Trump echó al jefe del FBI y desató otra tormenta política impredecible

Trump echó al jefe del FBI y desató otra tormenta política impredecible

James Comey lideraba la investigación del Rusiagate; lo despidió con una carta en la que afirma que la drástica medida fue una sugerencia del Departamento de Justicia

WASHINGTON.- En la decisión más inesperada y controvertida de su presidencia, Donald Trump echó al director del FBI, James Comey, que lideraba la investigación del Rusiagate, la intromisión del Kremlin en la última elección presidencial, que buscaba esclarecer si había habido colusión entre el gobierno de Vladimir Putin y la campaña del presidente.

Trump le envió una carta de cuatro párrafos a Comey en la cual le comunicó su decisión, "efectiva inmediatamente", la cual justificó en una recomendación de su fiscal general, Jeff Sessions, que le aconsejó un "nuevo comienzo en el liderazgo del FBI", informó la Casa Blanca.

Comey se enteró de que había sido despedido mientras hablaba con personal del FBI en Los Angeles, California, y la noticia comenzaba a dominar las pantallas de los televisores.

"Aunque aprecio mucho que me informara, en tres ocasiones distintas, de que no estoy bajo investigación, estoy de acuerdo con la evaluación del Departamento de Justicia de que usted no puede dirigir efectivamente la agencia", dice el tercer párrafo de la carta, que lleva la firma de Trump.

"Es esencial que encontremos un nuevo liderazgo para el FBI que restaure la confianza en su misión vital de aplicar la ley", cerró el mandatario.

Con esa carta, Trump sacudió los cimientos institucionales de Washington y marcó un nuevo giro en la historia del ascenso político y la presidencia de Trump de consecuencias impredecibles.

La decisión desató un paralelismo histórico instantáneo: la "Masacre de sábado por la noche", el 20 de octubre de 1973, cuando Richard Nixon decidió echar a Archibald Cox, el investigador especial del escándalo Watergate. La comparación se escuchó ayer una y otra vez en las cadenas de televisión, en Twitter y en el Congreso.

El memorándum de Sessions a Trump en el que recomienda echar a Comey tiene 12 párrafos y lleva como tema la frase: "Restaurar la confianza en el FBI".

El memo critica sin miramientos el manejo de Comey de la investigación por el Emailgate sobre Hillary Clinton. Sessions apuntó a dos decisiones: la conferencia de prensa de Comey del 5 de julio de 2016, cuando anunció, con duras críticas a la demócrata, que la investigación se había cerrado, y su carta al Congreso del 28 de octubre de 2016, cuando informó sobre nueva evidencia que podía llevar a reabrir la investigación.

Esa carta, según Clinton, le costó la elección. Trump elogió esa decisión, varias veces.

Comey había dicho en una audiencia en el Congreso que se enfrentó a la decisión de "hablar" u "ocultar". Sessions, quien hizo campaña a favor de Trump, lo acusó de violar los procedimientos del FBI -una crítica en boca de cualquier demócrata- y lo contradijo: "En este contexto, el silencio no es ocultar", escribió.

"El director del FBI debe ser alguien que siga fielmente las reglas y los principios del Departamento de Justicia y marque un ejemplo correcto para las agencias de seguridad y otros en el Departamento", escribió Sessions en la carta que acompañó su memo.

Sessions había tenido que excusarse de la investigación por el Rusiagate cuando se supo que ocultó al Congreso durante su audiencia de confirmación un encuentro con el embajador de Rusia en Estados Unidos. "Enfrentamos una crisis constitucional similar a la de 1973", declaró el senador Richard Blumenthal, demócrata de Connecticut. "Es un abuso de poder. El presidente de Estados Unidos acaba de despedir al jefe de una investigación que puede afectarlo personalmente", agregó.

"Dadas las recientes controversias en torno al director, creo que un nuevo comienzo servirá al FBI y a la nación", dijo el senador republicano Lindsey Graham. Fue uno de los pocos de la bancada oficial que respaldaron la decisión.

Muchos legisladores se enteraron por alertas en sus teléfonos. Uno de los pocos que recibieron un anticipo, a través de una llamada telefónica del propio Trump, fue el líder demócrata del Senado, Chuck Schumer. Le dijo que había cometido un "gran error". Por la tarde, Schumer redobló el reclamo para que un investigador especial se hiciera cargo del Rusiagate.

"La única manera en la cual el pueblo estadounidense puede tener fe en esta investigación es que sea liderada por un investigador feroz e independiente", señaló Schumer.

Si eso no ocurre, cerró Schumer, cada estadounidense sospechará, con razón, aclaró, que la decisión de echar a Comey fue "parte de un encubrimiento".

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