El teorema de Baglini en los impuestos: cuanto más lejos del poder, más promesas de bajarlos

El teorema de Baglini en los impuestos: cuanto más lejos del poder, más promesas de bajarlos

El Gobierno promete reducir tributos, buscando revertir el resultado adverso de las PASO. En cambio, Alberto Fernández, favorito de cara a octubre, ahora está hablando de aumentarle la carga tributaria a las personas y reducírsela a las empresas.

Cumpliéndose plenamente lo que dice la “Teoría de Baglini”, los principales candidatos piensan –al menos por ahora- cosas muy diferentes sobre los impuestos.

El Gobierno, que sacó menos votos y en consecuencia se encuentra más lejos del poder futuro, promete reducir tributos, incluso ya lo vino haciendo desprolijamente por medio de decretos (DNU). Esta cuestión en la semana le produjo un fallo adverso en la Corte por el reclamo iniciado por las provincias sobre temas de coparticipación.

En cambio, el ganador de las úlltimas PASO, que arrimó más el bochín al poder, ahora está hablando de aumentarle la carga tributaria a las personas y reducírsela a las empresas. Sin embargo, esta metodología ya fue utilizada en la última reforma tributaria cuando se redujo la carga fiscal de las sociedades, con relación a la que tienen que soportar los individuos.

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Por ejemplo, se creó la figura del mínimo no imponible previsional para las cargas sociales, incrementada para determinadas actividades; se redujo la tasa del impuesto a las Ganancias en forma progresiva por año; se eliminó Ganancia Mínima Presunta que castigaba a los activos de las empresas; se sancionó la ley Pyme que otorga beneficios fiscales para las pequeñas y medianas empresas; todas medidas que tuvieron como argumento cumplir con el objetivo de provocar un “efecto derrame”, y que con el tiempo el beneficio le pueda llegar a todos.

En cambio, en estos cuatro años, en sentido contrario las personas humanas vieron incrementados sus impuestos. Así, comenzó a gravarse nuevamente los dividendos que distribuyen las empresas a sus accionistas y socios; y en el caso de Bienes Personales, que inicialmente iba a desaparecer, terminó en principio sólo reduciéndose, aumentándose el mínimo exento y bajando las alícuotas del gravamen; y posteriormente. Este último volvió luego a modificarse, duplicándose el mínimo exento pero creándose alícuotas progresivas para este año.

Por su parte, el denominado de Consenso Federal, propone tomar medidas en favor de la producción y del consumo; incluso, sostiene que el Gobierno ahora copió –pero tarde- algunas de las medidas que proponía anteriormente el espacio que encabeza Roberto Lavagna.

Qué propone Alberto

El candidato del Frente de Todos considera -según trascendió- que el sistema tributario argentino beneficia a los aportantes individuales con relación a lo que deben tributar las empresas.

Sin embargo, como pudo verse en estos años fue al revés. Fernández dice que propondrá modificaciones en Bienes Personales (dicho sea de paso, ya van cuatro cambios en solo cuatro años), inclinando la balanza para que paguen los que tienen más capacidad contributiva.

Una amplia moratoria, impositiva y previsional, será muy necesaria; un blanqueo laboral probablemente puede estar en la agenda de todos, luego habrá que ver qué impronta ideológica le impone el gobierno que sea finalmente elegido al sistema tributario.

Asimismo, habló de la posible creación de un nuevo impuesto para los activos en el exterior y un aumento del impuesto inmobiliario rural. 

Lo que propuso Macri

Dejando de lado la matriz tributaria que se estableció a partir del 2015, desde el último 12 de agosto, espasmódicamente, se viene cambiando el rumbo del esquema tributario.

Se promete, de ganar las elecciones, eliminar la contribución patronal de la seguridad social para los empleadores que contraten nuevos trabajadores; sumado a medidas tendientes a facilitar la transición de los monotributistas excluidos que pasan a pagar por el régimen general.

También, en esa suerte de reboleo de beneficios, se pretende disminuir el impuesto a las Ganancias para las pymes; medidas que se suman a las que ya salieron, como por ejemplo la eliminación del IVA para algunos productos de la canasta básica; mejoras en Ganancias para los empleados, los autónomos, para los monotributistas, para las pymes, bono para los trabajadores y complemento de la AUH; pero que vienen con fecha estampada de vencimiento: el 31 de diciembre de 2019.

Dentro del análisis global, siempre teniendo la referencia del Teorema de Baglini, no hay que olvidar que cuando Macri era candidato en 2015, gritaba a los cuatro vientos que se iba a eliminar el impuesto a las Ganancias en los sueldos, entre otras promesas que quedaron finalmente incumplidas.

El dato que no tiene que dejarse de lado es que la recaudación tributaria de septiembre, mes influenciado con las medidas de reducción de impuestos, creció en términos corrientes un 42,7%, aumento que estuvo por debajo de la inflación proyectada que seguramente superará el 50%, que hubo para ese mismo período.

Además, no hay que dejar de lado que en la mesa de la economía está también sentado el Fondo Monetario Internacional, que tendrá opinión en las reformas que se planteen el año que viene.

Una amplia moratoria, impositiva y previsional, será muy necesaria; un blanqueo laboral probablemente puede estar en la agenda de todos, luego habrá que ver qué impronta ideológica le impone el gobierno que sea finalmente elegido al sistema tributario.

Habrá un camino estrecho que va desde la necesidad de recaudar y el hecho de promover la economía. Pero si no se dinamiza la actividad económica las leyes escritas por sí solas, por más beneficios que otorguen, no podrán hacer nada.

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