Trata de personas: arranca el nuevo juicio por el Caso Daniela

Alejandro Vega González y Luisa Bravo ya zafaron de una condena en 2007. Pero ese proceso quedó nulo y aún siguen acusados de intentar prostituir en Mendoza a una riocuartense menor de edad
La Justicia riocuartense hará un borrón y cuenta nueva en uno de los episodios más graves de trata de personas registrado en la ciudad. Será desde las 9.30 cuando se inicie en los Tribunales un nuevo juicio oral y público contra dos personas acusadas de haber intentado vender a una adolescente riocuartense en un cabaré de la ciudad de Mendoza.

Es que en 2007 ya habían sido juzgados y absueltos los dos imputados, el mendocino Alejandro Vega González y su ex pareja, Luisa Bravo, que vivía a pocos metros de la casa de la víctima.

No implica que no hayan tenido responsabilidad alguna o que no hayan encontrado pruebas del intento de explotar sexualmente a Daniela, una chica de 15 años que vivía con su madre y sus hermanos en una humilde vivienda de barrio Obrero. Más bien lo contrario, tanto el fiscal Alejandro Cabrera como el abogado de la madre de Daniela, José María Sagarraga, entendían que había motivos suficientes para que ambos recibieran una abultada pena de prisión.

Pero como el delito se habría consumado en la ciudad de Mendoza -porque consideraban que desde Río Cuarto no fue forzada a viajar sino que viajó por su propia voluntad- concluyeron que el proceso debió haberse realizado en la jurisdicción de Mendoza.

Bravo y Vega González resultaron beneficiados por esta disquisición procesal e inesperadamente quedaron en libertad el 13 de diciembre de 2007.

Ese fallo fue apelado y el máximo tribunal de la provincia entendió que los jueces de la Cámara Primera del Crimen incurrieron en un “excesivo formalismo” y determinaron que todo el proceso quedaba nulo y la causa debía volver a juzgarse, esta vez en la Cámara Segunda del Crimen.

El nombre de Daniela trascendió en todos los medios de prensa porque su caso comenzó, a principios de 2007, como una de las frecuentes búsquedas de paraderos.

Pero un llamado telefónico de la joven a su madre la puso en alerta sobre la posibilidad de que hubiera sido víctima de una red de trata.

La chica le confiaba que estaba en Mendoza y que su tía y el novio habían intentado venderla en un prostíbulo de esa ciudad.

La “tía” -Luisa Bravo- en realidad no tenía un parentesco con la menor sino que era una vecina que vivía a la vuelta de su casa y una noche de verano, sin autorización de su madre, se la llevó con rumbo a Mendoza.

Cuando la chica fue rescatada por su madre y por la policía, su aspecto había cambiado -llevaba los cabellos alisados y teñidos de rojo- y ella les contó que había logrado escapar corriendo cuando Vega y Bravo intentaban venderla en un prostíbulo a cambio de una suma de dinero.

Días atrás, Bravo le confió a PUNTAL que espera que este nuevo juicio termine con el mismo resultado que el anterior y agregó que rehizo el vínculo que la unía con la madre de la víctima, a quien dice visitar periódicamente.

El otro acusado fue trasladado el viernes pasado a la ciudad desde la cárcel Almafuerte, de la ciudad de Mendoza donde cumple condena por robo armado.

La víctima y la Justicia: “Hoy, ya no quiero saber nada con eso”

En los cuatro años que transcurrieron desde que Daniela fue llevada a un prostíbulo de Mendoza con la intención de explotarla sexualmente, la vida de esta joven riocuartense sufrió varios cambios.

En aquel momento tenía 15 años y vivía con su madre en el sector de barrio Obrero. Hoy, tiene tres pequeños hijos y se mudó con su pareja a la zona de Jardín Norte donde subsisten con las changas que puede conseguir él como albañil y los ingresos por la Asignación Universal.

En la entrevista que le hiciera el semanario Otro Punto, la víctima dejó en claro su escepticismo respecto del proceso que se inicia hoy en los Tribunales riocuartenses.

Decepcionada por los magros resultados alcanzados en el primer juicio celebrado en 2008, ella cree que hoy no tiene sentido revolver ese traumático episodio de su pasado. “Ya no quiero saber nada con eso”, dijo y agregó que su preocupación pasa por la crianza de sus hijos y poder conseguir los medios para mantenerlos.

“Lo tendrían que haber hecho hace mucho. Qué solución van a encontrar ahora. Ahora no quiero saber nada de eso. Tengo mis chicos para luchar por ellos. Quiero que se acabe todo esto. Si no hicieron nada hace cuatro años, lo vienen a hacer ahora. Por qué no movieron todo antes”, expresó con un dejo de temor, pues comentó que nunca cesaron las amenazas de las personas que están involucradas con este delito.

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