Urtubey: “El poder es una enfermedad incurable”

Urtubey: “El poder es una enfermedad incurable”

En un entrevista publicada en diario Clarín, el gobernador salteño Juan Manuel Urtubey habló sobre su historia familiar, su nueva vida, su esposa, la terapia y la política.

 

El Acople Informativo transcribió la entrevista realizada al gobernador en el Diario Clarín. La nota, titulada "Se supone que si llegás a presidente ya diste todo lo que tenías para dar", es la siguiente: 

-Hasta el presidente Macri, en el coloquio de IDEA, lo presentó como “el marido del año.” Es difícil no preguntarle por esta nueva etapa de su vida, a partir del reciente casamiento con Isabel Macedo.

-Es muy lindo ... Encontrar una persona que puede complementarte y con quien realmente podés compartir de verdad, te cambia la vida. Es una experiencia casi inédita para mí, porque me pasé gran parte de la vida, por laburo y por mis cosas, muy solo.

-¿Qué aporta Isabel?

-Todo. Es una persona que tiene una vida interior realmente apasionante. Es la paz, el remanso, la tranquilidad, la alegría, la energía. Soy un convencido de que para sostener una relación en el tiempo tiene que haber un costado de admiración por la persona que tenés al lado. Isabel es una mujer admirable en muchos aspectos. Se hizo con esfuerzo, laburando desde los 16 años, construyó una carrera, un prestigio ... Es una mujer que tiene la templanza, ese timing para tratar de ayudarte a ser una mejor persona.

-Antes del encuentro en casa de Daniel Awada, ¿la conocía?

-No, no sólo no la conocía sino que prácticamente no sabía de su existencia.

-¿No ve mucha televisión, no?

-No, ahora hice un curso acelerado.

— Usted está atravesando su tercer período consecutivo como gobernador de Salta.¿Cuál es su cable a tierra, además de Isabel?

-Siempre fueron y son mis hijos. Cuando tenía más tiempo leía mucho, me gusta hacerlo. Cuando podía también, ir al campo, andar a caballo, estar con los animales. Conectarte con la naturaleza a mí siempre me generó una cosa muy fuerte. También jugar al futbol con amigos, comerte un asado.

-¿Hizo terapia alguna vez?

-Hago, una vez por semana. En una actividad como la que yo tengo, vivís con una presión y una demanda muy fuertes. Yo generé un vínculo con la gente, sobre todo en Salta, que es mi lugar en el mundo, muy fuerte, que va más allá de la política. Yo recorro mucha la provincia y la gente tiene esa cosa, que es muy lindo vivirla, de que me siente, tome un mate con ellos y que hablemos de la vida. Esa demanda es muy linda y a la vez súper absorbente. Entonces, parar la pelota, estudiarte a vos mismo para tratar de hacer las cosas mejor, creo que está bueno, es súper útil.

-¿Algún ejemplo concreto donde se pueda ver esto claramente?

-En mi actividad se ve mucho en algunas cosas. Ahora empezó a cambiar, pero esa cosa de discutir poder por cualquier cosa, todo el tiempo, por cuestiones intrascendentes. Yo a vos te digo que esto es blanco, vos que es negro. Yo empiezo a dejar de pensar si es blanco o negro porque lo que quiero es ganarte la discusión a vos, lo que estoy discutiendo es que tengo más poder que vos ... Es bueno que el tipo que está bajo presión tenga un momento, un espacio de humildad, darse cuenta de que tiene que sentarse a hablar con alguien que le diga ‘ flaco, ¿por qué no probás por acá?...’

-Esto que relata parece lo que ocurría en el gobierno de Cristina Kirchner, cerrado en sí mismo ...

-Ese es uno de los ejemplos más claros de lo que significa no tener la capacidad de autocrítica o de análisis. No tener capacidad de entender que cambiar de opinión no es no tener convicciones.

-Gran parte del peronismo no ha hecho todavía una autocrítica ...

