Una vecina dice que está aislada por un derrame cloacal y culpa a ABSA y a la Comuna

Una vecina dice que está aislada por un derrame cloacal y culpa a ABSA y a la Comuna

Su marido se recupera de un ACV y anda en silla de ruedas.

Una mujer del barrio 17 de mayo de la zona de Espora denunció que por los derrames cloacales no puede trasladar a su marido, quien se recupera de un ACV y se moviliza en silla de ruedas.

   “No puedo salir de mi casa, mi marido está en silla de ruedas y estas calles no tienen veredas. Él tiene que ir a rehabilitación todos los días y la ambulancia que lo busca no entra a la cuadra”, lamentó Marisa Gómez, vecina de Stella Maris al 6.400.

  Según sostuvo la mujer, la culpa es “tanto de Absa como de la Municipalidad”, ya que a los derrames cloacales por un caño mal reparado por la empresa hay que sumarles las tareas realizadas a medias por máquinas de la delegación, que dejaron la calle 80 centímetros más baja que el resto.

   “Cada vez que llovía quedábamos aislados, por lo que en enero de 2014 la Municipalidad comenzó a hacer obras para desviar el agua de las lluvias a la cantera y gastaron una fortuna para nada. La máquina rompió los caños cloacales, la calle quedó peor que antes y se fueron sin terminar, dejando todo a medio hacer”, lamentó Gómez.

 

   En Stella Maris, entre el 6.300 y el 6.500, la cantidad de líquidos cloacales estancados es alarmantes.

   Según relató la vecina, los días de lluvia “se hace una mezcla insoportable, no quiero ni imaginar lo que pasará cuando llegue el verano”.

   “El camión atmosférico de Absa de vez en cuando y destapa solamente una esquina, pero a los 2 días se rebalsa todo de nuevo porque el caño está roto y no lo arreglan. Me cansé de llamar al 0-800 de la empresa, ni siquiera te atienden”, enfatizó.

   “Ni el delegado anterior de Villa Harding Green —Hernán Peter— ni el actual Lisandro Mónaco hicieron algo por solucionarnos el problema. La última vez que fui a la delegación me largué a llorar. Hasta le llevé a mi marido en silla de ruedas para que viera que no le estoy mintiendo”, lamentó Gómez.

   “Un vecino directamente no soporta estar en su casa por el olor nauseabundo. En mi casa el olor no se siente mucho, pero a esa altura es donde más agua se acumula, incluso llegué a trabajar la tierra con un pico y una pala para que el agua escurriera un poco. Estuve 8 días sin salir de mi casa por culpa de los derrames”, concluyó.

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