La transición al 2015, un tema que desvela a los empresarios

Con una simpática reverencia muchos empresarios recibían ayer al politólogo Alejandro Catterberg en el lobby del Sheraton. Catterberg es socio de Poliarquía y muchos sentían una curiosidad especial para saber cómo vienen las encuestas para las elecciones del domingo 27.
Y aunque el politólogo fue poco generoso con los datos, les anticipó que Sergio Massa saca más del 40%, que Martín Insaurralde, más del 30%, con una brecha entre ambos que podría llegar a estirarse al 9%.

Los hombres de negocios asentían para describir lo que más les preocupa: cómo será la transición hasta el 2015. El senador Ernesto Sanz (UCR) les dijo en voz alta: “Es la primera vez que un gobierno peronista debe hacerse cargo de un final de ciclo propio. Y tiene muchos nudos para desatar”.

Animados, los empresarios arremolinaron una serie de inquietudes. Entre ellos, la falta de competitividad. Cristiano Rattazzi, presidente de Fiat, ejemplificó: “Producir en Brasil nos sale 20% más caro que en nuestras plantas en México y Argentina está aún más cara que Brasil, hay que corregirlo”, le dice a Clarín. En ese momento el ejecutivo de una siderúrgica aportó: “En México la hora se paga US$ 6 y en la Argentina US$ 24”. Daniel Afione, de Toyota, contó que ellos no pueden hacer la plancha hasta 2015 y están en pleno proceso para mejorar la productividad de su planta. Y el consultor Amadeo Vázquez mencionó que no debería esperarse una devaluación más brusca de las que ya está practicando Cristina. “Debería venir una salida similar a la del brasileño Fernando Cardoso que hizo un plan integral, que incluyó una devaluación de 30% como una de las medidas, lo que le permitió una estabilidad de 15 años”.

A Oscar Vicente, el ex hombre fuerte de Pérez Companc, ahora en la petrolera Entre Lomas, lo rodeaban para saber si hay salida a la crisis energética y su sangría de dólares. Vicente solo deslizó que no hay que ilusionarse demasiado con Vaca Muerta, a la que definió como un reservorio complejo.

“No se está creando un solo puesto de trabajo en el sector privado”, enfatizó un empresario que comentaba a sus pares que tenía buena llegada a distintos despachos de la Casa Rosada.

“Algunos funcionarios escucharon quejas sobre el peso de los impuestos, cómo desalienta las inversiones el nuevo tributo del 10% sobre los dividendos y que las economías regionales están en rojo. Pero, ¿saben una cosa?, niegan el problema ”, intranquilizó. Eran las 18 y atardecía en Mar del Plata.

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