Urribarri: "Estoy como el que hizo el gol de su vida y no lo dejan festejar"

Urribarri:

El exgobernador habló de su situación judicial y de sus propiedades. Se mostró optimista con la gestión provincial y expresó confianza en la reaorganización del peronismo a nivel nacional

El exgobernador Sergio Urribarri aseguró a UNO que su patrimonio es de origen lícito y que puede demostrarlo. Sostuvo incluso, al hablar de la denuncia en su contra por enriquecimiento ilícito, que son pocos los políticos que pueden demostrar tan claramente el origen de sus bienes. El exmandatario respaldó a Gustavo Bordet y habló del futuro del peronismo, marcando distancias del kirchnerismo a nivel nacional. La nota incluye, obviamente, referencias a su futuro político.

—Hay dirigentes que lo acusan casi de una retirada sin aviso de la escena política provincial. ¿Es correcto pensarlo así? ¿Es un ausente, en este sentido?

—Es que se juntaron varias cosas. La primera es que yo cumplí con algo que pocos exgobernadores hacen, que es ceder el centro de la escena, dejar que emerja el liderazgo que necesita el gobernador sobre la estructura política del oficialismo.

Pero también pasó que perdimos las elecciones nacionales y eso provocó una dispersión y una crisis de conducción que todavía estamos padeciendo. Eso lleva a una crisis cuestionadora de todo lo extraordinario que se hizo en los últimos 12 años de gobierno. A esto se sumó también lo de una denuncia (por enriquecimiento ilícito) que intenta estigmatizarme ante la opinión pública, lo que me obliga a tener que defenderme no solo por mí y mi familia, sino también por todos los intendentes, legisladores, dirigentes y simpatizantes que me acompañaron y con quienes hicimos una gran transformación en la provincia y que hoy, por estos motivos también se sienten cuestionados en sus logros y quizás molestos conmigo. Pero deben entender que no dan las circunstancias para un Urribarri haciendo reuniones aquí y allá. Pero insisto que en cuanto este asunto se resuelva, otra será la historia y otra será la convocatoria. Hoy me siento atado. Estoy como el jugador que hizo el gol de su vida y no lo dejan festejar ni abrazarse con sus compañeros ni con su hinchada. Y ese gol fue la transformación que hicimos en esta provincia, que pasó de ser una provincia primarizada a un complejo agroindustrial integrado. Y eso se irá haciendo más evidente cada día que pase.

—¿La relación con el gobernador Bordet está afectada por esta circunstancia?

—La relación con Gustavo es excelente. Yo opté por él para que pudiera estar en este lugar. Se sabe que había más de un compañero que reunía las condiciones dentro de mi gabinete y también entre los intendentes, y lo hice por las razones que después expliqué. Su determinación, experiencia y una visión muy clara de la realidad provincial me llevaron a tomar esa decisión. Además por su lealtad, obviamente los otros compañeros también fueron muy leales.

A diferencia de lo que me pasó con Jorge Busti, que yo no había asumido todavía y él ya estaba diciendo que iba a ser de vuelta gobernador... estaba en todo su derecho por supuesto; yo quiero dar señales claras de que Gustavo va a ser apoyado por mí y por la gran mayoría del peronismo hasta el último día de su gestión.

Lo que hacemos en la Cámara tiene que ver con eso. A veces estoy presidiendo la sesión y le mando mensajes a los legisladores para que pongamos paños fríos, o me tengo que comer tremendas críticas a mi gestión, para no entorpecer porque cualquier discusión o pelea fuerte puede perjudicar que salgan las leyes que Gustavo necesita. Entiendo además que está en una situación donde el gobierno nacional lo tiene de rienda corta, por decirlo de algún modo.

—¿Sería una crítica fácil tildarlo de peronista amarillo, es decir cercano al macrismo?

—De ninguna manera es así. Gustavo está actuando bien, y tiene todo mi apoyo. La semana pasada constituimos una mesa política que empieza trabajar la semana que viene, la va a conducir él y van a estar Beto (Bahl), yo, Juanjo Bahillo, (Juan) Navarro, Ángel Giano y Mariano Rebord. Es decir, estarán los presidentes de los bloques y de la liga de intendentes para analizar lo institucional y lo político, ver donde hay que trabajar más.

