Por una instrucción de la canciller Susana Malcorra, la Consejería Legal del Ministerio de Relaciones Exteriores transmitió una circular a todos los embajadores y jefes de misión de la Argentina en el mundo en la que les pide moderación en sus publicaciones en las redes sociales como Facebook y Twitter. El mensaje implícito es que recuerden que son funcionarios del Estado más allá de sus pensamientos políticos, sociales, económicos y religiosos.

Ocurre que la Cancillería se ha visto sacudida por algunos escándalos internos de algunos diplomáticos o sus esposas que postean mensajes conflictivos, y generaron incluso denuncias judiciales. Aunque la ley del Servicio Exterior no regula específicamente sobre el tema, hay comportamientos éticos que sí se pueden encuadrar en la misma. Según esa norma, los embajadores y sus respectivas parejas son funcionarios con obligaciones y protecciones del Estado argentino.

El revuelo más reciente es el que involucra a Mónica Dinucci, embajadora en Islandia y Noruega, que fue denunciada por la Federación de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales (LGBT) por emitir expresiones homofóbicas en su Facebook.

La Federación pidió su renuncia a las autoridades de Cancillería, mandó comunicados a todos los medios con fotos tomadas de su sitio que muestran sus pronunciamientos contra el matrimonio gay y contra la tenencia de hijos por parte de matrimonios homosexuales. Y también reflejan sus opiniones personales, contra los Montoneros y su visión sobre los ’70, inclinadas a defender el accionar de los militares durante la dictadura.