Trump acorrala a las automotrices y Ford cesa un millonario contrato en México

Trump acorrala a las automotrices y Ford cesa un millonario contrato en México

Amenazó a General Motors con enormes aranceles si continúa operando en el exterior. La Ford prefirió cancelar inversiones de US$ 1600 millones en México y anunciar otras en Michigan.

A golpes de tuits amenazantes, aun antes de asumir, Donald Trump se las ingenia para poner en marcha sus promesas de campaña para que Estados Unidos recupere puestos de trabajo en el deprimido medio-oeste. El presidente electo amenazó hoy con imponer aranceles aduaneros a las importaciones de autos mexicanos de General Motors y, poco después, Ford, otra de las grandes automotrices del país, anunció que suspendía un proyecto millonario para construir una nueva planta en México. Los mexicanos recibieron con enorme desagrado la noticia, pero es un gran gesto de Trump para los trabajadores del cinturón industrial estadounidense, el sector que lo hizo llegar a la Casa Blanca.

Durante la dura campaña en la que venció a la demócrata Hillary Clinton, Trump criticó por ser “el peor de la historia” el tratado de libre comercio con México y Canadá (NAFTA) y lanzó sistemáticamente advertencias a las grandes empresas que en las últimas décadas achicaron sus operaciones y sus fábricas en Estados Unidos para trasladarlas a otros países donde los costos son menores y las regulaciones son más laxas. Había prometido incluso que, si ganaba, impondría un arancel aduanero de 35% a todos los productos importados de empresas asentadas en el país que tuvieran producción en el extranjero.

Ayer decidió apuntar su arsenal contra la principal automotriz de EE.UU. En su cuenta de Twitter, escribió: “General Motors está enviando el modelo Chevy Cruze hecho en México a concesionarios de Estados Unidos sin tarifas. ¡Fabrique en Estados Unidos o pague un gran arancel aduanero!”. La advertencia sin sutilezas del presidente electo provocó la reacción inmediata de General Motors que se puso a la defensiva con un comunicado. “Todos los Chevrolet Cruze sedán en venta en Estados Unidos son producidos en la planta de montaje de GM en Lordstrom, Ohio. GM produce el Chevrolet Cruze de cinco puertas para los mercados globales en México y un pequeño número es vendido en Estados Unidos”.

Pero la jugada de Trump parecía también a apuntar para otro lado. Poco después, Ford, el segundo mayor grupo automotor del país, pareció haber entendido el mensaje y anunció que decidió cancelar un plan de 1.600 millones de dólares para construir una planta en San Luis Potosí, México, donde crearía unos 2.800 puestos de trabajo, un proyecto que había sido anunciado en abril del año pasado.

Esta fábrica estaba pensada para el montaje de la nueva generación del modelo Focus. Pero Ford informó que producirá esta nueva línea en la planta mexicana de Hermosillo “para mejorar la rentabilidad de la compañía”, pero que al mismo tiempo invertirá US$700 millones en la fábrica de Flat Rock, en Michigan. Este distrito, donde los demócratas ganaban desde hace más de dós décadas y Trump triunfó por apenas un puñado de votos, fue clave para lograr su victoria en el Colegio Electoral.

Durante la campaña, Trump había acusado a Ford de despedir a miles de trabajadores en EE.UU. para desplazar parte de su producción a México y, tras su victoria, el magnate se atribuyó el logro de haber influido para que Ford decidiera producir una serie de camiones semipesados en Estados Unidos, en vez de en México, algo que la empresa desmintió luego.

La decisión de Ford fue vinculada en los medios estadounidenses a las advertencias de Trump. Sin embargo, la empresa volvió a negar cualquier relación. “No llegamos a un acuerdo con Trump. Lo hicimos por nuestro negocio”, aseguró el presidente de la compañía, Mark Fields, en una entrevista con CNN.

La noticia de la cancelación de planes de Ford cayó como una bomba en México, que ya imagina un futuro negro con una posible revisión del NAFTA cuando asuma Trump, el 20 de enero. El ministerio de Economía de México emitió una nota oficial donde “lamentó” la decisión de la automotriz y adelantó que la empresa deberá pagar cualquier inversión que el gobierno mexicano haya realizado para facilitar la construcción de la planta. El anuncio tuvo impacto también en los mercados mexicanos: el dólar cerró ayer en 21,05 pesos a la venta en el mercado interbancario, un mínimo histórico desde 1993.

Trump continúa así defendiendo su política proteccionista y antiglobalizadora que tantos votos le trajo en amplios sectores de la población blanca, que perdió empleos por la automatización y la deslocalización de empresas. Ya había tenido un gesto con la fábrica de aire acondicionado Carrier, ubicada en Indianápolis, una empresa que pensaba trasladar su producción a México en busca de menores costos laborales. El 1° de diciembre, apenas tres semanas después de ganar las elecciones, Trump anunció que Carrier suspendía sus planes y que mantendría los 1.400 puestos de trabajo en Indianápolis, a cambio de recibir incentivos estatales de 7.000 millones de dólares en los próximos 10 años. Como si estuviera en campaña, Trump se trasladó a la fábrica para anunciar el acuerdo y lanzó una advertencia: “Las empresas no se van a ir de Estados Unidos nunca más sin consecuencias. No podemos permitir que ocurra esto con nuestro país. Hay muchísimos empleos saliendo de Estados Unidos, trasladándose a otros países”, clamó. Luego, con sus tuits, Trump siguió presionando a las empresas. Según lo que se vio con las automotrices, su política parece estar dando resultados.

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