-Claro, ése es el grave problema. Si vos no te das cuenta de que por algo perdiste, si no asumís que la gente no se equivocó sino que te equivocaste vos, nunca te vas a reconciliar con la gente.

-¿Tiene futuro Cristina en la política?

-Mi percepción es que ella representa a un sector cada vez más chiquito. Es muy difícil que pueda ofrecer algo a futuro. Se supone que cuando fuiste presidente diste todo lo que tenías para dar ...

-¿Diría que el kirchnerismo ya está acabado?

-Sí, porque en realidad el personalismo es algo que no puede sobrevivir a las personas. Lo que tiene que sobrevivir son las ideas, los principios, y da la sensación de que en algunos aspectos no había mucho de eso

-Scioli dijo hace poco que en definitiva, la gente les va a pedir a todos los peronistas que se unan. ¿Lo ve posible?

-Creo que esa mirada es muy antigua. La gente lo que quiere es que los dirigentes vayan a su casa y dejen de hacer macanas. La unión tiene que ser con la gente, no con los dirigentes. Pretender ser más uniendo cosas que no tienen mucho que ver en común es subestimar a la gente ... No querés ser ni mucho de acá, ni mucho de allá, al final sos nada. Ese es el problema que hemos tenido el año pasado. El peronismo trató de contener a todos, el famoso cuento de la unidad.

-¿Quiere ser presidente?

-Sí, me gustaría, me formé toda mi vida para eso. Pero serlo o no es la consecuencia de un proceso colectivo, más que una vocación individual.

-¿Cómo se prepara uno para serlo?

-Yo me he dedicado a formarme, acá en Argentina y en varios lugares del mundo(la Escuela Nacional de Administración de Francia, la Kennedy School of Government en Harvard, entre otras), aprendiendo gerenciamiento público. El gran problema que tenemos es que creemos que esto se resuelve con un par de muchachos y chicas con buenas intenciones, honestos, con buenas ideas. Pero si no le ponés capacitación, está complicado

-¿Es una crítica al PRO?

-No, es en general. Creo que este gobierno ha marcado un upgrade. Que hay una mejor calificación técnica de los actuales funcionarios de gobierno, sin duda. Puede ser que haya gente que no tenga experiencia de gestión pública, pero por lo menos tiene formación técnica. Venimos de un país donde la gente que administraba una política pública no tenía la menor idea de qué se trataba.

-¿Qué es el poder para usted?

-Una herramienta de transformación. El problema es cuando el poder se termina transformando en una especie de fin en sí mismo. Yo sostengo que el poder es una enfermedad incurable. Cuando te enfermás de poder, no te curás nunca más en tu vida. Tenés que vacunarte cuando estás sano.

-¿Cuál es su vacuna para no enfermarse de poder? ¿La terapia?

-Esa es una fundamental, te cuida por dentro. Lo otro es una institucionalidad fuerte.

-¿Alguna vez sintió la soledad del poder?

-Sí. Hay una fase en la toma de decisiones donde la responsabilidad es tuya cien por cien, y sabés que tiene consecuencias.

-¿Consulta con alguien?

-Sí, pero sobre todo pienso. Me gusta correr también y a veces, cuando hay que tomar una decisión, digo ‘llamame en una hora’. Me vengo acá, me pongo pantalón corto, zapatillas, me voy a correr. Eso me ayuda. Me gusta consultar, pero al final la decisión es tuya.

-¿Y su mamá (hermana del ex ministro del Interior de Menem, Julio Mera Figueroa) no opina?

-No, ella consume todos los medios que se te ocurran, a veces los que hacen dos para que lean otros dos, y entonces es ‘ay, hijito, que tal cosa’... pero es esa cosa de madre tratando de proteger a su hijo, como si tuviera cinco años.

-Hablando de amor, ¿cómo fue en realidad ese primer encuentro con Isabel? ¿Se planteó con la idea de presentarle a alguien ...?

