La tierra en donde nació el "modelo" que nunca más pudieron sostener

La tierra en donde nació el "modelo" que nunca más pudieron sostener
Desde que Néstor Kirchner asumió como presidente, el oficialismo nunca pudo formar un candidato del riñón. Acevedo renunció en 2006 y Sancho en 2007. Peralta, en la cuerda floja.

Nadie es profeta en su tierra. Y ese refrán les cabe a los Kirchner en Santa Cruz. Desde que Néstor asumió como presidente, el matrimonio nunca logró instalar un candidato del riñón. Sergio Acevedo, su sucesor, renunció en marzo de 2006 porque se llevaba muy mal con la Casa Rosada. Después se convirtió en un opositor al oficialismo. Lo reemplazó Carlos Sancho, uno de los socios de los K en la inmobiliaria que tienen en Río Gallegos. Pero la crisis económica lo expulsó. En mayo de 2007 llegó como salvador, Peralta, un hombre que provenía de los gremios, que era legislador y que fue colocado por Kirchner como vicepresidente primero de la Cámara de Diputados para que pudiera reemplazar a Sancho. Pero Peralta, un hombre del PJ, no gozaba de la total confianza de los Kirchner. Para las elecciones de ese año sondearon a Julio De Vido, ministro de Planificación; a Alicia Kirchner, ministra de Desarrollo Social; y a Lázaro Báez, empresario vinculado al kirchnerismo. Ninguno medía lo suficiente como para garantizarse un triunfo. Las cosas fueron peor en 2011, porque el radical Eduardo Costa medía bien. Para no correr riesgos, la Casa Rosada colocó de nuevo a Peralta como candidato a gobernador, pero le plantó un vicegobernador como comisario político. Ese hombre es Fernando Cotillo. Además, le poblaron la lista con legisladores de La Cámpora. Catorce de los 22 diputados del Frente para la Victoria pertenecen a la agrupación de Máximo Kirchner.

En mayo de 2007, cuando Peralta llegó para apagar el incendio, Alicia Kirchner sufrió en carne propia la rebelión de los gremios: le tiraron huevazos y harina cuando salía de un restaurante de Gallegos. La imagen de los Kirchner, sin embargo, no se vio afectada, salvo en las elecciones de 2009, cuando el Frente para la Victoria perdió a nivel nacional. En 2011, Cristina ganó cómodamente las elecciones.

Aunque nunca pudo ser candidato, De Vido tiene fuerte influencia en la política de la provincia. En el último mes, reunió dos veces a los 14 intendentes de Santa Cruz para prometerles obras a cambio de respaldo político incondicional, y de darle la espalda a Peralta.

Más allá de que en algunas cosas la situación de Peralta es similar a la de Scioli (vice en contra, cuentas en rojo, Legislatura en contra), la gran diferencia con el gobernador de Buenos Aires es que en el tablero político Peralta “no existe” en relación con un mandatario que mide muy bien a nivel nacional y que controla la provincia más grande del país. “No es lo mismo hacer caer al Barcelona que al Getafe”, analizó futbolísticamente una fuente oficialista.

Peralta fue llevado por los Kirchner por su capacidad y cintura política para negociar con los gremios. Ahora, lo califican como mal gestor. En el medio, la relación se rompió porque Peralta mostró varias veces gestos de autonomía. A tal punto que criticó abiertamente a La Cámpora.

Comentá la nota