En la tierra de Macri, Cambiemos camina hacia un duelo radical

En la tierra de Macri, Cambiemos camina hacia un duelo radical

La batalla está librada entre el intendente Lunghi y su ex jefe de Gabinete Marcos Nicolini. Raíz y signos de la tensión interna. Las posiciones divididas del PRO y el juego silencioso del vidalismo.

Por: DAMIÁN BELASTEGUI.

En el orden bonaerense, la bajada de línea de la cúpula de Cambiemos es evitar internas en aquellos distritos donde el intendente es oficialista y pretenda renovar. Sin embargo, esta premisa, que tiene un fuerte impulso de los jefes comunales radicales, puede no llegar a cumplirse en el principal bastión boina blanca del interior bonaerense: Tandil. En la tierra natal del presidente Mauricio Macri la grieta intestina de Cambiemos es cada vez más nítida entre el ala referenciada con el intendente Miguel Ángel Lunghi y el sector que encabeza su ex jefe de Gabinete y actual concejal Marcos Nicolini.

Las diferencias entre ambos dirigentes radicales datan, precisamente, de los inicios de lo que es actualmente la alianza gobernante. De estrecha relación con el entonces gobernador bonaerense Daniel Scioli, Lunghi supo manifestarse en contra del acuerdo electoral entre la UCR y el PRO, posición diametralmente opuesta a la que expresó Nicolini, al cual le atribuyen en su mesa chica un lazo de amistad con el principal promotor radical de Cambiemos: Ernesto Sanz. Tal es así que en su entorno se arriesgan a vaticinar a Letra P: “El día que Marcos se lance no sería extraño que Ernesto esté al lado nuestro. Es una relación muy estrecha”.

Tras la disidencia de 2015, el punto de inflexión fue en 2017, cuando el jefe comunal no abrió la lista oficialista a dirigentes del PRO, lo cual provocó la ausencia de Nicolini y otros concejales a la asamblea partidaria local. Allí, los posicionamientos quedaron definidos con la promesa de verse las caras en 2019. De un lado, la conducción que apela al purismo radical y, del otro, quienes se muestran afines a la articulación con el partido amarillo. Ambos, admiten que “todo conduce” a una disputa en las PASO, pero que la decisión final se tomará en esferas superiores.

En el sector del concejal desafiante se entusiasman con que el aval a una disputa interna en la principal comuna oficialista -la convulsionada Mar del Plata- sea la llave para que no se pongan trabas a una interna tandilense. De pasada y por si acaso, advierten que no dudarán en acusar “proscripción” si los obstáculos a una interna llegasen a provenir del comité local, manejado por el lunghismo.

“En Tandil a nadie se le ocurre que no haya internas si alguien quiere ir a las PASO”, aclararon a este medio voces encumbradas del radicalismo local que recogieron el guante pero que, de todos modos, deslizaron que “no sería lo ideal” la disputa interna, por lo que se apuesta a “agotar esfuerzos” para arribar a un candidato de consenso.

Mientras tanto, las diferencias son cada vez más gruesas. El bloque oficialista integrado por diez concejales aún no se rompió pero sí se dobló. Desde gestos simbólicos como portar carteles en las bancas con la prédica vidalista en contra del paro docente, hasta un proyecto de ordenanza para frenar el aumento de una tasa municipal por alumbrado público (que cuenta con el respaldo de la oposición), Nicolini y los dos concejales que lo acompañan (Gabriel Bayerque y Nora Polich) han marcado tener agenda propia, por fuera de los ediles lunghistas.

Con el denominado “Ateneo Tandil del Tercer Siglo” como búnker, Nicolini articula desde allí con referentes de otros espacios que integran Cambiemos, desde el macrismo tandilense más definido, encarnado en la figura del ex concejal amarillo Claudio Ersinger, pasando por dirigentes PRO con cargo en la Ciudad, como el director General de Relaciones Institucionales de la Legislatura Porteña Juan Manazzoni, hasta el reflotado Movimiento de Integración Desarrollista (MID).

“En abril del año pasado formó un Ateneo para trabajar políticas públicas y seis meses después se evidenció que era para lanzar una candidatura, así que él ya está lanzado”, dio por descontado una voz cercana al palacio municipal, a la vez que no dejó de repasar con marcado dejo de ironía el CV político del posible rival interno del intendente: “Se recibió de abogado y entró como director de Personal porque lo puso Lunghi, después fue secretario de Gobierno porque lo puso Lunghi, después fue presidente del partido porque lo decidieron todos los que acompañamos la gestión y fue jefe de Gabinete porque lo puso Lunghi”.

Aunque en el lunghismo cierran filas en pos de otro periodo del intendente, quien ocupa ese cargo desde 2003, lo cierto es que –por la legislación que impide desde 2015 más de dos periodos al frente de un cargo electivo- de ser efectivamente erigido el actual jefe comunal sería su último periodo al frente del Municipio. Por eso, ya empezó la danza de nombres, por fuera del ya anotado Nicolini.

