“La tasa de mortalidad infantil excede lo estrictamente sanitario”

“La tasa de mortalidad infantil excede lo estrictamente sanitario”
"El sistema de salud publico ha evolucionado superlativamente en consonancia con un desarrollo en todos los órdenes de la provincia, permitiendo mejoras sociales integrales, sobre todo en segmentos muy sensibles”, expuso la diputada provincial Margarita Inés Batista.

La profesional médica, que hasta hace poco más de un mes fuera subsecretaria de Salud Pública, expuso que en el caso del sistema de salud ha tenido tal progreso que “nuestra red sanitaria está en condiciones de resolver más del 95% de los problemas de salud de la población formoseña”.

Marcó lo “muchísimo que se evolucionó”, evocando que “hasta mediados de los años 90 la realidad sanitaria era muy diferente a la actual”, y dada su condición de pediatría prestando servicios durante trece años en el Hospital de la Madre y el Niño, expuso como ejemplo que este nosocomio “se fue modificando, transformando en todos los órdenes, desde las salas, a otras áreas como neonatología y la terapia, aunque en realidad cambió en su integralidad, sumando tecnología de punta y con recursos humanos preparados”.

Refirió a que “en aquellos años muchos niños morían por enfermedades que hoy no existen, como el tétano en el recién nacido, patologías congénitas como la toxoplasmosis o el chagas, diarreas y desnutrición.

Por los años 92-93 había un porcentaje altísimo de desnutrición infantil y esto se observaba en pacientes que venían del interior a internarse, un contexto que se ha modificado íntegramente”, para marcar que “no había entonces una red de salud de complejidad creciente con sus correspondientes distritos sanitarios y áreas programáticas, -estrategia que comienza a gestarse a principios de 1996-, y tampoco teníamos las muchas y modernas obras de nuevos hospitales y centros de salud y muchas carencias en equipos técnicamente formados”.

Aquí Batista explicó que “el sistema de salud está formado por varias partes: doce distritos sanitarios cubriendo toda la provincia, en cada uno de ellos existen hospitales y centros de salud, los que según el caso pueden ser cabecera de área programática, la cual tiene una delimitación geográfica.

Abundó diciendo que “para las patologías que no pueden ser resueltas en el centro de salud, hay un segundo nivel de atención, que pudiera estar dado en un hospital y si se trata de algo más complejo se los deriva al nosocomio de distrito que cuentan con una mayor capacidad de respuesta, y en casos necesarios a los hospitales de esta ciudad, ya sea el Central o el de la Madre y el Niño, incluso al de Alta Complejidad.

Todo esto nos permite decir que con la red de salud pública estamos en condiciones de resolver más del 95% de los problemas de salud de la población formoseña”.

En tren de señalar carencias de antes, menciono “los caminos que debía recorrer la gente hasta el efector de salud eran picadas, sobre todo en el extremo oeste, pero ahora hay rutas, permitiendo que el impresionante parque de ambulancias modernas puedan derivar a todo paciente sin mayores problemas. Incluso los vehículos están adaptados al terreno que deben recorrer y equipadas para prestaciones de bajo, mediano y alto riesgo, disponiéndose también de terapias móviles para niños, embarazadas o adultos”.

Indicadores sensibles

Tras afirmar que “los indicadores más sensibles y complejos de abordar en toda población es la mortalidad materno-infantil”, expuso que esta dificultad estaba fundada que “lograr mejorar los mismos excede lo estrictamente sanitario, es mucho mas integral”.

“Primero hay que saber de qué se enferma o muere la gente y hacer un diagnostico de situación certero, para luego llevar a la práctica lo planificado a partir de lo antes determinado. Y esto no es ni más ni menos que decisión política, como la que en Formosa adoptó el señor gobernador Gildo Insfran”, enfatizó.

Ponderó que “en la provincia, la mortalidad materna y la mortalidad infantil vienen disminuyendo considerablemente desde el año 1995, de manera más acentuada desde el 2003”, para exponer: “La mortalidad infantil es el número de defunciones de niños en una población de cada mil nacimientos vivos registrados, durante el primer año de su vida. O sea, todo niño nacido vivo y que murió antes de cumplir un año”.

“Es un indicador muy sensible en muchos aspectos, desde que toda muerte de por sí lo es, doblemente al tratarse de un niño. Es también sensible porque muchas veces se mide mal, y no para construir, sino para generar una sensación o contexto erróneo sobre una comunidad”, advirtió Batista, en directa referencia a que “algunos toman una foto de un numero y obvian de analizar todo un contexto”.

Afirmó la legisladora que “para modificar este indicador de mortalidad infantil se tienen que tener en cuenta varios aspectos, uno de ellos es la educación. No es lo mismo un niño que nace en un hogar cuyos padres no han ido a la escuela que los que sí, porque las posibilidades de enfermar o morir de ese menor es mayor en un hogar donde es muy poca o nula la educación.

Por eso, la enorme cantidad de escuelas a lo largo y ancho de la provincia y el altísimo nivel de escolarización alcanzado a partir de las obligatoriedad en los niveles Inicial, Primario y Secundario es un hecho muy valioso”. Agregó que “no hablo solo del edificio escolar, porque mucho se hace para que el educando trasmita a través de los programas pedagógicos aspectos fundamentales relacionados al cuidado de la salud, sobre educación sexual y otras cuestiones que impactan positivamente.

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