Tucumana aterrizó en la NASA con un estudio sobre bacterias resistentes al arsénico

Tucumana aterrizó en la NASA con un estudio sobre bacterias resistentes al arsénico
La licenciada en Biotecnología, Daniela Maizel, profundizó su tesis doctoral en la Reserva Geológica de Estados Unidos. Descontaminación de los ambientes.

Atraída por una beca que impulsaba la NASA (Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio) para el estudio en Astrobiología, Daniela Maizel no dudo un segundo en aceptar la estadía durante tres meses en Menlo Park, California. Allí en el Instituto conocido como “Reserva Geológica de Estados Unidos”, la licenciada en Biotecnología de la UNT trabajó en el Departamento de Recursos Hídricos y tuvo como guía al prestigioso doctor Ronald Oremland.

“Para la Universidad es un avance muy importante porque permite establecer un contacto directo con un grupo de investigación tan importante que tiene un fuerte vínculo con la NASA a través de sus investigaciones que realizan en conjunto. Esto es un beneficio muy grande para la UNT porque una vez que el lazo está establecido permite una movilidad permanente de nuestra gente para ir a aprender metodologías y técnicas nuevas, y de ellos para ver como trabajamos en nuestro país”, analizó Maizel.

Durante su estancia, la becaria del CONICET profundizó su tesis doctoral referida al estudio de las bacterias resistentes al arsénico. “Desde la perspectiva de la Astrobiología, las bacterias resistentes al arsénico son de especial interés ya que constituyen una forma de vida especial, capaces de soportar condiciones de vida extremas y podrían aportar información sobre la vida en los orígenes de nuestro planeta, como así también sobre posible vida en otros planetas”, explicó.

“El arsénico es un elemento tóxico que se encuentra presente de manera natural en aguas, rocas y suelos en diferentes partes del mundo, causando serios problemas de salud y ecológicos. Este metaloide está sujeto a una gran variedad de biotransformaciones a través de microorganismos que son capaces de tolerarlo en altas concentraciones y, en algunos casos, hasta de utilizarlo como fuente de energía para su crecimiento. De esta manera es necesario estudiar la diversidad bacteriana implicada en los procesos de biotransformación del arsénico para poder comprender el impacto de la misma en el ambiente”, detalló la biotecnóloga.

Maizel desarrolla sus investigaciones en el Laboratorio de Microbiología Ambiental, que pertenece al PROIMI, y en el Instituto de Química Analítica de la Facultad de Bioquímica, Química y Farmacia de la UNT. “Lo que hacemos es ir a buscar muestras en sitios que sabemos que están contaminados con altas concentraciones de arsénico. Una vez que tomamos las muestras las traemos al laboratorio donde las procesamos para obtener aislamientos, o sea bacterias que resistan o toleren el arsénico en altas concentraciones Para eso trabajamos con distintos medios de cultivo en donde, de alguna forma, probamos las bacterias para ver qué tan eficientes son y si son capaces de tolerar el arsénico o de transformarlo”, señaló Maizel sobre los primeros pasos una vez que obtienen las muestras de aguas de pozo obtenidas en zonas rurales.

“También hacemos análisis químicos directos para hacer determinaciones y cuantificaciones del arsénico total o de las especias arsenicales que componen estas muestras de agua. y luego puntualmente sobre las comunidades bacterianas o bien sobre cada aislamiento realizamos ensayos como, por ejemplo, de genética y biología molecular que nos permiten identificar cuales son los genes relacionados al metabolismo del arsénico que pueden estar funcionando en estos microorganismos y, de esta forma, también hacemos estudios genéticos, metabólicos y microbiológicos básicos”, puntualizó.

A pesar de que el trabajo se sitúa en el ámbito de la ciencia básica, “la idea es poder utilizar a futuro estos microorganismos como un método biológico de descontaminación de los ambientes o como una metodología alternativa a los métodos químicos con los que contamos en la actualidad que son costosos y que no dejan de ser perjudiciales para el medio ambiente porque se trata básicamente del empleo de sustancias químicas”.

Sobre el rol actual de la ciencia en nuestro país, Maizel reflexionó: “la ciencia es importante en cualquier lugar del mundo. Argentina está pasando por un buen momento y los científicos debemos aprovechar al máximo su difusión a través de los medios para hacer extrapolables los estudios a la comunidad en general”.

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