—¿Usted cedió la conducción?

—Al liderazgo institucional y político debe ejercerlo el gobernador, y yo soy el primero que lo tiene en claro. Es imposible tener un liderazgo institucional fuerte sin conducir políticamente. Yo no puedo mirar para otro lado y tenemos que ayudar mucho políticamente, para que mientras él esté resolviendo los desafíos institucionales que tiene, nosotros lo complementemos políticamente.

—¿Por eso entiende que lo señalan como ausente?

—Le envié un mail al medio que publicó eso. Yo tomé la decisión de correrme y dejar que Gustavo ocupe toda la escena. Estoy acá, hablo semanalmente con él, trabajo en la Legislatura, tengo charlas políticas con los compañeros.... es decir, solamente no estoy en la foto. Pero estoy muy presente.

—La semana pasada hubo un congreso del PJ de Paraná y se criticó su ingerencia en la definición de las candidaturas del año pasado ¿Hace una autocrítica de eso?

—El peronismo debe hacer una autocrítica, pero no para autoflagelarse, sino para evolucionar. No para provocarnos públicamente un daño, sino para lograr esa síntesis que el peronismo necesita hoy más que nunca. Una síntesis donde estén todas esas expresiones del peronismo con buena leche, no que vuelvan algunos con mañas que no tienen sentido. Que todos los que tengan buena leche sean parte de este análisis profundo de como logramos una síntesis de todo el peronismo y desde ahí evolucionamos y ser nuevamente gobierno nacional, y sostener y afianzar el provincial.

—Algo que se le reprocha es haber privilegiado el "sueño" presidencial sobre la cuestión provincial.

—Es que muchos no entendían que en ese sueño presidencial, Entre Ríos se iba a convertir en la mejor provincia de la Argentina. Nosotros hicimos un esfuerzo porque sinceramente no me sentía inferior a ninguno de los candidatos presidenciales, y avancé. Luego las circunstancias no se dieron (Ver aparte), pero ese protagonismo me permitió generar las condiciones para un triunfo de Bordet en la provincia y para tener la expectativa de un rol tremendamente importante en un eventual gabinete de Scioli del cual la provincia y los entrerrianos seguramente se iban a beneficiar y mucho. Por un punto y medio eso no se dio. Lo que pasa es que con el diario del lunes cualquiera gana el Prode.

—¿Cree que para algunos dirigentes peronistas es negocio hoy, políticamente hablando, salir a criticar a Urribarri?

— Lo que pienso del peronismo -que es lo que piensan Gustavo y la gran mayoría de los peronistas entrerrianos- seguramente no lo piensan todos. Los que no, por ahí, especulan con eso.

—¿En esta situación el peronismo puede ganar la elección del año que viene?

—El año que viene vamos a ganar, soy optimista. Lo que está ausente hoy es el ritmo de obra que había en mi gestión porque el gobierno nacional anterior nos ayudaba a nosotros como nunca nos ayudó ningún otro gobierno. Por eso están las rutas, los accesos, las viviendas, las escuelas nuevas, los jardines de infantes, las escuelas Nina, los hospitales, ...

Entre Ríos pudo disfrutar de todo eso porque hubo un modelo que hizo un esfuerzo deliberado para recuperar el atraso a esta provincia y porque hubo una gestión política audaz que lo canalizó a gran velocidad. Hoy eso desapareció y por eso todo el interior del país está crujiendo.

Ayer pasé por la escuela nueva Del Centenario y se me caían los mocos de la emoción, o el Instituto de Medicina Nuclear o el Hospital de la Baxada. Esa es la diferencia con hoy, pero por lo demás el gobernador está llevando muy bien el gobierno. Y cuando se pueda profundizar el ritmo de obras, Gustavo nos va a llevar a ganar nuevamente el año que viene.

—Claramente no tiene un buen diagnóstico de la gestión nacional.

