Ultimátum de EE.UU. a Rusia: o está con Occidente o está con el régimen sirio

Ultimátum de EE.UU. a Rusia: o está con Occidente o está con el régimen sirio

Con apoyo de sus aliados del G-7, el secretario de Estado llega hoy a Moscú con la misión de presionar al Kremlin para que deje de apoyar a Al-Assad; se deterioran las relaciones

LUCCA, Italia.- Occidente o el régimen de Bashar al-Assad . Estados Unidos le planteó ayer un ultimátum a Rusia y de esa manera terminó por borrar cualquier atisbo de buena sintonía que parecía haber con Vladimir Putin desde que Donald Trump asumió la presidencia, en enero pasado.

El encargado de enviar el mensaje fue el secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, que hoy será el protagonista de una visita de riesgo a Moscú, adonde llega luego de recibir el apoyo de sus aliados del G-7 que ayer se reunieron en la localidad italiana de Lucca. Occidente tiene un mensaje unificado hacia Moscú: Siria no tiene futuro con Al-Assad al mando.

"¿Es esa una alianza a largo plazo que sirve a los intereses de Rusia o preferiría unirse a Estados Unidos, junto con otros países occidentales y de Medio Oriente, para resolver la crisis en Siria?", declaró Tillerson.

También acusó a Rusia de fracasar a la hora de evitar el uso de armas químicas por parte de Al-Assad, en referencia al ataque de la semana pasada que mató a más de 80 personas. "No está claro si Rusia falló a propósito en sus obligaciones o si fue incompetente. Pero esa distinción no les importa mucho a los muertos. No podemos permitir que esto ocurra de nuevo", advirtió. Estados Unidos culpa de ese ataque al ejército de Al-Assad y como respuesta lanzó el primer bombardeo contra las fuerzas sirias desde el inicio del levantamiento popular y posterior guerra civil, que ya lleva cinco años.

Moscú, uno de los más férreos aliados de Al-Assad y cuya intervención fue clave para inclinar el tablero a favor del régimen, asegura que el ejército sirio sí fue responsable del bombardeo, pero que la sustancia tóxica partió de una fábrica de armas químicas de los rebeldes. A juicio de Moscú son ellos, los insurgentes, y no los aviones del régimen de Al-Assad, los responsables de la masacre en la provincia de Idlib.

Horas después de las declaraciones de Tillerson, Trump afirmó en una entrevista con Fox News que Estados Unidos no pondrá tropas en Siria. "No vamos a entrar en Siria", señaló, tras criticar a Barack Obama por no haber lanzado bombardeos contra instalaciones militares del régimen después de cruzar las "líneas rojas" que Washington había fijado como límite.

El papel de Tillerson como mensajero para una postura unida del G-7 es un punto de inflexión para Trump, que en el pasado preocupó a sus aliados al manifestar escepticismo sobre el valor del apoyo estadounidense a sus socios tradicionales, mientras llamaba a vínculos más estrechos con Moscú.

Al igual que Tillerson, algunos de sus pares del G-7 también le pidieron a Moscú que se distancie de Damasco. "Creo que es inconcebible que Rusia quiera permanecer a largo plazo al lado de un régimen asesino como el de Bashar al-Assad", dijo el número uno de la diplomacia alemana, Sigmar Gabriel.

"Le decimos a Rusia: aproveche esta oportunidad para distanciarse del horror de ese régimen", advirtió el francés Jean-Marc Ayrault.

Pese a la batería de críticas de los cancilleres, el G7 -Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Alemania, Italia, Canadá y Japón- fue más moderado en su declaración final, donde pidió a Moscú sumarse "a los esfuerzos de paz". Además no hubo consenso sobre aplicar nuevas sanciones a Rusia, como quería Gran Bretaña al comienzo de la cumbre.

Ninguna iniciativa diplomática consiguió hasta el momento un alto el fuego duradero en un país bañado en sangre donde murieron más de 400.000 personas.

"No hay consenso acerca de que [imponer] nuevas sanciones sea un medio efectivo para alcanzar nuestro objetivo", señaló el anfitrión de la cita, el canciller italiano Angelino Alfano. El británico Boris Johnson había amenazado con otra tanda de sanciones al inicio de la reunión.

El Kremlin tiene sus propias cuentas que ajustar con la Casa Blanca, que respondió la semana pasada al ataque con armas químicas con el lanzamiento de más de 50 misiles Tomahawk contra una base aérea siria. "Es evidente que las relaciones ruso-norteamericanas están pasando por su momento más difícil desde el final de la Guerra Fría", afirmó la cancillería rusa.

Además de la cuestionada alianza con Damasco, Washington investiga si hubo una cooperación rusa en el ataque con armas químicas. "¿Cómo es posible que sus fuerzas estuvieran acuarteladas junto con las fuerzas sirias que planearon, prepararon y realizaron este ataque con armas químicas en la misma instalación, y no tuvieran conocimiento previo?", dijo un funcionario de la Casa Blanca, a condición de anonimato.

Rex Tillerson

Secretario de Estado de EE.UU.

"¿Es esa una alianza a largo plazo que sirve a los intereses de Rusia o preferiría unirse a Estados Unidos, junto con otros países occidentales y de Medio Oriente, para resolver la crisis en Siria?"

Sergei Lavrov

Canciller de Rusia

"Es evidente que las relaciones ruso-norteamericanas están pasando por su momento más difícil desde el final de la Guerra Fría"

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