-No, es que todo surgió por el vino salteño. Cuando el presidente Macri y Juliana estuvieron acá en Salta, en el Carnaval, yo quedé en mandarle a Juliana unos buenos vinos salteños para que pruebe. Lo llamé a Daniel (hermano de Juliana), porque viajaba a Buenos Aires y quedamos que cuando llegaba lo llamaba. Era un viernes, lo llamo y me dice ‘¿tenés algo esta noche? ¿No? ... bueno, venite a comer, vienen algunos amigos, tal, tal, y tal’. La verdad es que de ahí salió. ¿Si hubo alguna secreta intención ...? Y, siempre hay un poquito, seguramente ...

-Así que con el vino, vino Isabel. ¿La vio y dijo wow, qué mujer?

-No, nos enganchamos después discutiendo sobre las clásicas peleas entre salteño y jujeño. El padre de Isa era jujeño, y los jujeños nos acusan de que les robamos la Quebrada de Humahuaca; en realidad se la tomamos prestada de a ratos. Empezamos a discutir eso y después casi nos encontramos con que teníamos parientes en común, una cosa desopilante ... Y después de doce horas de charla te das cuenta que te encontraste con la mujer de tu vida.

-A propósito, tengo entendido que Pity, la numeróloga que le vaticinó el casamiento a Isabel habló de un hijo para 2017 ...

-Estaría buenísimo, pero por lo menos Isa no me dio precisión de tiempos (se ríe).

-¿Le gustaría volver a ser padre?

-Sí, me encantaría, pero sin ansiedad ... Yo estoy más acostumbrado que ella. Isa de repente se encontró con un familión, porque nosotros, con mis cuatro hijos, somos muy unidos. Esta casa no es un caos auténtico, pero es muy parecido, está llena de chicos.

-A propósito, usted es el octavo de una familia de diez hijos (con tres pares de mellizos). Se habla mucho del primer hijo, que es el que responde a todas las expectativas ...

-Así es el nuestro también. El rector del colegio, que era un cura, decía que mis viejos tenían un hijo, mi hermano mayor, Rodolfo (hoy senador nacional) y los hermanos del hijo. El hijo era Rodolfo, serio, estudioso, trabajador, perfecto. Vos, el octavo, sos como salga, un sobreviviente. Tenés más libertad, sí, cero control ... Se enteran de que existís porque llegó la hora de comer y ‘che, hay uno que nos falta, ¿quién falta?’.

-Eso llegó a terapia, me imagino.

-Más vale, de cabeza. ¿Lo que más me molestaba de eso? No sé, uno naturaliza todo.

-¿Cuándo se dio cuenta de que no tendría que haber sido naturalmente así?

-Cuando tenés hijos y tenés la oportunidad de hacer las cosas distintas, de que tenés que darles tiempo no sólo en cantidad sino en calidad. Y que tenés que encontrar cosas para compartir con cada uno de los chicos ... Si tenés diez hijos, debe ser imposible

-¿En qué momento apareció la política?

-Es de toda la vida. En el ‘83, a los 14 años, ya fui fiscal de mesa.

-Su papá (jurista de renombre) trabajó en el retorno de Perón. ¿Usted siempre fue peronista? ¿Nunca pensó en otro partido?

-No, era peronista, chau. Mi abuelo materno fue diputado conservador. Mi abuela materna era radical. Pobrecita, un conservador, una radical, parieron peronistas.

“El hijo de la Licha”, un futbolero con alma vasca

La herencia vasca del apellido la reconoce en una cabeza “dura como pocas, con pocas ideas, pero fijas”, como dirá, no sin humor, mientras posa con gran dominio y manejo de la imagen en la muy hermosa Finca Las Costas, residencia oficial de la gobernación salteña, donde se casó con Isabel Macedo el 24 de septiembre pasado.

Al fondo se ve la cancha de fútbol en la que juega con sus amigos, por amigo y no por gobernador. 

