El triunfo de Mendoza reunió a Aída Ayala y Ángel Rozas

El triunfo de Mendoza reunió a Aída Ayala y Ángel Rozas

El senador Ángel Rozas se había despedido, circunstancialmente, de la arena política denunciando haberse sentido defraudado y desahuciado por la intendenta de Resistencia: Aída Ayala.

 La acusó de tener un plan para culparlo de una derrota en las próximas elecciones o atribuirse el triunfo a pesar de Rozas. No lo dijo así, pero lo dio a entender y se entendió clarito.

 

Él dijo tener grandes diferencias por la manera en la que se llevaban adelante las negociaciones para evitar una interna cruenta en el radicalismo, entendía que el sector liderado por Aída pecaba de soberbio, que no tenía la voluntad de consenso necesaria, y que si no se buscaba sería muy difícil encontrar la unidad. Sin embargo, la intendenta consiguió que uno a uno los otros sectores internos, incluido el rozismo de Convergencia Social, se alinearan detrás de su precandidatura a gobernadora y la de Bruno Cipolini a vice.

 

Esto tuvo una segunda etapa que se libró a nivel nacional, donde Aída se enroló en la idea del senador mendocino Ernesto Sanz de conformar una alianza grande con el PRO del jefe de Gobierno porteño: Mauricio Macri, mientras el bando que integraba Rozas simpatizaba más con el Frente Renovador de Sergio Massa, aunque no lo confesaba abiertamente. La Convención Nacional de la UCR le dio la derecha a Sanz, y unos días después Aída firmó un acuerdo con el PRO y el Frente Renovador, copiando el modelo que ya estaba en marcha en Mendoza con el intendente de Godoy Cruz, el radical Alfredo Cornejo, a la cabeza.

 

Cornejo ya había ganado en las encuestas, en las que el propio oficialismo reconocía haberse retrasado y perdido de vista el objetivo de retener la gobernación que hoy ostenta el peronista Francisco "Paco” Pérez. Ese escenario fue un punto de encuentro ideal para los principales referentes del radicalismo nacional, que dejaron de lado la bronca de la convención y posaron abrazados para una foto de equipo enmarcando la sonrisa de Sanz, ubicado en el centro de la escena. Hubo asistencia perfecta, motivada por la hospitalaria comodidad de un triunfo político nacionalmente emblemático, tanto para el kirchnerismo como para la oposición.

 

En el festejo, Ángel y Aída volvieron a estar cara a cara, otra vez los dos del mismo lado. Pero esta coincidencia no fue exclusiva de los ellos, sino que la euforia motivó un cambio de actitud en muchos radicales que hasta hace apenas unas horas lamentaban la sociedad con el PRO. Decían que tamaño acuerdo significaba exactamente arriar las banderas del radicalismo para izar las del macrismo con la que no tienen ningún color en común. Definitivamente, el interés político tiene sus bemoles: puede convertir un contraste estridente en una armoniosa combinación.

 

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