Un taller de la UBA enseña confección a 100 mujeres de barrios vulnerables

Un taller de la UBA enseña confección a 100 mujeres de barrios vulnerables
Depende del área de Extensión Universitaria. Las alumnas empezaron vistiendo a sus familias y ahora encaran un emprendimiento propio.
Desde hace cuatro años, en el barrio Cildañez, entre Parque Avellaneda y el Bajo Flores, funciona un taller gratuito de moldería y confección de prendas por el que ya han pasado 100 mujeres, quienes aprendieron un oficio que les permitió vestir a sus familias, vender ropa y lograr así una salida laboral. Ahora, las alumnas apuestan a abrir un puesto en la feria barrial y a promover sus propios emprendimientos. Y esto es posible merced a la acción del área de Extensión Universitaria de la Universidad de Buenos Aires, que desde hace cuatro años viene desarrollando un programa denominado Acción Comunitaria en Barrios Vulnerables.

Desde hace cuatro años, en el barrio Cildañez, entre Parque Avellaneda y el Bajo Flores, funciona un taller gratuito de moldería y confección de prendas por el que ya han pasado 100 mujeres, quienes aprendieron un oficio que les permitió vestir a sus familias, vender ropa y lograr así una salida laboral. Ahora, las alumnas apuestan a abrir un puesto en la feria barrial y a promover sus propios emprendimientos. Y esto es posible merced a la acción del área de Extensión Universitaria de la Universidad de Buenos Aires, que desde hace cuatro años viene desarrollando un programa denominado Acción Comunitaria en Barrios Vulnerables.

Desde el primer día, cuatro años atrás, la profesora Mariela Cañete continúa al frente del Taller de Moldería y Confección de Prendas: "Empezamos con tres personas. La clase duraba tres horas y confeccionábamos principalmente remeras para dama. A partir de 2010, el proyecto consolidó y pegó un salto: se sumaron más alumnas que aprendieron a hacer prendas para bebés y niños, mallas, ropa interior. Hoy asisten 21 mujeres de 20 a 60 años que, en muchos casos, se pasan seis horas aprendiendo y trabajando con las máquinas, elementos y telas que aporta la UBA".

El proyecto original ofrecía nociones elementales de los oficios de modelista y costurera, pero las alumnas fueron por más y buscaron la forma de adquirir sus propias máquinas de coser industriales, para no depender de las cinco adquiridas por la UBA –que usan por turnos y exclusivamente en clase– y así aumentar la producción. "En lo que va del año, las más avanzadas aprendieron a hacer pantalones de vestir, jeans, camperas forradas y ya empezamos con sastrería para dama. Por acá pasaron más de 100 personas, y todas las semanas se suma alguien nuevo", cuenta con orgullo la profesora Cañete, quien también da cursos de su especialidad en el Centro Cultural Ricardo Rojas, también de la UBA.

El secretario de Extensión Universitaria y Bienestar Estudiantil, Oscar García, explica que "muchas de las asistentes retomaron y están finalizando sus estudios primarios y secundarios, algo que es un valor en sí mismo, ya que abre más y mejores posibilidades laborales, beneficia a la familia y produce en ellas una mayor autoestima y una proyección de futuro. Es la universidad pública atendiendo las necesidades concretas de la sociedad que le da razón de ser." «

Soberanía

ALIMENTARIA

La UBA inaugurará mañana a las 18, durante un acto en la Facultad de Medicina, la cátedra libre de Soberanía Alimentaria de la Licenciatura en Nutrición.

OPINIÓN

192 años de la UBA. La batalla por el conocimiento

Por Rubén Hallú

La Universidad de Buenos Aires, fundada el 12 de agosto de 1821, cumple 192 años en un momento singularmente paradojal de la educación superior pública en todo el mundo: nunca antes esta actividad había concitado tanto prestigio y atención y, a la vez, tantos ataques e intentos fallidos de menoscabo y deslegitimación.

Es que en el mundo de hoy, financieramente globalizado y con sus recursos cada vez más orientados a la guerra, la universidad pública aparece como el contrapoder por excelencia con que cuentan la sociedad civil, los pueblos y la democracia.

Los rasgos más negativos de la globalización –especulación, burbujas financieras e inmobiliarias, asfixia de la soberanía de los estados, dispendio armamentista, negligencia ambiental, agiotismo con el petróleo y los alimentos, súper especialización técnica en detrimento de la capacidad creativa, precarización del empleo, cancelación de la asistencia social, resurgimiento del racismo y la xenofobia, y la agudización de las desigualdades en medio del despilfarro– ha golpeado a la mayor parte de las naciones, incluso a varias de la grandes potencias industriales.

El proyecto de la sociedad del conocimiento, que también está amenazado, tiene en la universidad pública su núcleo y principal fortaleza.

Con universidad pública autónoma hay educación y formación permanente durante toda la vida, investigación estratégica y transferencia de saberes a la sociedad y los estados, agenda pública para la ciencia y la tecnología, renovación de la pedagogía, y una barrera a los mercaderes en su intento de apropiación del patrimonio intelectual.

La universidad pública tiene la singular capacidad de convocar a todos los otros actores a construir la agenda común del mediano y el largo plazo. Es el espacio donde la mirada adquiere perspectiva transdisciplinaria, y la usina de ideas que cuenta con mayor capacidad de transgresión creativa. Es la consultora con la que cuentan gobiernos, empresas, ONG, los restantes estamentos educativos, los efectores de la salud, la producción, la sustentabilidad social y ambiental.

La disputa de fondo ya no es el territorio, sino el conocimiento. El que logre apropiarse de su producción y enunciación fijará las prioridades, las elecciones, incluso tomará el control de las grandes metáforas y relatos civilizatorios.

La UBA, junto al resto de las universidades públicas del país, del Mercosur, América Latina y el mundo, celebra orgullosa su involucramiento sistemático en esta producción de ciencia y cultura, en defensa de la democracia, la soberanía y los Derechos Humanos, y en la promoción de la educación superior de calidad para todos, por encima de la falsa y maliciosa opción entre universidad "de élite" o "masiva". Conscientes de que nuestros logros y fortalezas no son patrimonio de una gestión, sino de una tradición que empezó hace 95 años con la Reforma, silenciada y perseguida pero nunca doblegada, expresamos nuestro reconocimiento a todos quienes ayer y hoy, desde la pluralidad, han consolidado nuestro presente.

Comentá la nota