"Este año vamos a volver a crecer", dijo el presidente Mauricio Macri en lo que fue la primera actividad oficial de 2018. El mensaje bien podría referirse a las exportaciones de la provincia de Buenos Aires, que en 2017 registraron una suba del 4,5 por ciento con respecto al año anterior. Analizados en frío, estos números auguran un fu-turo positivo; pero teniendo en cuenta que, en 2016, las ventas cayeron un 3,2 por ciento, el resultado varía parcialmente.

El leve incremento fue impulsado por una suba del 52 por ciento en la venta de combustibles y energía, sobre todo en lo que respecta a carburantes, grasas y a aceites lubricantes.

En contrapartida, los productos primarios, el principal motor de la Provincia, sufrieron una baja del 4,9 por ciento en relación con lo ex-portado en 2016. En este punto en particular, cabe destacar la retracción de lana sucia (- 23,5 por ciento), semillas y frutos oleaginosos (- 18,8 por ciento) y hortalizas y legumbres sin elaborar (- 3,2 por ciento).

En tanto, para la manufactura industrial bonaerense, tampoco fue un buen año. A pesar de que las exportaciones en este rubro crecieron un 8,2 por ciento, el ingreso de productos hizo imposible la competitividad. Por ejemplo, en el rubro de calzado, las ventas se incre-mentaron en un 471 por ciento, pero, tal como publicó La Tecla, este sector fue uno de los más golpeados por la apertura de las importaciones, lo que generó cientos de despidos en to-do el territorio provincial. De acuerdo a los números del INDEC, en 2017, el dé-ficit en la balanza comercial nacional fue de 847 mi-llones de dólares.

Con estos números en la mano, el crecimiento en las exportaciones bonaerenses fue apenas tímido en un mar de resultados en rojo.