Un año de transición para la ganadería bovina

Un año de transición para la ganadería bovina

La expectativa de los ganaderos es hacer una retención de vientres para que crezca el stock.

Los productores bovinos de la zona ven 2016 como un año de transición. Conscientes de las dificultades y el tiempo que demandan reactivar la exportación, centran la expectativa en hacer una retención de vientres que permita seleccionar a las hembras para que crezca el stock.

"La expectativa de ahora es hacer retención de vientres, por lo cual también va a faltar oferta de animales para el consumo interno. El 50% de los animales de 320 a 380 kilos son hembras, y de esas hembras se va a seleccionar para hacer crecer el stock. Por lo tanto, recién el año que viene esos vientres van a empezar a producir y va a empezar a aparecer el novillo de exportación", explicó a LA CAPITAL el veterinario Juan Márquez, que forma parte de la comisión directiva de la Sociedad Rural local.

Según comentó, hay "una expectativa muy grande" en el sector. "Vemos que todo el mundo está con expectativa porque necesita producir y vender. Hoy, un productor chico (100-150 animales), si no vive en el campo no se puede mantener con los costos que tiene de traslados, de mantener su lugar de trabajo, de incorporar tecnología. No lo puede hacer de ninguna forma", indicó.

El rodeo promedio del partido de General Pueyrredon es de 250 animales. "De ellos, 100 o 150 son vacas y los otros son terneros y toros. Cuando desglosás, un productor hace 100 o 150 terneros por año. Eso no alcanza para vivir. Entonces, se dedican a otra cosa, a otro tipo de explotaciones, buscan alternativas para asociarse", señaló.

Este deterioro obedece, a su entender, a que "la industria frigorífica dejó de funcionar". Es decir, los frigoríficos de exportación. "Ahora hay algunos nuevos, pero todos hacen consumo interno, entonces quedó en la calle muchísima gente -acotó-. Los mercados compradores ni vienen a ver qué es lo que se produce porque no hay. Y tampoco está la categoría de animales para exportación, porque esa categoría es de los que pesan entre 420 y 500 kilos, depende la raza, y necesitan un año más del tiempo que se está produciendo acá".

El mercado exportador no compra animales chicos. Para hacerlos crecer, Márquez define tres métodos: "Por retención de vientres, por aplicación de tecnología para hacer eficiente la producción y mediante la fabricación de comida, desde el pasto hasta los granos".

A su juicio, "hay que ser eficiente en producir comida y después hay que armar todo lo que es el sistema para exportar, desde la faena hasta la venta: los frigoríficos, el personal, el frío, el transporte, todo eso que hace más de 10 años no funciona".

La exportación vino descendiendo lentamente en la última década. Dos de los principales frigoríficos del país estaban en la región: el Sadowa (también conocido como San Telmo), en Mar del Plata, y el Barreca, en Vivoratá. "Son estructuras que hoy están obsoletas, no funcionan, están cerradas. Hace 12, 15 años se faenaban 1.200 animales por día de lunes a sábado inclusive en cada establecimiento. Había vacas que se exportaban al mercado ruso, se exportaba al Mercado Común Europeo y se faenaba para el uso interno. Hoy, el que faena 250 o 300 animales por día se da por satisfecho", diferencia Márquez. "A lo mejor un día alguno puede faenar 500, pero el promedio en los establecimientos de la zona está cinco veces más abajo que 15 años atrás", lamentó.

El precio de la carne

Antes del triunfo de Mauricio Macri, una de las noticias que más preocuparon al bolsillo fue el aumento del precio de la carne. Márquez aclaró que el productor no lo regula, sino que hay que poner la mirada en los grandes compradores, como los feedlots y los supermercados. "El productor vende un kilo vivo a entre 22 y 25 pesos, mientras la carnicería está vendiendo un kilo de un corte de calidad a 125 pesos. Hay 100 pesos de diferencia que sirven para la comercialización de la carne fuera de la producción", destacó. Pero reconoció que "el que se dedica a comercializar tiene sus gastos, desde la necesidad de movilidad y el personal" hasta "el frío" que necesita para mantener el estado de la carne. "A lo mejor ahí está el problema del precio de la carne", subrayó Márquez.

El ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, dejó en claro apenas asumió en el cargo que, si es necesario, el país va a importar carne. En la Sociedad Rural local no creen que sea una alternativa conveniente. "Lo que hemos visto cuando se importó carne de cerdo de Brasil fue que se plancharon los precios del cerdo y se reventó a todos los pequeños productores. El productor que va al día con su economía, si bien no tiene los números que desea, va a tener una situación complicada si le importan carne", avizoró el vicepresidente de la entidad, Esteban Area.

"Al del feedlot también lo va a afectar porque tiene un margen muy pequeño de ganancia. Compra un animal vivo y tiene que ganar sobre la diferencia que logra en cierto tiempo. Para eso debe poner tecnología, personal, lugar, grano, sanidad, un montón de cosas que no hace un productor extensivo", apuntó Márquez.

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