Tensión PRO - UCR por un cargo electoral

Tensión PRO - UCR por un cargo electoral

En medio del cortocircuito de los socios de Cambiemos volvió a escena un reclamo radical para que Macri nombre a una persona afín al espacio en la Cámara Nacional Electoral. La interna, dentro y fuera.

Como si se tratara de una historia del corazón, la relación PRO-UCR transita por la peor de las crisis de convivencia. La situación es tormentosa; tan insostenible que cualquier diferencia, incluso de antaño, estalla y ventila, a propios y extraños, las miserias individuales.

A la ristra de conflictos internos -incontables en poco más de tres años del concubinato Cambiemos- se le sumó otro, que resurgió de las cenizas: la designación del tercer integrante de la Cámara Nacional Electoral (CNE), un cargo que está vacante desde 2016 y que pide a gritos el radicalismo, con claro interés político, pero que el presidente Mauricio Macri se niega a dar.

En las últimas semanas, el tema resucitó. Fue en medio de encuentros de apoderados partidarios con las principales autoridades electorales para avanzar sobre definiciones operativas de los próximos comicios presidenciales.

Allí se escucharon, por parte de varios representantes, quejas para que el Ejecutivo nacional complete la conformación original de tres miembros, para garantizar el servicio de justicia durante el proceso.

Y el reclamo de la UCR volvió a escena. “Esperamos que se resuelva lo antes posible, así tenemos la instancia institucional resuelta y superamos esto”, expresó el radical Miguel Bazze a La Tecla.

En el peronismo, también lo piden, pero con menos interés político. “El Gobierno lo tiene trabado; corresponde que esa vacante se llene”, dice el apoderado del Partido Justicialista, Jorge Landau.

Pero el nombramiento en el estratégico tribunal guarda una feroz interna dentro y fuera de las oficinas que se encargan de la última instancia en los conflictos electorales.

Con historia

En enero de 2016 falleció el camarista Rodolfo Munné y la CNE quedó con dos integrantes: Alberto Dalla Vía y Santiago Corcuera.

El Consejo de la Magistratura lanzó entonces un concurso (N° 376) para cubrir la vacante, y el 10 de mayo de 2018 remitió al presidente Macri la terna de los elegidos. En el primer lugar quedó Alejandra Marcela Lázzaro, actual secretaria de la Cámara Nacional Electoral; segundo, el juez tucumano Raúl Daniel Bejas; y tercero, Hernán Ricardo Gonçalves Figueiredo, que se desempeña como secretario de Actuación Judicial de la CNE. La lista complementaria, para una eventual baja, se completó con el porteño Alberto Angel Elgassi, con tareas en el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad y candidato del Gobierno, aunque su lugar fuera del podio lo alejó de esa posibilidad.

Interna afuera

Meses después del envío de la terna se produjo un vuelco político. Trascendió que entre los acuerdos que el macrismo buscaba sellar en el Congreso con el sector del Peronismo Federal, que lidera Miguel Angel Pichetto, para lograr la designación de Inés Weinberg de Roca en la Procuración General de la Nación, figuraba el nombramiento de Gonçalves Figueiredo en la CNE.

Con esa versión, la UCR salió al cruce. Emitió un comunicado firmado por diputados y senadores nacionales pidiendo a Macri que nombre en el cargo a Lázzaro, con estrecho vínculo radical.

La movida volvió a mostrar las diferencias dentro de la sociedad PRO-UCR, y el Gobierno, al no poder sellar el acuerdo por Weinberg de Roca, congeló la decisión de completar la CNE.

Los que conocen a Gonçalves Figueiredo aseguran que no es hombre del riñón del Peronismo Federal, que es, más bien, de perfil técnico, pero que Pichetto encontró en él un camino para tapar la maniobra radical. En cambio, sobre Lázzaro hay comprobada relación con la UCR: su esposo es Alejandro Gómez, militante y operador boina blanca; con paso por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y vínculos con Enrique “Coti” Nosiglia.

El PJ se corre de la interna: “Es un conflicto dentro del oficialismo y el peronismo no tiene nada que hacer en esto”, dice Landau. Sin embargo reconoce an-te La Tecla que si la movida de la UCR prospera podrían impugnar el nombramiento de Lázzaro: “Abren el cauce para que nosotros recusemos cualquier designación, precisamente por su vinculación con esa fuerza política, que va a estar siempre en contradicción con nosotros”.

Interna adentro

El resurgir del reclamo incomoda dentro de la cámara. Sucede que el caso dividió las aguas en el tribunal. No sólo por la “sana competencia” entre Lázzaro y Gonçalves Figueiredo, dos empleados de la casa, sino porque este último, que cuenta con el aval de uno de los camaristas, cree que su contrincante le tendió una operación política para voltearlo.

La supuesta maniobra surgió cuando salió la terna. El hombre recibió impugnaciones de sectores afines a la UCRpor haber, supuestamente, falseado sus antecedentes académicos al mencionar que era profesor titular de una materia en la facultad de Derecho de la UBA.

Gonçalves Figueiredo desmintió haberse presentado con ese cargo, y puso la mirada de las denuncias en el esposo de Lázzaro, con pasado y contactos en la casa de altos estudios porteña.

La tensión en los pasillos de la CNE volvió a reverdecer, pero en el tribunal buscan mirar por encima de la rosca interna. Admiten que el ajustado cronograma electoral exige al tribunal definir situaciones en menos de 48 horas, y que la falta de un miembro obliga a convocar a un camarista subrogante de cualquier fuero, demorando los dictámenes. Por eso piden una solución urgente.

La pelea PRO-UCR por el nombramiento amenaza no sólo con tensar más la relación de los socios de Cambiemos, sino que además podría afectar a la correcta administración de justicia, nada más ni menos que en las próximas elecciones presidenciales.

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