El trigo bonaerense, acorralado por los excesos de lluvias

El trigo bonaerense, acorralado por los excesos de lluvias

La campaña de granos correspondiente al ciclo 2017/18 está en su fase inicial, y la siembra de trigo en la provincia de Buenos Aires presenta un gran signo de interrogación a la hora de proyectar cual será la superficie definitiva que se implantará. Si bien algunas estadísticas indican que habría un leve incremento del área, y el gobierno nacional busca dar señales positivas en relación a la producción granaria, el factor climático se presenta como el gran escollo a superar en las principales regiones productivas de la pampa húmeda.

Una de las zonas en donde podrían registrarse mermas es el norte bonaerense, en donde se produce casi un 10 por ciento del trigo argentino. En esta región, los productores vienen de una campaña sojera muy extensa, con muchas dificultades para finalizar la cosecha de la oleaginosa en  campos anegados, y problemas para movilizar la carga a través de caminos rurales intransitables.

El exceso hídrico es un arma de doble filo al momento de encarar la campaña fina. Por un lado, los suelos bien cargados de agua son positivos para el cultivo, pero los pronósticos de primavera lluviosa hacen que los productores estiren la decisión de siembra.

En este escenario, las bolsas de cereales, organismos técnicos y productores son cautos a la hora de estimar cual será la superficie sembrada de trigo, y manifiestan una gran preocupación por las perspectivas que se visualizan para los próximos meses. En concreto, circula la idea que podría registrarse un descenso del área por anegamiento de lotes y presión de enfermedades asociadas a  los excesos de lluvia.

Tras varios años de capa caída, la campaña 2016/17 de este cultivo mostró un repunte, más allá de los anuncios de cosecha récord por parte del ministerio de Agroindustria nacional, envueltos en polémica por la asimetría entre las cifras oficiales y privadas.

El trigo es un cultivo estratégico en los planteos productivos a la hora de diseñar esquemas sustentables para equilibrar la relación entre cereales y oleaginosas. En los últimos años perdió lugar a manos de la soja, pero tras la quita de retenciones empezó a registrar una leve curva ascendente. En la provincia de Buenos se concentra la mayor área triguera argentina, en donde se contabiliza cerca del 50% del total producido y con el sudeste a la cabeza.

Con este panorama, y pese al optimismo que mantiene el oficialismo, los especialistas abocados al clima indican que en el actual ciclo agrícola el invierno podría ser muy lluvioso, situación que tendría un impacto directo en el cultivo.

Así las cosas, las luces de alerta están encendidas y es posible que se registre una caída del área sembrada en la provincia de Buenos Aires. En concreto, los productores apuntarán a trabajar en lotes de mayor accesibilidad, descartando superficies anegadas y con un ojo puesto en los pronósticos climáticos de las próximas semanas, que son desalentadores al menos en el corto plazo y obliga a los productores a recalcular sus estrategias de trabajo.

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