Estuvo secuestrada durante tres meses. Fue golpeada, amenazada, violada, comió caca de perro y fue quemada con encendedores. Cuando se escapó, lo médicos dijeron que estaba “al borde de la muerte”.
“Viví un horror, un día más y me moría”, dijo la Molina durante el juicio en la misma jornada en la que relató que la alimentaban una o dos veces por semana y que a veces le daban polenta con caca de perro. Además, contó que le daban de tomar agua con barro y que por varios días tomó agua en la que habían hervido una pata de jamón.
También aseguró que Olivera la violó reiteradamente, que mientras eso sucedía Heit “no hacía nada”, y dijo: “Me violaron tanto que ni me acuerdo de la primera vez”. Y agregó que hubo veces en que la quemaron con encendedores.
Molina relató que la pareja hacía “como que yo era una loca y que estaba endemoniada, que me golpeaba sola, supuestamente, para sacarme el demonio”. Y explicó que no la dejaban bañarse y que cuando lo hacían, le tiraban lavandina.
A raíz de los maltratos que sufrió entre agosto y noviembre de 2012, Molina terminó con un severo cuadro de desnutrición y deshidratación. Antes de aquel 12 de noviembre en el que huyó por una ventana, había intentado escapar de la casa tres veces y en una de ellas Olivera la encontró: “Cada vez que me devolvían a la casa, él me pegaba mucho más. Por eso me costaba volver a intentarlo”, se justificó durante el juicio.
Hoy, cuando se conoció la condena 18 y 13 años de prisión para Jesús Olivera y Estefanía Heit por los delitos reducción a la servidumbre, estafas reiteradas y lesiones graves; más el de abuso sexual agravado para el falso pastor; la Justicia dio por probado que Molina fue engañada por Olivera en los años previos a su encierro para que diera dinero a supuestas obras benéficas y a la creación de una congregación religiosa que nunca existió.
Olivera le había hecho creer a la mujer que la ayudaría a “desarrollarse personalmente” y a capacitarse en una universidad para ser una empleada contable en su organización. Y entonces, Molina vendió todo lo que poseía y le dio al falso pastor el dinero. La mujer contó que llegó a darle 22.000 pesos en cheques.
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