La primera, tiene que ver con el retraso en la conformación de una cooperativa que concrete el trabajo organizado, legal y eficiente del poco más del centenar de personas que actualmente se dedican al “cirujeo” en el basural capitalino. Esa gente es necesaria para el proceso de clasificación de los residuos, que se hará sobre una cinta industrial. Deben ser capacitados por la empresa concesionaria del servicio de recolección y tratamiento, Cliba.

El segundo punto crítico se le atribuye a una “escasa” promoción y concientización de parte del Municipio acerca del proceso de separación de la basura en origen. Es decir, que en cada domicilio se separe la basura húmeda de la seca. Se observa, según los concejales, algo muy parecido al fracaso en este paso, también necesario para el buen funcionamiento del Complejo.

El tercer punto es que más rispideces ha causado con el gobierno provincial y el MPN. Es el que hace a la regionalización del tratamiento de la basura. Se divide en dos aspectos: el financiamiento necesario para comenzar a procesar toneladas de residuos que vendrían de otras ciudades; y los concretos convenios de acuerdo con municipios de la Confluencia. El MPN insiste con su proyecto GERSU, el gobierno municipal con el actualmente en marcha en el Complejo.