"Un tipo de cambio real previsible, competitivo y estable"

Los referentes económicos de las principales fórmulas presidenciales respondieron el cuestionario de Tiempo. El gobierno se rehusó a contestar, aunque ratificó que su plan es "ir en la misma dirección".

 

Tiempo: -¿Qué política piensa aplicar en el mercado cambiario? ¿El valor del dólar es el adecuado? ¿Cómo planifican contener la inflación?

Marco Lavagna (Consenso Federal): -Para el funcionamiento normal de una economía, es necesario restablecer el equilibrio del frente externo, esto es, generar dólares genuinos  para no depender del financiamiento externo.

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Si bien el déficit del saldo comercial se revirtió en el último año, esto fue más resultado de la caída de las importaciones a raíz de la contracción de la actividad, que por una expansión de las ventas al exterior.

Por ejemplo, hoy las exportaciones están 20% por debajo del nivel de 2011. Si bien hay otros factores que influyen sobre este resultado (como los precios internacionales), estos números muestran que además de un tipo de cambio competitivo es necesario que este sea estable, para dar previsibilidad.

Aunque lamentablemente se produjo a costa de un elevado costo social, la crisis de 2018 generó una importante recomposición del tipo de cambio real.

Pese a ello la política cambiaria del gobierno desde entonces ha sido errática y poco clara y por eso, pese a los errores del pasado, seguimos aún discutiendo hoy sobre el valor del dólar. Por eso, proponemos generar una política cambiaria previsible, basada justamente en un tipo de cambio real competitivo y estable.   

Para dar certidumbre, la propuesta concreta es establecer un sistema de bandas cambiarias móviles (fijadas en función de los fundamentos macro) donde inicialmente la brecha entre el piso y el techo de la misma sea acotada (no superior al 10%) y que se amplíe gradualmente con el tiempo en la medida en que se vaya restituyendo el entorno de confianza, el lograr superávits gemelos y que se avance en la lucha contra la inflación.

T: -¿Qué proponen hacer con las Leliq y las tasas de interés? ¿Es posible reducirlas sin que surjan presiones devaluatorias?

Lavagna: -Las elevadas tasas de interés de las Leliq que existen actualmente tienen que ver con la desconfianza y la falta de certidumbre por parte del mercado respecto a la política cambiaria y al sendero de la inflación en los próximos meses.

El gobierno actual tampoco tiene políticas consistentes respecto al control de la inflación y a lo que va a hacer con el dólar (desde que asumieron las nuevas autoridades del Banco Central, ya modificaron tres veces la política cambiaria).

Por eso, para bajar las tasas de interés hay que crear un clima de certidumbre, establecer políticas claras sobre el manejo del tipo de cambio, crear un plan realista y consistente para bajar la inflación y que ambos estén en concordancia con la sustentabilidad de las cuentas públicas y del sector externo.

Anunciar un plan para combatir la inflación debe estar entre los primeros pasos de política económica. Para eso proponemos la conformación de un Acuerdo Económico y Social entre los principales actores de la economía (Estado-empresas-sindicatos-organizaciones sociales y de la sociedad civil) para coordinar metas precisas y plurianuales de las principales variables que inciden sobre la inflación (precios, salarios, costos, impuestos). Esto permitirá cortar con el componente inercial que hoy explica una proporción importante de la dinámica inflacionaria.

En simultáneo con ello, proponemos llevar adelante medidas puntuales de shock que permitan corregir distorsiones de precios relativos y aliviar así las clásicas pujas distributivas. En ese sentido puede mencionarse por ejemplo la eliminación del IVA a los alimentos de la canasta básica, así como la devolución del mismo impuesto para las compras con tarjetas de débito o para los sectores más vulnerables.

La reducción de las expectativas de inflación y la previsibilidad tenderán a descomprimir las presiones de corto plazo, y extender de esta manera el plazo de vencimientos de los títulos que están en mano del Banco Central, así como la liquidez que captan los mismos bancos. Por otro lado, para reducir las presiones que hoy generan las Leliq, podría recurrirse a otras herramientas que tiene el Banco Central para controlar la liquidez de la economía, como pueden ser los encajes o las operaciones de mercado abierto.

Pero queda claro que hay que avanzar rápidamente en el desarme de las Leliq y generar una sustancial baja de la tasa de interés.

T: -¿Qué política proponen para la producción, el empleo y los salarios? ¿Impulsarán la reforma laboral?