— Quisiera verla bien, pero la veo mal. Veo un deterioro extraordinario de la capacidad de compra de la gente y por lo tanto una caída de la actividad económica. Los supermercados tienen la mitad de gente ,que compra la mitad de lo que compraba antes. Los negocios no venden nada. Los hoteles están vacíos. Y encima está el efecto de tarifazos impiadosos, que son diseñados por gente que no tiene ni le interesa tener la perspectiva de un asalariado o de un pequeño empresario o comerciante. La suba de tarifas está haciendo estragos no solo en la economía familiar y en las pymes sino también en las empresas proveedoras de los servicios.

—¿Cómo evalúa el gobierno provincial a ocho meses de gestión?

— Lo veo bien haciendo el equilibrio que le manda su sentido de la responsabilidad, tratando de cerrar con el gobierno nacional la restitución del 15% de los fondos de coparticipación que entregó (Mario) Moine en el 92. Si nosotros hubiésemos contado con eso, la situación hubiera sido otra; pero tuvimos que pelear con un déficit corriente de décadas instalado que nos tuvo en jaque todo el tiempo. Aún así hicimos cosas impresionantes. A Bordet lo vamos a acompañar en todo lo que necesite, es nuestro gobernador y nuestro amigo.

—¿Y el peronismo?

—El peronismo, por su conformación, es la única fuerza que le da confiabilidad interna a la Argentina. Pero eso no quiere decir que el peronismo no tenga que hacer una profunda revisión de sí mismo y de cuál es su rol de cara a un mundo que está cambiando sustancialmente, un mundo con una dinámica global que genera al mismo tiempo grandes oportunidades para las personas, pero también vendavales de exclusión.

—¿El peronismo debe hacer entonces una autocrítica?

—Sí, pero para evolucionar. Debe encontrar una síntesis. Y debe confiar en sí mismo para abandonar esa tendencia a servir de estructura en alquiler de liderazgos surgidos del avatar político que lo han llevado de derecha a izquierda en un solo paso.

Lo difícil de la autocrítica en un movimiento como el peronismo es la generación del marco (para realizarla). Hay una probabilidad cercana al 100% de que la autocrítica termine en el reproche, es decir en la nada. La autocrítica sirve si es pública, si es sincera, si es abierta y si tiene el objetivo de lograr una síntesis que permita salir hacia adelante y que ese adelante esté en función de las necesidades del país y del pueblo. Hacer de la autocrítica un show mediático sería patético. Pero no intentar generar un esquema que nos permita repensar el peronismo es suicida.

—¿Dónde juega Cristina Fernández en ese marco?

—Cristina fue nuestra presidenta dos veces, aún hoy día miles de personas la siguen y la apoyan y merece todo nuestro respeto y apoyo en términos de lo que fue su actuación política. Yo la veo como una etapa de la cual hay que aprender, lo bueno que se hizo para potenciarlo y lo malo para no repetirlo. Pero insisto, yo creo que el PJ debe dejar de añorar un líder que venga a decir cómo son las cosas. El peronismo tiene que actualizar su visión del mundo y del país, construir una agenda temática que le dé una identidad clara y tratar de organizar adecuadamente toda esa fabulosa representación popular e institucional que tiene a lo largo y a lo ancho del país. Y desde ahí encontrar un liderazgo ​democrático que lo exprese y un buró que le dé estabilidad al proceso.

—¿El "peronismo"?

—Yo creo en esta visión porque me consta que el peronismo puede ser competitivo en cualquier campo que se lo plantee. Tenemos de los mejores pensadores, buenos técnicos en todas las áreas, políticos expertos, capacidad de convocar y de movilizar voluntades. Yo creo que el nuevo campo de batalla de la política no son las ideas ni las luchas de clases, sino la eficacia para encarar el desarrollo de las personas que conforman un país o una región.

Y repito, ese peronismo tendrá también su propio candidato que surgirá de esa sinergia. Creer o reventar no puede ser la fórmula para dinámica interna en un partido como el peronismo que es el más importante de América Latina.

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