Temer pierde apoyo y no está claro cómo terminará el impeachment

Temer pierde apoyo y no está claro cómo terminará el impeachment

Brasil. Quieren adelantar el final del juicio político a Dilma ante la posibilidad de que el Senado decida no avalarlo. Sería en julio.

Apurado por resolver su situación temporaria, y por convertirse en efectivo hasta 2018, el presidente interino Michel Temer puede lograr en principio una reducción de los tiempos para juzgar a Dilma Rousseff. La Comisión Especial del impeachment del Senado votó por acelerar el procedimiento, de modo que el juicio sobre la continuidad de la jefa de Estado podrá ocurrir en julio. Lo que provocó tanta prisa fue el cambio radical de posiciones de tres senadores que habían apoyado el interinato de Temer. Entre ellos figura nada menos que Romario (el ex jugador de la selección verde amarilla) y Cristovam Buarque, ex gobernador de Brasilia.

Lo que debilitó el respaldo a Temer fue la sucesión de denuncias sobre delitos cometidos por encumbrados miembros de su partido: el Movimiento Democrático de Brasil (PMDB). Los escándalos, ocurridos en tan sólo tres semanas, ya le costaron los cargos a dos ministros (Romero Jucá y Fabiano Silveira). Es por esas razones que el senador Romario (del Partido Socialista Brasileño), que el 11 de mayo votó a favor del impeachment, ayer decidió renunciar a su lugar de titular en la comisión del juicio político. En principio, alegó que tenía otras funciones para cumplir en la Cámara Alta. Pero luego admitió que no tenía una posición definida sobre el juzgamiento de la presidenta brasileña, provisoriamente alejada para defenderse de las acusaciones contra ella (manejos fiscales inapropiados). Lo cierto es que el frente anti-Dilma empieza a desarmarse, según revela la prensa brasileña. “Las turbulencias (del gobierno provisorio) están provocando miedo”, declaró el senador Alvaro Dias (del Partido Verde). Otro parlamentario laborista, Lasier Martins, sostuvo que “se camina al filo de la navaja: la inclinación en contra del impeachment o a favor se decidirá apenas por dos votos”.

En los medios se afirma que lo peor, sin embargo, está por venir. Señalan que no se sabe qué puede ocurrir cuando empiecen a trascender las declaraciones del empresario Marcelo Odebrecht, quien hace apenas tres días decidió acogerse a la delación premiada. Ya empezó a contar parte de lo que sabe, y que no es poco. CEO de la constructora homónima, Odebrecht habría estado al comando de un “club” que manejaba las licitaciones de Petrobras entre las empresas privadas. Desde ese lugar, también habría instrumentado un esquema de sobrefacturación de obras –al igual que otras empresas asociadas– con el objetivo de usar parte de ese excedente en sobornos a directores de la petrolera estatal, a dirigentes políticos y a congresistas.

En un contexto de alta “imprevisibilidad”, según definió el columnista de Folha de Sao Paulo Josías de Souza, comienza a tomar fuerza “la expectativa de nuevas elecciones”. Al punto tal que si la presidenta Rousseff llegara a comprometerse con la convocatoria de comicios anticipados “eso ayudará a los indecisos a volcarse a favor de la continuidad de su mandato”. Es lo que sostuvo el senador Buarque, del Partido Popular Socialista (PPS), que estaba hasta mayo en la franja opositora.

En medio de las sacudidas provocadas por las inconsistencias del gobierno de Temer respecto de la corrupción (hay todavía en su gabinete varios ministros mencionados en investigaciones judiciales), otro elemento vino a acentuar los espasmos. En una medida considerada “oportunista”, el mandatario transitorio envió a la Cámara de Diputados un proyecto de aumento del salario de los ministros de la Corte Suprema, de 10.000 a 11.000 dólares mensuales, que lleva implícito un ajuste de tamaño similar para toda la justicia y también otros grandes segmentos de la administración pública. Los expertos afirman que eso tendrá costo para los próximos tres años de al menos 28.000 millones de dólares. Desde las propias bases legislativas, la medida fue ampliamente cuestionada. Los nuevos aliados, de la socialdemocracia, ya hablan de la “falta de timing” mostrada por el interino. Recuerdan que el lunes último se aprobó una ampliación del déficit fiscal a 48.000 millones de dólares para este año. “Faltó sentido de la oportunidad” relataron líderes de las distintas fracciones del actual bloque oficialista.

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