Torre(s), y mate

Torre(s), y mate

Con otra gran producción del pivote, Atenas logró ganar un juego tan desordenado como importante. Estuvo contra las cuerdas, pero salió a flote con una defensa clave y un buen cierre de Lábaque. Fue 80-76.

 

En otra de esas noches en que no le encuentra la punta al ovillo, Atenas sufrió muchísimo para poderle ganar a Sionista 80-76. Su producción volvió a ser deficiente, pero los dos puntos conseguidos cotizan en bolsa por el momento por el que atraviesa.

¿Vieron cuando se presentan esos partidos para el cachetazo y los terminás padeciendo? Bueno. Eso es lo que le sucedió a Atenas, que en un abrir y cerrar de ojos pasó del dominio a la desazón en los mismo primeros 20 minutos del encuentro.

Las ofensivas fueron mucho más que la defensa en el comienzo del encuentro (entre ambos anotaron 8/10 de campo). Quebrada la mitad de esos primeros diez el Verde fue el que marcó el ritmo, y con un ataque de seis puntos se escapó 18-11 gracias al juego interior (entre Mikulas, Torres y Bortolín anotaron 14 de los 26 iniciales). La falencia fue en el control del balón (perdió ¡14 pelotas! en la mitad), situación que supo aprovechar muy bien Sionista, se puso en juego y quedó a tiro en el final (26-20).

Tras el descanso corto, el Griego estaba para dar el cachetazo, pero lo terminó recibiendo. Sacó una luz máxima de 30-22 a 8´48 y se obnubiló (entre el Gabo y Torres se repartieron los escasos 11 puntos del segmento). Los paranaenses reaccionaron ahogando en defensa y metieron un parcial de 15-2 para escaparse 39-32 y terminar dominando. Pero un par de bolas definidas por arrestos individuales le dio la chance al dueño de casa de decorar el score y quedar apenas a dos (39-37) de cara a la segunda parte.

El tercer cuarto fue de lo más parejo. Un atractivo mano a mano entre Alexis Elsener y Dagoberto Peña (8 cada uno) le agregó picante al cúmulo de imprecisiones. La visita, en ese ida y vuelta, terminó ganando por uno el chico y quedando 58-61 frente al cierre.

Impreciso como todo el partido fueron los últimos diez minutos. Era el juego del error. Cada pelota valió oro, y el que terminó siendo millonario a puro coraje fue Atenas, que a las “patadas” se terminó quedando con un juego más que importante, con un Torres enorme y una última defensa clave sobre Phillip. Fue 80-76 y recuperó la sonrisa ante las pálidas. 

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