Tras la demostración de fuerza en la Plaza, el cristinismo vuelve a la carga con la re-re

Tras la demostración de fuerza en la Plaza, el cristinismo vuelve a la carga con la re-re
La arenga presidencial por otra década más y la falta de un heredero indiscutido, volvieron a movilizar a la dirigencia para instalar la necesidad de la reforma de la Constitución

SEBASTIÁN IÑURRIETA Buenos Aires

El llamado presidencial por “La Década Ganada” no pasó desapercibido al interior del oficialismo que colmó la Plaza de Mayo para celebrar los 10 años de la era K. Por segunda vez en diez días, Cristina Fernández de Kirchner deslizó la idea de una reforma constitucional. Sobre el escenario, el sábado, fue más elíptica que en La Matanza, cuando había supeditado una modificación de la Carta Magna para lograr un verdadero cambio en la Justicia.

Al mensaje cifrado lo antecedió una aclaración para evitar que la polémica por la re-reelección vuelva a empantanar el debate constitucional. “Yo no soy eterna, tampoco lo quiero ser. Hay que empoderar al pueblo con estas reformas”, reclamó la Presidenta frente a una plaza repleta de militantes del cristinista Unidos y Organizados, y rodeada de funcionarios, intendentes y gobernadores. Ambos planos, encima y debajo del escenario, constituyeron la demostración de fuerza de la Casa Rosada para replicar el cacerolazo del 18A y las recientes denuncias de corrupción que salpican su gestión, en la antesala electoral de los decisivos comicios legislativos.

No por casualidad, esa es la bandera que enarboló el año pasado el Movimiento por una Constitución Emancipadora. El espacio fundado por el ex piquetero Luis D’Elía, el referente del Frente Amplio, Eduardo Sigal y la CTA oficialista de Hugo Yasky, entre otros, sostenía la misma justificación: se necesita una nueva Carta Magna para otorgarle rango constitucional a los “logros” del modelo. En los bocetos incluían desde la Asignación Universal, la estatización de YPF (la soberanía del petróleo), los cambios en la Justicia hasta la Ley de Medios y el matrimonio igualitario.

Por otra parte, lejos de ser un mero repaso de la década K, resignificando la fecha patria de la Revolución de Mayo, tal como adelantó el viernes este diario en base a la pelea semántica del slogan convocante, en la plaza de CFK se redoblaría la apuesta. Y fue el propio discurso presidencial el que lo hizo. “A esta década ganada queremos que le siga otra más”, se entusiasmó la Jefa de Estado.

Ambos conceptos están amalgamados. Así se entiende al interior del kirchnerismo. Atentos a la palabra oficial, entre dirigentes K cobra fuerza la idea de un operativo para reinstalar el debate por la reforma constitucional. D’Elía, uno de sus más entusiastas impulsores, augura que la discusión volverá a la mesa luego de las elecciones parlamentarias. “Pasada la contienda (de octubre) se verá si es un tema prioritario”, se limita a expresar el dirigente de Miles.

El resultado que arrojen las urnas debería ser crucial para avanzar o aplicar el freno. Aunque poco podría importar: el kirchnerismo es experto en retomar la iniciativa con medidas de fondo para recuperarse de un fracaso. El terremoto electoral de 2009 da prueba de ello, con la avanzada oficial por la Ley de Medios.

Si bien la Presidenta ha aclarado que ella no lo impulsará, el cristinismo no descarta impulsar desde las bases la modificación de la ley de leyes. “Es nuestra deuda pendiente, tenemos una Constitución neoliberal que en algún momento, para reflejar los cambios que hemos producido en esta década”, coinciden, palabras más o menos, varios integrantes de la mesa de Unidos y Organizados. Por supuesto, que no incluyen la cláusula reeleccionista. Otra “década ganada”, según la aspiración presidencial, ya abre las puertas a la pelea por la sucesión. Si bien desde la teoría se ha mostrado en contra, a falta de un heredero indiscutido, la Presidenta evita señalar el 2015 como la fecha de vencimiento a su mandato.

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