Lavagna: -Pese a que el gobierno prometió una "lluvia de inversiones", los capitales productivos nunca desembarcaron en el país. Resultado de la política oficial, los capitales especulativos y la lógica financiera fueron los que prevalecieron en la economía.

Para reactivar verdaderamente la inversión es necesario devolverle la rentabilidad a las empresas, generar un mercado interno dinámico, brindando oportunidades crediticias para financiar los proyectos y, no menos importante, garantizar estabilidad y previsibilidad económica.

La recuperación del consumo es entonces una de las patas del plan para reactivar la producción.

El programa para combatir la inflación y bajar las tasas de interés es también una arista fundamental para ofrecer oportunidades crediticias reales a las firmas. Y en todo este marco debe a su vez atenderse especialmente a la situación de las pymes, que explica dos tercios del empleo formal de la economía. Por eso, ofrecer líneas especiales de financiamiento y otorgar beneficios fiscales para las pequeñas y medianas empresas son parte de las políticas que proponemos para recuperar la producción interna.

Como en muchos otros frentes de la economía. Modificaciones en el marco normativo laboral deben ser discutidas en un contexto de una economía en crecimiento, las reformas que se hagan no tienen que tener como objetivo que se pueda despedir más fácil, sino que se permita un contexto más favorable para la creación de nuevos puestos de trabajo.

Por ejemplo, hay que avanzar en un blanqueo de personal, y evitar que los costos laborales excesivos creen condiciones de informalidad, pero eso tampoco puede significar dejar sin resguardo a los trabajadores. Insistimos por ello en la necesidad de una reforma acordada.

Hay que crear una agencia nacional de capacitación, unificando en un organismo todos los programas de capacito que existen (que son muchos), pero que no tiene coordinación entre ellos y no están dando los resultados deseados. Esta agencia no sólo debe brindar herramienta para mejorar la calificación de los actuales trabajadores, sino que deberá trabajar coordinadamente con otros ministerios y organismos para establecer políticas de largo plazo tendientes a prepararse para los cambios en el mercado laboral que se producirán en los próximos 29 años.

T: -¿Creen necesario revisar o retrotraer la política de tarifas y servicios regulados? ¿Van a continuar los aumentos? ¿Cuál va a ser, eventualmente, el criterio para su actualización?

Lavagna: -Respecto a los servicios públicos, se deberá convocar a una renegociación de los contratos de servicios públicos, que entre otras cosas tenga como objetivo desdolarizar las tarifas, sin desatender la estructura de costos, tienen que fijarse en pesos.

Sin duda que no podemos volver a pisar las tarifas como se hizo en el pasado, porque los costos en desinversión y en calidad de servicios terminan siendo mayores que los beneficios que generan en el corto plazo. Sin embargo, en el contexto actual de pérdida de poder de compra de los ingresos de las familias, es necesario morigerar el ritmo de aumento de las mismas.

Por eso, lo que proponemos es que hacia adelante las tarifas se actualicen en función de la evolución de los ingresos, que su incremento no supere la variación salarial.

Claro que esta política no puede sostenerse indefinidamente, pero al menos debe haber una recuperación genuina de la demanda interna para retomar el proceso de corrección de precios relativos.

T: -¿Qué tipo de relación tendrán con el FMI? ¿Es necesario revisar el acuerdo? ¿De qué forma?

Lavagna: -El acuerdo con el FMI permitió obtener el financiamiento que el país necesitaba en un contexto en que los mercados internacionales de crédito se cerraron. Si bien en términos de tasas de interés fue más beneficioso en relación a lo que ofrecía el mercado, tiene un mayor costo respecto a los condicionamientos sobre el manejo de la economía, siendo la política cambiaria uno de los ejemplos más claros.

A la pérdida de grados de libertad que existe detrás del acuerdo se suma el complejo perfil de vencimientos: en sólo dos años (2022-2023) debe devolverse el 75% de la deuda solicitada, que son aproximadamente U$S 21.500 millones promedio por año, o el equivalente a 3,5% del PBI. A esto se suman los vencimientos del resto de los títulos de deuda, que llevan a duplicar las necesidades del sector público para esos años.

No podemos volver a desconocer los compromisos. Pero no hay duda de que cualquiera de los que asuma el poder en diciembre de este año deberá renegociar las condiciones del acuerdo firmado con el FMI: extender por un lado los plazos de los vencimientos y, por el otro, acordar una política económica que permita restablecer los equilibrios macro, pero no desde más ajuste sino a partir de la lógica de la recuperación económica y su expansión.

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