 

DESPUÉS, IMPORTA EL DESPUÉS. Dirigentes que merodean los pasillos del radicalismo tandilense anotan para la pelea por la intendencia en 2023 al actual presidente del Concejo Deliberante y titular del Comité local de la UCR, Juan Pablo Frolik; al jefe del bloque radical, Mario Civalleri; y al titular de La Usina, Matías Civali. Así como anotan, también descartan: “Carlos Fernández ya está para otra liga, no creo que quiera ser intendente de Tandil”, deslizaron en alusión al actual diputado nacional y ex senador bonaerense que en la década del 90 incursionó infructuosamente en la búsqueda del máximo sillón municipal.

Quienes trabajan por una nueva reelección del médico pediatra como mandamás tandilense afirman que Lunghi aún no oficializó su candidatura por un nuevo periodo pero no creen “que le disguste presentarse”.

Tanto propios como ajenos coinciden en una motivación particular del intendente para buscar otros cuatro años: “Él viene trabajando mucho sobre la cuestión de que Tandil cumple el bicentenario en 2023 y quiere llegar a esa fecha siendo intendente”, admiten cerca del mandatario. En la vereda opuesta del radicalismo local apuntan: “Cuatro periodos son más que suficientes y ya debería haber dejado paso a gente con otra impronta. Son 16 años, a esta altura parece una cuestión de capricho ser intendente del bicentenario de la ciudad cuando ya su ciclo está cumplido”. 

EL JUEGO DE VIDAL. “La alternancia es buena y podemos lograr la alternancia dentro de un mismo gobierno”, insisten cerca de Nicolini para atribuirse el respaldo de una pata clave: la estructura bonaerense de Cambiemos. “Marcos tuvo acercamientos con gente de la Provincia del más alto nivel”, enfatizaron para dar cuenta de “cortocircuitos” entre el jefe comunal y el vidalismo.

“La gobernadora no vino el último lunes a la inauguración de la escuela polivalente que terminó ella después de 28 años de promesas de los anteriores gobiernos. María Eugenia la terminó pero no vino porque no tiene una buena relación con el intendente, hay cortocircuitos”, aseguran radicales opositores a Lunghi, quienes además señalan que en la visita oficial a la Argentina de la Reina Margrethe de Dinamarca (que eligió Tandil por la fuerte presencia de la colectividad danesa en esa ciudad) no asistió ningún funcionario nacional de peso (Macri recibió a la danesa en Casa Rosada), mientras que, en representación de la provincia de Buenos Aires, solo estuvo el vicegobernador, Daniel Salvador, quien, de paso, tiró la pelota a "los intendentes de Cambiemos" -y en particular a Lunghi- en lo que refiere a la decisión de habilitarse o no disputas internas distritales: "Él decidirá si da elecciones o no, nosotros no debemos entrometernos", espetó.

Más allá de estas conjeturas, lo cierto es que la relación de Lunghi con la Nación y la Provincia ha transitado momentos de tensión. En estos años, el intendente radical no ahorró cuestionamientos a las políticas tarifarias y al recorte del servicio ferroviario, que impactó de lleno en la ciudad serrana.

No obstante, cerca del municipio advierten que en los últimos tiempos la relación se fue descongelando: “No hay fricción, hay buen diálogo con los funcionarios, alineamiento de las dos gestiones, provincial y municipal”, enfatizaron.

Pero los radicales díscolos a la gestión local afirman tener el visto bueno provincial a pesar de no ser “tan explícito actualmente”. Sobre esto último, razonan: “María Eugenia no debe querer dividir las cuestiones porque necesita votos pero ameritará que los dos vayan. Vamos a tener un fuerte apoyo de la Provincia”. Y más: “Los dirigentes más importantes del PRO apoyan a Nicolini”. 

A pesar de estas afirmaciones, el armado amarillo no es uniforme a la hora de expresar sus simpatías. Macrista duro, Ersinger fue electo dos veces concejal mediante alquimias electorales en las que participó el PRO (2009 vía Unión-PRO y en 2013 con en la boleta del Frente Renovador). En sintonía con ese perfil, las fricciones fueron permanentes con el intendente local, de paladar crítico hacia la Casa Rosada, por lo que en la actualidad impulsa abiertamente a Nicolini "para suceder a Lunghi".

Distinto es el caso de otro dirigente del PRO tandilense, el director regional del Ministerio de Producción, Gonzalo Santamarina, al cual voces cercanas al Ateneo Tandil Tercer Siglo lo anotan dentro de la estructura lunghista. En el entorno del jefe comunal reconocen una "buen relación" pero niegan que se haya avanzado en un diálogo en términos electorales. Hay quienes veían (o ven) en Santamarina intenciones de jugar una PASO bajo el sello amarillo, algo que chocaba con el respaldo de Ersinger a Nicolini. Más allá de estas diferencias, el PRO se muestra activo en un clima de disputa interna protagonizada por el radicalismo en las tierras del Presidente.

Comentá la nota