¿Vagos o egoístas? La crisis también divide a los europeos

¿Vagos o egoístas? La crisis también divide a los europeos
Un sondeo británico revela tensiones entre ciudadanos del Sur y los del Norte de Europa.
La crisis económica parte Europa en dos desde hace varios años. Al norte –con la excepción de Irlanda–, los países que resisten, mantienen tasas de desempleo por debajo del 10% y se financian incluso a tasas negativas. El club de los “ricos”. Los que, según ellos, “pagan” con su trabajo los derroches de sus vecinos. Al sur, los “PIGS”, cerdos en inglés, el acrónimo despectivo que se refiere a Portugal, Italia, Grecia y España y que los mercados financieros y la prensa del norte de Europa han convertido en un éxito.

La división ya empieza a darse también entre las sociedades del sur y del norte de Europa . Un sondeo del Instituto Harris publicado por el Financial Times , muestra un panorama de desconfianza.

Los datos dicen que en el norte de Europa se mira al sur como una tierra de vagos o derrochadores. Desde el sur se ve a los del norte, según el sondeo, como unos dogmáticos que ponen en peligro el interés general europeo.

El sondeo dice que sólo la cuarta parte de los alemanes quieren que Grecia siga en el euro o reciba más ayuda. El 74% cree que Grecia no devolverá nunca esos préstamos. En cambio, el 57% de los españoles y el 77% de los italianos sí confían en la palabra helena.

Mientras la mayoría de los diarios italianos, españoles o franceses cuentan las miserias que están padeciendo los ciudadanos del sur del bloque tras años de ajustes, en muchos diarios alemanes, holandeses o finlandeses se repite casi a diario que los griegos son unos corruptos incorregibles, que apenas trabajan, que se prejubilan con menos de 60 años y clichés similares. Hasta algunos medios han sugerido que vendieran la Acrópolis.

Juan Urmeneta, un ingeniero español residente en la ciudad francesa de Lille, comprende “en cierto modo”, la actitud de los países del norte, porque tienen sociedades muy maduras y sistemas económicos y financieros muy desarrollados, y entiendo que les cueste hacer concesiones sólo porque otros países dentro de la UE han cometido grandes errores políticos”, dijo a Clarín.

Urmeneta explica que ya tuvo una mala experiencia personal: “hace unos meses, en una cena, un francés me dijo: ‘es normal que vengan a Francia, porque España es un desastre’”. Cuenta que se quedó con ganas de responderle con un clásico del refranero castellano: “Puede que mi prima sea puta, pero no vas a ser tú el que me lo diga a la cara”.

Alessio Ruta, un joven italiano que vive desde hace años en Bruselas, cree que las sociedades del norte de Europa “son muy individuales, muy concentradas en sí mismas y nada europeas. No creo que los países del norte estén dispuestos a ayudar a los del sur, creo que tienen sus prioridades y que la crisis también es de valores”.

En Alemania piensan otra cosa. Göetz Brandau, alemán, cuenta a Clarín que cree que su país está “haciendo mucho, quizás más de lo que debería”. Brandau estuvo hace unos meses en Grecia y se sorprendió de no ver turistas alemanes, pero en Portugal, hace también poco tiempo, lo acusaron “en dos ocasiones de ser uno de esos arrogantes alemanes”, que “siempre saben todo mejor”.

Y recuerda también con disgusto cómo durante el último campeonato europeo de fútbol se hacían relaciones entre la situación política y económica de los países y sus respectivos equipos de fútbol.

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