de luminarias que aún, y teniendo más de 35 reclamos efectuados tanto en la Cooperativa Eléctrica como en el Municipio, no han sido conectadas”.

Aclaran, de todos modos, que “unos días previos a las elecciones, fue erradicado el basural ubicado en una esquina y alisadas las dos calles que convergen en él”. Sin embargo, el arreglo no fue terminado con tosca ni se realizó el zanjeo necesario.

Con relación al basural, se ha vuelto a generar, habiendo dos en media cuadra. “Hace un mes los vecinos podamos árboles que eran peligrosos por los fuertes vientos y tormentas, y a pesar de los llamados a diario al área de Servicios Públicos, las ramas aún están, sucediendo lo que temíamos: que las familias que tiraban basura vuelvan a hacerlo”, explican. Y añaden que “ya hemos matado ratas que proliferan por la presencia de la misma”.

 

MOLESTIA CERTIFICADA

“Como una espiral ascendente, como sucede en las situaciones de violencia, esta nueva ‘sensación’ de abandono del barrio generó nuevos episodios de contaminación sonoro-ambiental por parte del vecino ya denunciado y de otros vecinos más que, ante la falta de encuadre por parte del Estado, avanzan en transgredir normas de convivencia”.

Cuentan que “en las dos últimas semanas hemos llamado a diario y más de dos veces por día tanto a Control Urbano, como al Centro de Monitoreo”.

A modo de ejemplo ofrecieron en un escrito acercado a EL CIVISMO la fecha, la hora y la dependencia a la que se comunicaron el pasado sábado 12 de marzo por contaminación sonora:

- 9,07: Centro de operaciones y monitoreo.

- 10,16: Centro de operaciones y monitoreo.

- 11,05: Centro de operaciones y monitoreo.

- 12,12: Subsecretario de Seguridad.

- 12,35: Centro de operaciones y monitoreo.

- 13,20: Comando Patrulla.

- 14,34: Centro de operaciones y monitoreo.

- 15,06: Subsecretario de Seguridad.

Ante ese tenaz reclamo contaron que a las 15,25 de ese día “se observa la presencia de dos móviles policiales, que hacen sonar la sirena y no se detienen en la vivienda de la que procede el ruido, pero sí en las casas de otros vecinos, lo cual, por supuesto, recrudece el hostigamiento por parte del vecino denunciado”.

Entre las 15,34 y las 20,46 los vecinos afectados realizaron llamadas cada 15 minutos al Centro de operaciones y monitoreo. “El subsecretario de Seguridad no volvió a responder al teléfono”.

Resignados, a las 22, “después de 11 horas consecutivas de música, dos familias nos retiramos de nuestras viviendas a pasar la noche en otro lado”.

“Hemos vuelto a tener que ir a dormir a otro lado y, casualmente, las dos veces que se ha acercado personal de Control Urbano afirman que no pueden constatar ruidos molestos”.

En el transcurso del año pasado este grupo de vecinos costeó de sus bolsillos una toma de decibeles (en adelante dB) realizada por un profesional en Seguridad e Higiene con elementos debidamente homologados.

Se realizaron al menos dos mediciones diarias, por el lapso de un mes y medio desde distintos puntos de una de las viviendas (interior y exterior) afectadas por la contaminación sonora, ubicada a 40 metros del sitio en el que se genera esa molestia.

Según la normativa vigente, para la zona en cuestión la sonoridad normal es de 40 dB nocturnos y 50 diurnos, estando permitido generar ruido de “hasta 60 (es decir, 10 dB más por sobre lo establecido como normal)”.

Con los resultados confeccionaron un cuadro con la hora, el límite de dB “normal”, la cantidad de dB que arrojó la medición, y el cálculo de cuántos dB por encima del límite permitido se encontraba el ruido. Ese informe completo fue presentado tanto en Control Urbano como en Fiscalía, lo que generó números de “expediente” y “causa”, respectivamente. Todos los indicadores superaron lo permitido.

“Pero nos preocupa una situación de mayor gravedad aun: las situaciones de atentado contra las viviendas, autos o veredas (robos, rotura, suciedad) que padecemos los vecinos que venimos realizando estas denuncias, dado que las personas denunciadas saben con exactitud quién denuncia, qué denuncia y la hora en que lo hace”, destacaron los vecinos denunciantes.

“Exigimos públicamente que el intendente ejecute lo que se comprometió a hacer cuando nos recibió en noviembre de 2015. Que exija a sus funcionarios que cumplan con su responsabilidad. Exigimos protección”, dicen, y agregan que “somos víctimas de las acciones de particulares que dañan nuestra calidad de vida, y lo que es más grave, somos víctima de la violencia institucional que en vez de dar respuesta nos deja desprotegidos, nos acusa de exagerados, de ‘cansadores’, nos sospecha, nos da la espalda. Decimos Basta a la desidia municipal, policial y judicial de nuestra ciudad. Exigimos pronta resolución a la desprotección en la que las instituciones nos dejan, a merced de prácticas violentas y hostigantes, tanto de los particulares como de los efectores municipales”, completaron.

En la jornada del jueves, montículos de residuos y ramas fueron prendidos fuego y tampoco se obtuvo respuesta desde el Municipio. Ante ello, estos vecinos indignados reiteraron: “Basta de funcionarios que no cumplen sus funciones. Héctor Navarro de Seguridad, Passini de Control Urbano, y Daniel Gowland y Sergio Fernández de Servicios Públicos, los hacemos responsables de esta terrible situación que estamos viviendo”.

Comentá la nota