El Vaticano ordenó investigar presuntas irregularidades en la diócesis de Rosario

El arzobispo José Luis Mollaghan negó que haya una intervención, pero admitió que la Santa Sede designó a monseñor Arancibia para que realice una auditoría; dudas sobre el manejo económico y denuncias de maltratos
El arzobispo de Rosario, José Luis Mollaghan, negó que el Vaticano haya intervenido la diócesis que preside desde 2005, por supuestas irregularidades en el manejo de los fondos de la Iglesia y por maltratos a sacerdotes y a laicos.

Sin embargo, Mollaghan admitió en diálogo con LA NACION que monseñor José María Arancibia, arzobispo emérito de Mendoza, realizó dos visitas en los últimos 15 días por pedido de la Nunciatura -la representación diplomática del Vaticano- luego de que surgieran "quejas" de sacerdotes que "este año protagonizaron situaciones difíciles y están siendo investigados por la justicia civil". Fuentes eclesiásticas confirmaron que Arancibia realizó una investigación sobre supuestas "desprolijidades" en el manejo económico de las cuentas del Arzobispado. Y pusieron como ejemplo, entre las supuestas irregularidades, el caso del presbítero de Arroyo Seco Osvaldo Buffarini, quien habría dejado el ejercicio sacerdotal y desapareció con más de dos millones de pesos. Este sacerdote manejaba en esa localidad, que se encuentra a unos 40 kilómetros al sur de Rosario, una radio que pertenecía a la Iglesia.

Arancibia fue el arzobispo designado por el Vaticano para investigar en 1994 las denuncias de abuso sexual que hizo un grupo de seminaristas contra el entonces arzobispo de Santa Fe Edgardo Storni, quien falleció en febrero de 2012 en La Falda. Desde noviembre de 2012, Arancibia abandonó el Arzobispado de Mendoza por superar los 70 años de edad.

Ayer surgieron versiones periodísticas, recogidas por la agencia DyN, que hablaban de que el Vaticano había ordenado la intervención del Arzobispado de Rosario por "aparentes irregularidades en el manejo de los fondos, supuestos padecimientos psiquiátricos del arzobispo y denuncias de laicos y sacerdotes por maltratos". La misma versión indicaba que Mollaghan seguirá al frente del Arzobispado de Rosario durante un tiempo hasta que asuma en su lugar monseñor Jorge Lozano, actual obispo de Gualeguaychú y presidente de la Comisión Episcopal de la Pastoral Social. El arzobispo de Rosario y su par de Santa Fe José María Arancedo tuvieron una participación activa durante la última semana cuando participaron de la mesa de diálogo que conformó el gobierno santafecino para solucionar el conflicto con la policía.

Mollaghan confió que ayer, tras enterarse de las noticias que circulaban por los medios de comunicación, llamó al mediodía a la Nunciatura. "Me dijeron que era una noticia provocativa y maliciosa", dijo el arzobispo, de 67 años, a quien le quedan ocho años de carrera episcopal. Mollaghan fue designado al frente del Arzobispado de Rosario en 2005, a pesar de que su nombre no figuraba en la terna elevada al Vaticano.

El titular de la diócesis de Rosario admitió que Arancibia viajó a esta ciudad en dos oportunidades en los últimos 15 días para "interiorizarse" de una serie de denuncias que habían llegado a la Nunciatura argentina. Arancibia se instaló la primera semana de diciembre en la capilla Niño Dios, ubicada a dos cuadras de la sede del Arzobispado de Rosario. Antes del Día de la Virgen, el 8 de diciembre, retornó a Mendoza para participar de la celebración y luego de un retiro espiritual. Volvió a Rosario esta semana, donde mantuvo reuniones con los integrantes del consejo presbiteral y los encargados del seminario. También visitaron parroquias de la zona.

"El arzobispo emérito de Mendoza vino a Rosario enviado por la Nunciatura después de que algunas personas enviaran por alguna razón una serie de quejas. Y la Santa Sede prefiere ver las cosas como son", explicó la máxima autoridad de la Iglesia Católica en Rosario.

"Cuando llegó al Arzobispado, a Arancibia le preguntaron si venía a intervenir la sede, y él contestó: «De ninguna manera»", apuntó Mollaghan. Éste fue el diálogo con LA NACION.

-¿Conoce el contenido de las denuncias?

-No sé de qué se trata. Ha habido casos difíciles este año con algunos sacerdotes. Hubo casos en los que incluso tuvimos que intervenir jurídicamente. Estas cosas causan revuelo.

-¿Cuáles fueron esos casos?

-No puedo ahondar, porque hay cuestiones que son reservadas. Hay elementos que debe ver la Justicia y se deben terminar allí. A veces pasa que justamente estas tramitaciones no son del obispo, sino de quien las cometió. Esto significa un motivo de malestar del que es investigado y por los cambios que se han producido en algunas parroquias.

-¿Las denuncias están vinculadas con casos de abuso sexual?

-Están relacionadas con varios temas que son muy delicados y que están en proceso de investigación..

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