El Vaticano podría mediar entre el gobierno de Maduro y la oposición

El Vaticano podría mediar entre el gobierno de Maduro y la oposición
El vocero de la Santa Sede dijo que están "deseosos de hacer lo posible" para que el país recupere la calma; la declaración fue bien recibida en Caracas.

El Vaticano se enfrenta a uno de los mayores retos diplomáticos en lo que va del siglo: mediar en la crisis política y social de Venezuela, que ya se cobró 37 vidas y provocó heridas y lesiones en más de 500 personas. "Están dispuestos y deseosos [la Santa Sede y Pietro Parolin, su secretario de Estado] de hacer lo que sea posible por el bien y por la serenidad del país", reveló ayer, en la Santa Sede, el vocero papal, Federico Lombardi.

La declaración institucional no certifica que Parolin, antiguo nuncio apostólico en Caracas, vaya a ser el "hombre bueno" de una negociación casi imposible. La Santa Sede busca antes evaluar si su intervención conduciría al "desenlace deseado".

De momento, el recién nombrado cardenal y mano derecha del papa Francisco está avalado por sus cuatro años de estancia en Venezuela, durante los cuales consiguió restablecer una buena relación con el gobierno de Hugo Chávez. Y, sobre todo, porque cuenta con la confianza de ambas partes en conflicto.

"¿Qué venga el secretario de Estado, canciller del Vaticano, Pietro Parolin? ¡Que venga!", anticipó Nicolás Maduro anteanoche.

El primer mandatario dio su visto bueno a la propuesta de la comisión de cancilleres de la Unasur, el único paso en firme conseguido hasta ahora: la elección de un mediador, que se convertiría en el "negociador" fundamental del conflicto.

"Por supuesto, es aceptable para ambas partes", contestó a LA NACION Ramón José Medina, secretario ejecutivo adjunto de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). La oposición ya había apostado previamente por la mediación de la Iglesia Católica, incluso había circulado el nombre del sucesor de Parolin en Caracas, André Dupuy. La Mesa sí había descartado de antemano al triunvirato de cancilleres de la Unasur. "Brasil y Ecuador son aliados expresos del gobierno, no tienen nuestra confianza", aclaró Medina, sin citar a Colombia, el tercero en cuestión.

Hasta aquí los avances. Todo lo demás, que es mucho, sitúa a oficialismo y antichavismo en posiciones radicalmente alejadas, empezando por las condiciones previas necesarias para sentarse a una mesa.

La MUD insiste en que es imprescindible la liberación de los presos políticos y de los estudiantes detenidos. Incluido el líder radical Leopoldo López, que permanecerá en prisión por lo menos hasta el 5 de abril. "Niegan la verdad, negaron la apelación", se quejó ayer su mujer, Lilian Tintori, a través de las redes sociales.

"Hemos exigido condiciones previas, que pedimos de forma unitaria los estudiantes, la MUD y hasta la Iglesia. No vamos a aceptar un engaño nuevamente y si lo que quieren es llamar a un diálogo para ganar tiempo o para buscar la legitimación internacional, se equivocan", enfatizó la diputada María Corina Machado, sorprendida ayer por la fiscal general del Estado, quien afirmó que "los diputados no se remueven". La dirigente de Vente Venezuela fue "destituida" manu militari por Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea, en una acción claramente inconstitucional.

En el otro lado del tablero político no se acepta ninguna condición ni agenda previa. "Quien quiera dialogar no está poniendo condiciones para excusarse. Sigo a la espera de la oposición venezolana", subrayó Maduro, quien volvió a acusar a sus rivales políticos de jugar a la guerra civil. El presidente aceptó a regañadientes el tirón de orejas de la Unasur, que solicitó que se moderara el lenguaje de ambas partes.

Elías Jaua, su canciller, se mostró algo más conciliador: "Estamos dispuestos a bajar el tono para favorecer el diálogo, pero queremos que los que impulsan la violencia detengan las emboscadas".

"A Dios rogando y con el mazo dando -resumió Medina-. El gobierno insiste en reprimir y en perseguir a Machado, mientras Maduro desoye a la Unasur y sigue insultando", insistió. En las últimas horas, la Guardia Nacional cargó duramente contra los opositores en Táchira y protegió a los paramilitares que atacaron con saña un barrio de Maracaibo. Un vecino grabó cómo varios hombres amenazaron con violar e intentaron secuestrar a dos hermanas, mientras ardían varios vehículos en la calle.

Más taxativos, si cabe, fueron las ONG de derechos humanos, que también participaron en las rondas previas auspiciadas por la Unasur.

"El único diálogo cuando hay violación de derechos humanos es rechazar al unísono dicha violación y condenar a los responsables", sentenció Alfredo Romero, director del Foro Penal Venezolano.

"La Unasur no es la solución, pero es un camino a la solución", reflexionó Milos Alcalay, ex viceministro y buen conocedor de los entresijos diplomáticos. Un largo camino, con un desacuerdo del 99%, del que sólo se recorrió el primer paso.

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