Tres que pulen su estrategia

Tres que pulen su estrategia

El oficialista Frente Progresista echó a sus publicistas y busca unificar su discurso. En el PRO, tratan de que Del Sel hable lo menos posible y le escapan a un debate. El peronista Perotti apunta al voto “por el cambio”.

Desde Rosario

A tres semanas de las elecciones generales en Santa Fe, los candidatos replantearon sus estrategias, que difieren de las llevadas adelante para las PASO, especialmente en el Frente Progresista, que de las tres fuerzas en disputa fue la única que no alcanzó el objetivo prefijado. A partir de su floja performance en el primer turno del cronograma electoral, los socialistas no sólo despidieron a sus publicistas sino que a duras penas recién ahora han logrado unificar un discurso diferente del empleado para la compulsa del 19 de abril. De ahora en más, esas promesas deberán ir acompañadas de acciones y gestos políticos que respondan a las demandas de la sociedad –especialmente en Rosario– para revertir un escenario en el que el exceso de confianza –que fue inversamente proporcional a la atención que les prestaron a sus socios del Frente Progresista– les permita retener esos votos que son imprescindibles para lograr el triunfo el 14 de junio. Por su parte, el Frente para la Victoria –que superó su meta del 20 por ciento en las primarias– apunta ahora a captar lo que Omar Perotti llamó “el voto que expresa el cambio” y seducir a los votantes con un discurso lo suficientemente amplio como para interesar a los votantes del FP y del PRO al mismo tiempo. En las filas del PRO, en tanto, están revisando los primeros gestos tras el resultado favorable de las PASO, que llevó a su candidato a gobernador Miguel Del Sel a “irse de boca” y anunciar futuros colaboradores cuyas reputaciones no son precisamente atractivas ni siquiera para los sectores más conservadores. Los operadores amarillos creen que lo mejor sería “no hacer olas”, que pase el tiempo y que el cómico no hable más.

Vista el frente

Sin dudas la situación más comprometida es la del oficialismo, que está en un lugar que no esperaba y, por lo tanto, para el que no estaba preparado. No haber sido el espacio más votado en las PASO provocó contradicciones, reproches y conflictos inesperados dentro del propio frente. Recién la semana que terminó pudo advertirse algún grado de cohesión. La gestión para el regreso de la Gendarmería a la provincia, en especial a Rosario, más la detención hace 48 horas del líder de la banda de Los Monos les ha permitido a los socialistas recuperar la iniciativa. Miguel Lifschitz, durante el primer tramo de campaña –cuando estaba seguro de que ganaba–, había minimizado el efecto de la presencia de las fuerzas federales. Los votantes no pensaron lo mismo seguramente y ahora el candidato se sumó al pedido del regreso y no “apuesta” a que sea la policía de Santa Fe la que se ocupe de combatir el delito en Rosario.

En el caso de Lifschitz el desafío mayor pasa por definir su perfil, ya que en la primaria estuvo más preocupado en diferenciarse del gobierno de Cristina Kirchner que contraponer con el PRO, desde el punto de vista ideológico, y sobre todo con Miguel Del Sel desde lo metodológico. Al parecer, por los últimos movimientos del ex intendente, ha caído en la cuenta de que difícilmente los seguidores de Mauricio Macri lo favorezcan con su voto, en la medida que siga sosteniendo principios sociales y progresistas. Es decir, Lifschitz debería “atender” a Del Sel antes que a otros dirigentes, y de otras fuerzas.

A esa campaña se sumó el gobernador Antonio Bonfatti, que encabeza la lista de diputados provinciales que se impuso holgadamente en las primarias, y que la semana pasada no tuvo reparos en sostener que “en un escenario de ballottage a nivel nacional entre el oficialismo y la derecha, no tendría ninguna duda en votar al oficialismo, nunca a la derecha”, sentenció el gobernador que recapituló lo que “ese modelo le hizo a Santa Fe, liquidando el banco provincial, entregando la empresa de aguas, bajándoles el sueldo a los trabajadores y otras barbaridades que no estamos dispuestos a reeditar”.

Al frente para la victoria

Perotti intentará “repatriar” votos peronistas que se fugaron al PRO. Lo hace con un trabajo territorial que sostiene sus expectativas de triunfo. Es un dato verificable que la suma de votos de los candidatos a intendentes y jefes comunales del PJ superan ampliamente los votos de Del Sel y duplican los de la fórmula para la gobernación. El trabajo fundamental de Perotti, más allá de su presencia en los medios, su aceitada relación con Daniel Scioli, su llegada y su sólido discurso, es comprometer a los dirigentes territoriales para que trabajen a la par de sus candidaturas, la fórmula para la Casa Gris. Por eso, fiel a su estilo, haciendo equilibrio, convoca a referentes de facciones contrapuestas pero “que no sacan los pies del plato”. Para la retórica kirchnerista cuenta con el valioso aporte de su candidato a vice, Alejandro Ramos, que tiene espalda política como para desafiar a Carlos Reutemann y asegurar la pertenencia a un modelo al que Perotti adscribe, pero sin ser un “varietal” como es el secretario de Transporte. Trasladado a la “liga nacional”, Perotti está más cómodo con Daniel Scioli y Ramos con Florencio Randazzo. Y todos bajo el ala de la presidenta CFK.

No hagan olas

“Que no hable más.” Cuatro palabras que dirigentes locales del PRO santafesino le atribuyen a Duran Barba, que se distrajo unos pocos minutos de la campaña de su patrón, Mauricio Macri, para “ocuparse” de Santa Fe. La ocasión anterior en que se había abocado a los movimientos del cómico santafesino fue para asegurarse de que no subiera al escenario de los festejos de las PASO en la Ciudad de Buenos Aires. La recomendación era para el candidato a gobernador. Lo que no puede controlar el publicista es el archivo, porque Del Sel habló, aunque ahora se llame a silencio. Tampoco puede modificar los currículos de algunos de los futuros eventuales colaboradores y mucho menos el pensamiento noventista de su candidato y el reutemismo residual que lo nutriría de “cuadros técnicos”. A los nombres de Juan Carlos Mercier, ex ministro de Hacienda y de Lole, y antes de la dictadura, y el de Miguel Sedoff, apoderado de un centenar de escuelas privadas para educación, se agregarían en los próximos días los de los referentes en Justicia –se habla de un ex juez federal, que se asoció con un estudio un par de días después de haber emitido una sentencia millonaria favorable a sus colegas–.

Los canales de televisión de la provincia están procurando que haya al menos dos debates. La metodología que ha trascendido hasta el momento, pretendida por el PRO, debería hacer cambiar el título de la reunión. Debates “a la norteamericana” como los que se han visto en los Estados Unidos con los candidatos interpelándose y un moderador acotado a sólo eso, no está en los planes de los candidatos macristas.

Es por eso que, paradójicamente, los debates de Santa Fe se verán en los cables porteños, especialmente en la señal de TN, donde los candidatos del PRO se sienten muy a gusto. De todos maneras, en los protocolos de la organización se establece que serán “exposiciones” y no “discusiones” entre los candidatos. Miguel Del Sel ya tiene el libreto, las sesenta páginas de Duran Barba son pan comido para el Midachi, que tiene décadas de memorizar libretos.

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