La vaca desatada

La vaca desatada

Por: Jorge Lanata. Algunos imaginan al votante como una especie de ameba, dominada por los sentimientos.

Los científicos del siglo XIX buscaban, con honesta convicción, una fórmula que explicara toda la realidad. Una especie de fórmula del Todo. De cara a la muerte y condicionados por el tiempo, todos necesitamos creer que lo que sucede, pasa por algún sentido. En el pequeño universo de la política esto se exagera, deformado por una especie de lupa que acerca o aleja al candidato del poder. Se construyen espacios basados en la inexactitud de las encuestas, se disputan sitios con porcentajes de buena o mala imagen, se supone por default un votante racional que leerá las plataformas partidarias que nadie nunca cumple. O, por el contrario, se imaginan al votante como una especie de ameba dominada por los sentimientos.

En cualquier caso, todos ven lo que quieren ver. Cuánto más público comparte la ficción, estas se vuelve realidad. La vida, entre tanto, sucede. Y casi siempre termina resultando otra cosa.

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Desde el regreso de la democracia todos los comicios tuvieron “fijas” que tropezaron antes de llegar a la meta. Italo Luder, el candidato peronista se mantuvo seis puntos por arriba de Alfonsín, a quien muchos radicales daban como perdedor. La estructura partidaria ratificaba esa presunción: el PJtenía 2.795.000 afiliados y menos de un millón y medio, la Unión Cívica Radical. Los actos de cierre frente al Obelisco convocaron más de un millón de personas, en ambos casos. El famoso “cajón de Herminio” puede haber influido en un sector del “círculo rojo”, pero si nos atenemos a los medios de la época, el escándalo no fue tan determinante como el mito indica.

En 1988 Cafiero –a quien hoy bautizaríamos como miembro del “peronismo alternativo”- cometió el error de aceptar una interna “de boleta corta” (sin gobernadores, diputados, etc.) contra Menem. Sería una especie de duelo de western en el que se aminoraba la influencia del aparato partidario. El sábado 9 de julio la fórmula Menem-Duhalde ganó en 18 provincias, incluida Buenos Aires, gobernada por Cafiero. El resultado fue 54 a 46.

Las primeras elecciones presidenciales realizadas luego de la crisis del 2001 se adelantaron varias veces y la cantidad de candidatos mostraba los efectos del “que se vayan todos”. Se presentaron tres peronistas –Menem, Kirchner y Adolfo Rodríguez Saá- y tres radicales –Carrió por el ARI, López Murphy por Recrear y Leopoldo Moreau por la UCR, logrando éste el peor resultado electoral de la historia radical: 2,34%.

Menem no superó el 45% de los votos y pasó a una segunda vuelta con Kirchner. El 14 de mayo, Menem decidió no presentarse al desempate. “Gano el balotaje seguro, va a ser un trámite” había dicho el riojano días antes.

La historia muestra que nadie tiene la vaca atada.

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