Tras nueve días de duelo, Fidel Castro fue enterrado en Santiago de Cuba

CUBA. Sus cenizas reposan en una urna especial. De la ceremonia participó su familia y algunos líderes de la región.

A las cámaras de televisión no las dejaron pasar pero un par de horas después se publicaron las primeras fotos. En una de ellas se ve a Raúl Castro, uniforme militar y gorra de visera, depositando la urna con las cenizas de su hermano en el hueco preparado para recibirlas dentro de una roca de granito de 2,6 toneladas. En otra imagen, una placa verde cerrando el hueco. Escrito en mayúsculas doradas, el nombre FIDEL. El apellido no hace falta.

Con la ceremonia de esta mañana en la ciudad de Santiago, Cuba terminó los nueve días de luto oficial por la muerte de Fidel Castro el 25 de noviembre. Del último acto en honor del líder de la revolución cubana sólo participaron la familia directa y algunos líderes escogidos. Además de los esperables Nicolás Maduro, de Venezuela; Evo Morales, de Bolivia; también estuvieron presentes Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff, ex presidentes de Brasil.

Las cenizas habían llegado al cementerio de Santa Ifigenia un poco después de las 7 de la mañana de hoy, en una mini procesión de cuarenta minutos que comenzó en la Plaza de la Revolución de Santiago, a tres kilómetros de allí. “¡Viva Fidel!” y “¡Yo soy Fidel!” se escuchaba a las miles de personas que se despertaron temprano para darle la despedida final. 

La ceremonia en Santa Ifigenia duró más de una hora. Al parecer, el plan inicial era permitir que se viera por televisión en Cuba y el resto del mundo, pero se canceló por una decisión de último momento. Antes de que terminara, los que esperaban fuera del cementerio escucharon una música marcial. Como dijo al diario The Guardian Inés de la Rosa, una de esas personas, les habría “gustado ver la ceremonia en televisión pero es comprensible la necesidad de intimidad de la familia”.

Aunque el lugar exacto donde reposarían los restos del líder cubano no fue conocido públicamente hasta hoy, los camiones cargados con materiales de construcción habían comenzado a llegar al cementerio hace un año. El sábado, un paño blanco cubría una estructura cerca del mausoleo de José Martí, prócer de la independencia cubana. Aunque era previsible que ésa sería la ubicación, hasta hoy no se sabía qué forma tendría la tumba. “Es un privilegio tenerlo aquí”, dijo a la agencia de noticias AP Cruz#María Pardo (64), un cubano que pasó sus últimos veinte años limpiando mausoleos en Santa Ifigenia.

Pero si la ceremonia de hoy fue privada, el sábado por la noche tuvo lugar la despedida masiva en Santiago de Cuba. Según el gobierno cubano, 500 mil personas asistieron al acto en que Raúl Castro (85), actual presidente del país, anunció que el nombre y la imagen de su hermano no ocuparían el espacio público cubano. “El líder de la revolución rechazaba cualquier manifestación de culto a la personalidad y fue consecuente con esa actitud hasta las últimas horas de vida, insistiendo en que, una vez fallecido, su nombre y su figura nunca fueran utilizados para denominar instituciones, plazas, parques, avenidas, calles u otros sitios públicos, ni erigidos en su memoria monumentos, bustos, estatuas y otras formas similares de tributo”, dijo.

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Los restos de Fidel descansan ya en el oriente de la isla, su lugar natal en 1926, donde a los 27 años lideró el asalto frustrado al cuartel Moncada y donde hace 60 años desembarcó del yate Granma en compañía del argentino Ernesto ‘Che’ Guevara. Del oriente de Cuba es también la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de la isla. El sacerdote uruguayo Luis del Castillo, encargado de la misa de hoy en el santuario del Cobre, contó a la agencia EFE que allí hay imágenes de Fidel y sus hermanos Raúl y Ramón desde hace más de seis décadas. Cuando los hermanos Castro estuvieron presos, al inicio de la lucha revolucionaria, Lina Ruz, su madre, mando a hacer imágenes para guardarlas en el santuario y pedir por su liberación. Como dice del Castillo, “Fidel ha estado en el santuario desde entonces”.

¿Cómo será la Cuba sin Fidel?, le preguntaron a del Castillo. En su respuesta huyó de las recetas y tal vez no haya otra manera:#“Eso depende de hasta dónde cada uno de los cubanos asume la responsabilidad de seguir construyendo una Cuba cada vez más justa, más pacífica, más fraterna y con reconciliación entre todos los cubanos”.

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