“Tengo el problema de que la gente con la que juego no tiene la clave esa de dejarme hacer goles y esas cosas ... Al segundo pase que hicieron y perdiste la pelota, no te la pasan más. Necesito conseguir un equipo de alcahuetes”, bromea, mientras recuerda otra anécdota futbolera: “Hace muchos años fui abogado de Futbolistas Agremiados. Voy al partido despedida de un jugador amigo, de Juventud Antoniana, al norte de Salta. Jugaba el burrito Ortega, el arquero contrario era el Anguila Gutiérrez. Cobran penal y el locutor dice: ‘Va a ejecutar el tiro penal el gobernador de la provincia’. Yo digo, no, cancha llena, arquero de primera ... Viene el referí y me dice (por el arquero) ‘Se tira a la derecha, doctor’. Me sorprendí tanto que le digo ... ¿a la derecha de él o a la mía. Y me dice: ‘Espere que le pregunto’. Tremendo. Pateé a media altura, golazo, porque el tipo se tiró a la derecha, como correspondía, porque el gobernador tenía que hacer el gol”. Se ríe con ganas, mientras ceba el mate que lo acompañará a lo largo de toda la entrevista.

Hijo de Lía, o Licha, Mera Figueroa “escribana súper exitosa” que se jubiló cuando él ganó la gobernación, y era mucho más eficiente que su papá, Rodolfo (un juez que falleció este año, ex presidente de la Corte Suprema de Salta, y “muy loco, tan loco que se peleó con Perón”) para llevar plata al hogar, un dato da cuenta de la enorme popularidad de su progenitora: “En algunos lugares de Salta -dice- no soy Juan Urtubey, el gobernador; soy el hijo de la Licha”. 

Un hijo que alguna vez fue denunciado por un diputado opositor por “lesionar la investidura de gobernador”, porque “andaba en moto o calzando alpargatas. Y yo me cagaba de risa, yo vivo así, soy bastante desestructurado en ese sentido”, y que dice haber elegido la política pensando que los sueños se podían hacer realidad.

“Más tarde escuché a alguien decir que los sueños se pueden convertir en convicciones, que hay que trabajar incansablemente por eso y que tal vez después alguno se puede transformar en realidad. Me pareció muy piola”, cuenta el hijo de Licha, gobernador de Salta y enamorado esposo de Isabel Macedo.

ITINERARIO

Juan Manuel Urtubey nació en Salta el 6 de septiembre de 1969. Se recibió de bachiller humanista en el Instituto de Humanidades de Salta, y de abogado en la UBA, “en menos de 3 años, tenía miedo de ser estudiante crónico”. Fue diputado nacional y es gobernador de su provincia desde 2007, en tres mandatos consecutivos, hasta 2019. Separado de Ximena Saravia Toledo, tuvo con ella cuatro hijos: Marcos (21, corredor de Top Race, con quien comparte el gusto por la velocidad), Lucas (19, estudiante de Derecho), Mateo (15) y Juana (12). A ellos agradeció, el día de su casamiento con Isabel Macedo, haber aceptado a su flamante mujer en la familia. Fue el pasado 24 de septiembre en la residencia oficial de la gobernación.

Al toque

•Un proyecto: La vida.

•Un sueño: Una Salta sin pobreza.

•Un desafío: Una Argentina libre, justa y soberana.

•Un líder de hoy: Papa Francisco.

•Un prócer: Güemes.

•Un recuerdo: La plazoleta del barrio de mi niñez.

•Qué sociedad admira: El Imperio Inca.

•Qué persona admira: Nelson Mandela.

•Una comida: Empanadas salteñas.

•Una bebida: Vino torrontés.

•Un placer: El tiempo con Isabel y los chicos.

•Un libro: La columna de hierro, de Taylor Caldwell.

•Una película: Cinema Paradiso.

•Una serie: Blindspot.

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