Trataron de coimero a Kicillof y casi se trompea

Trataron de coimero a Kicillof y casi se trompea

Un diputado del PRO lo acusó de haber cobrado retornos para habilitar importaciones. Y el ex ministro se sacó.

Axel Kicillof perdió el control de sí mismo como pocas veces durante la Comisión de Pequeñas y Medianas Empresas, cuando amagó a ir a pegarle al diputado del PRO Marcelo Wechsler porque lo acusó de haber pedido coimas para habilitar importaciones.

Los testigos fueron las organizaciones de Pymes que asistieron a reclamar ser excluidas de la ley antidespidos y, de paso, exigir mayores beneficios para potenciar su actividad.

 

 

 

El ex ministro aprovechó el foro para reivindicar la gestión del kirchnerismo y se jactó entre otras cosas de haber limitado las importaciones para beneficiar a las pymes locales, a través de las recordadas Declaraciones Juradas de Importación (DJAI), eliminadas por Mauricio Macri ni bien pisó la Casa Rosada.

 

 

 

Cuando terminó su relato se fue de la sala y Wechsler, distraído, pensó que no volvía más y se despachó contra a más no poder. “Kicillof habla de que limitaba las importaciones, pero las DJAI las conseguías con un 20%”, acusó, en clara alusión a una supuesta coima que el ex ministro habría cobrado para a los pocos importadores de su gestión.

 

 

 

Como explicó LPO, hay denuncias sobre presuntos cobros de entre un sobreprecio del 10 y un 15% del monto a importar para retirar los embarques. Nadie iba a negarse, en épocas de brecha cambiaria de hasta el 50%.

 

 

 

Wechsler nunca supo que el ex ministro había ido al baño y pronto empezaría a escucharlo desde el pasillo, hasta enloquecerse y entrar raudo a la sala. “¡Si tenes algo que denunciar, denuncialo!”, gritó. “¿Qué te pasa? ¿Te tomaste un vivarol?”, respondió, anticuado, Wechsler. Y ahí Kicillof, parado, amagó a acercarse a pelear pero se frenó a tiempo.

 

 

 

El salteño Pablo Kosiner, del bloque justicialista y al frente de la Comisión, pidió calma y pronto logró que ambos se disculparan. Pero la tensión quedó latente y al ex ministro no se le pasó la bronca por un buen rato.

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