El Concejo Municipal aprobó ayer por unanimidad el Presupuesto 2016, con algunas modificaciones propuestas por la oposición. Hubo un claro mensaje al Ejecutivo: fue el último aprobado de esta forma: el próximo a entregar el 30 de septiembre de 2016 deberá tener mayores precisiones. 

El apoyo del oficialismo a estos reclamos puede entenderse como un criterio compartido con la oposición, aunque no se dejó traslucir en el debate. Más bien parece que, a sabiendas que perdían, se plegaron para evitar una derrota propia y una victoria ajena. 

La oposición había agitado la posibilidad de votar en contra del Presupuesto. Nada más lejos de la realidad: de hacerlo, le seguía permitiendo al Ejecutivo mantener la redirección de partidas sin control, luego de que el artículo 6º se cayera en 2015 y lejos de poner palos en la rueda, Castellano tuvo la misma libertad de siempre. Además, prenderían fuego a los puentes que se tendieron para iniciar la tan mentada "etapa de diálogo".  Lo más lógico era votarlo e incorporarle controles: es así que el artículo 6º se mantuvo, permitiendo la redirección de partidas al Intendente, pero en aquellas que superen los $100.000 y que se excedan en un 20%, deberán informar al Concejo Municipal el motivo por el cual sucedió esto. Algo similar ya se había aprobado, pero los informes llegaron extemporáneamente. Es por ello que agregaron un párrafo, en donde piden que la información debe llegar en 20 días hábiles. 

El Presupuesto 2016 no contempla los cambios de los nombres de las Secretarías, Subsecretarías y otras dependencias creadas o modificadas con el nuevo organigrama. Tampoco se dieron los cambios necesarios por la reducción en la Tasa General de Inmuebles y en el DReI concretada a la hora de votar la Tributaria. Ni se incorporó un estimado de cuánto llegaría de más por el fallo de la Corte Suprema de Justicia o se reduciría el "Fondo Sojero" por la eliminación de las retenciones. Esto lo terminará haciendo el Ejecutivo. Algo que llama sumamente la atención, por desprolijo, aunque sea legal. Pero, ante eso, o cualquier cambio, los ediles decidieron ayer que, en el caso de que hayan más ingresos, se deberá enviar un informe al Concejo. Es así que los números finales son los mismos que fueran presentados en septiembre pasado: 694.021.752 pesos de recursos, y erogaciones por 688.818.278 pesos, y un superávit de 5.203.474 pesos.

Lo que queda claro es que el Concejo tendrá muchísima información para controlar al Ejecutivo el año que viene. Estará en ellos ejercer su función de contralor.

Finalmente, los concejales dieron lugar al cambio solicitado desde el Sindicato de Empleados y Obreros Municipales (SEOM). Inicialmente, estaba previsto pasar de 990 a 1.040 los empleados de planta permanente. Pidieron 1090. Se los dieron, a cambio de pasar de 400 a 350 el tope de contratados. 

El 60% del Presupuesto se lo quedan las Secretarías (Servicios Públicos y Gobierno, las dos más beneficiadas) y el 26% está destinado a los trabajos públicos. El Gabinete Social cuenta con el 22%, lo mismo que tuvo a lo largo del 2015.

Tradicionalmente, o el Jefe de Gabinete o el Secretario de Hacienda estaban presentes durante la sesión. Ayer solamente estuvo la flamante Secretaria Privada del Intendente, Ana Theler. 

Los principales contrapuntos tuvieron casi siempre a Lisandro Mársico. "Este presupuesto tiene técnica", dijo Jorge Muriel, miembro informante, apuntando al demoprogresista que había criticado el proyecto del Ejecutivo por esto. "Creemos que se puede mejorar. Por eso rechazamos todas las declaraciones que dice que es inconsistente. Y que mucho menos es extorsivo", agregó. "Quiero preguntarle qué doctrina eligió para decir que tiene técnica. Sabe el concejal? No, me lo hubiera dicho", replicó el hombre del PDP y citó un libro del exSecretario de Hacienda y dos veces Intendente Ricardo Peirone. Y hasta llegó a preguntar si Muriel lo había leído (el peronista había ido a la presentación del libro). "La técnica se la dimos nosotros cuando pedimos detalles", dijo Mársico, quien tuvo también un cruce con Silvio Bonafede, por las apariciones en los medios. 

Natalia Enrico planteó que no se reflejaba una planificación de la ciudad en el Presupuesto, que -entendía- tiene una "concepción de los 90's". "Más de 20 años de un gobierno de un mismo signo político, ratificado por la comunidad, hace que se continúen algunos vicios", indicó. "Este presupuesto no refleja la nueva estructura del gabinete social. Lo ha reconocido el mismo DEM en comisión", completó y adelantó lo que dijo el resto de la oposición: "esta es la última vez que votamos un presupuesto de estas características". 

Marcelo Lombardo respondió diciendo que para planificar la ciudad está Rafaela 2020 y dijo que la planificación provincial no siempre tuvo efectos favorables. "Si planificamos pero no damos respuesta, sirve de poco", concluyó. 

Raúl Bonino dijo que "si el DEM llevara este presupuesto a un banco para pedir plata, no lograrían ni un mango. No estuvo adecuado a la nueva estructura orgánica. Ni nuevas transferencias que se van a recibir", dijo y planteó la necesidad de ir a un "Presupuesto digital".

Tras algún reclamo por los Decretos de Necesidad y Urgencia realizados por Mauricio Macri en sus primeros días como presidente, se pasó a un cuarto intermedio para definir la votación. Tras el cual, todos votaron los cambios propuestos por la oposición. "La ciudad de Rafaela tiene Presupuesto para 2016. Tengo la convicción de que hemos dado un paso muy importante. Comprometemos al Ejecutivo a tener un presupuesto presentado de otra forma, con otra posibilidad de análisis", sentenció Silvio Bonafede al concluir la votación. 

OTROS TEMAS

Además del Presupuesto 2016, se adecuó el del 2015 con la pauta salarial, se aprobó la licencia del Intendente (del 25 de enero al 7 de febrero) y se condonaron deudas en un caso social. También se aprobaron las modificaciones para ampliar la financiación de la obra de Marchini-Vieytes. 

Finalmente, se habilitó un loteo de Uncoga (al norte del Barrio Guillermo Lehmann) con una curiosidad: dentro de los terrenos se deberán dejar espacios para construir mini-lagunas de retardo que permitan el lento y efectivo escurrir del agua de lluvia. Un modelo que promete extenderse a otros sectores