Universidades de la era K: el peligro del vale todo

Universidades de la era K: el peligro del vale todo

El controvertido y nefasto episodio pornográfico registrado en los pasillos de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) muestra, al extremo, el avanzado estado de degradación que afecta a una parte más que importante de la educación superior en nuestro país.

La autodenominada “intervención artística” fue organizada por una agrupación kirchnerista llamada NEXO; que dirige la carrera de comunicación y que pertenece al espacio político de Carta Abierta. Es decir, los exégetas de la perversidad y del sexo explícito en espacios públicos forman parte de la usina de seudointelectuales que son adictos al kirchnerismo y cuya existencia se reduce a elaborar documentos que defienden cada una de las medidas que adopta la presidenta Cristina Kirchner.

Lo ocurrido no fue un hecho aleatorio. En realidad, es el resultado de un sistema instalado por el kirchnerismo que intentó configurar un sistema universitario a su imagen y semejanza. Por eso, durante la era K, se crearon varias Universidades públicas (especialmente en el Conurbano bonaerense), que se sustentan con los impuestos que pagamos todos los ciudadanos, y que se han convertido en islas, en meras cajas políticas que se rigen con sus propias reglas. Y donde predominan los acomodos, las carreras fantasmas, las designaciones de profesores a dedo y la proliferación de contratos que nada tienen que ver con el interés nacional.

Todo el sistema universitario demandará este año más de 15 mil millones de pesos. Este dinero, que representa aproximadamente la mitad de las reservas que hoy tiene el Banco Central, sale de los impuestos que pagamos todos los ciudadanos, incluidos aquellos que no tienen ni tendrán la más mínima posibilidad de pasar cerca de alguna facultad, al encontrarse absolutamente marginandos del sistema por la política económica y social de un gobierno que consolidó la pobreza como forma de obtener el voto fácil.

Ahora bien, semejante caudal de recursos no se está traduciendo en la formación de los profesionales que requiere y necesita imperiosamente el país. Algunos números hablan por sí solos: pese a que los requisitos de ingreso prácticamente se han eliminado en la mayoría de las carreras, y la exigencia se viene reduciendo de forma sistemática, en nuestro país sólo se gradúa uno de cada cinco ingresantes. El resto abandona o se convierte en alumnos crónicos. Eso no es todo: en los últimos años, se ha consolidado un fenómeno -instalado en los años 90- donde la gran mayoría de los aspirantes terminan inscribiéndose en las llamadas carreras humanísticas, relegando aquellas disciplinas que son consideradas estratégicas para el desarrollo nacional. Sólo tomando en cuenta las estadísticas de la Universidad Nacional de La Plata, por cada cuatro ingresantes que se inscribe en la Facultad de Humanidades, uno sólo lo hace en ingeniería. Y por cada 5 alumnos que comienzan a cursar alguna de las carreras de Bellas Artes, uno sólo lo hace en Ciencias Exactas.

Al ritmo de la estudiantina

Ante lo sucedido en la UBA, cabe preguntarse qué hubiese pasado si el espectáculo pornográfico se hubiese registrado en otro espacio público, diferente al pasillo de una facultad, como puede ser una plaza. Seguramente, los responsables hubiesen terminado tras las rejas, al menos por unas horas. Pero en la Universidad de Buenos Aires ello no ocurrió. No solamente los pornostar hicieron su despliegue de actos obscenos a la vista de todo aquel que pasara por el lugar, como si estuviesen en su propia casa, sino que ayer las autoridades de la facultad informaron que no presentarán ningún tipo de denuncia como así tampoco sancionarán a los responsables de haber permitido semejante procacidad. Peor aún, hasta defendieron la “intervención artística”.

Resulta lamentable, en ese sentido, que las autoridades académicas una vez más corran al ritmo que le imponen una reducida estudiantina que, usando bombos y pancartas, logran imponer el rumbo de las casa de altos estudios. Por eso, en los últimos años, se deterioró notablemente la calidad de la enseñanza y de conocimientos. Lamentablemente, desde las universidades argentinas se están formando profesionales que se encuentran cada vez más atrasados.  Por eso las casas de estudios argentinas ya ni siquiera figuran en los ranking que miden la excelencia de la educación superior a nivel mundial. El año pasado, el Center for World University Rankings puso blanco sobre negro al ubicar a la UBA en el 378 lugar, siendo la institución de educación superior de la Argentina mejor posicionada.

Un lamentable presente para lo que supo ser la Universidad pública en nuestro país, que hace pocas décadas era la más reconocida del continente. Y no era para menos: desde su aulas se formaban mentes brillantes que con sus descubrimientos lograron salvar millones de vidas y marcaron un antes y un después en la historia de la ciencia.

Si René Favaloro, el creador del bypass y egresado ilustre de la Universidad pública, se levantara de su tumba y viera en lo que se están convirtiendo la institución que lo formó, seguramente no tardaría en poner el grito en el cielo.

El rector critica, el decano defiende

La muestra porno en la facultad de Ciencias Sociales de la UBA generó una polémica puertas adentro de la institución entre sus autoridades. Mientras el rector Alberto Barbieri aseguró que la muestra "no fue autorizada" y que las autoridades académicas tomarán "las medidas" correspondientes, desde la facultad defendieron la performance y confirmaron que no habrá sanciones.

"Me comuniqué con el decano (de Sociales), ellos tampoco estaban informados (sobre la exhibición). Se iniciaron las investigaciones del caso y van a pedirles explicaciones a los responsables, si es necesario sancionarlos porque no fue autorizado", explicó Barbieri

Si bien reconoció la "libertad de cátedras", dijo "no compartir y no estar de acuerdo" con la iniciativa, a la vez que cuestionó que se realizara "en un lugar público y transitable", donde puede haber "menores".

Sin embargo, ayer las autoridades del Ciencias Sociales, cuyo decano es el kirchnerista Glenn Potolski, no hablan de sanciones. Al contrario, defienden todo lo que pasó. "La universidad pública constituye un ámbito de libertad irrestricta, pluralidad ideológica e intercambio permanente de ideas. Se trata de una comunidad integrada por personas adultas que asisten a cada aula, auditorio o espacio de uso público con pleno conocimiento de los contenidos de cada propuesta", se afirma en un comunicado que dio vergüenza ajena.

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