Susana Díaz se erige como la líder que unirá al socialismo

Susana Díaz se erige como la líder que unirá al socialismo

La rebelión contra el secretario general del Partido, Pedro Sánchez, sigue adelante y agrava la escisión en la histórica fuerza española: los críticos, guiados por la andaluza Susana Díaz, y los fieles al actual liderazgo se enzarzan en una lucha por el poder.

Por Cecilia Guardati

"Ahora toca España, y luego el PSOE", aseguró este jueves la presidenta de Andalucía, posicionándose claramente contra Sánchez, a quien acusó de anteponer sus intereses personales con sus planes de celebrar primarias y un congreso extraordinario "express" para dirimir las diferencias internas de los socialistas.

Díaz, presidenta del mayor feudo de los socialistas y líder de la federación más poderosa, rompió el silencio tras 24 horas de caos e incertidumbre en el socialismo español, sumido en una de las peores crisis de las últimas décadas después del intento de desbancar a Sánchez por parte del sector crítico con su liderazgo, que ella encabeza.

"Vamos a ayudar a coser, a unir, porque eso es lo que hemos hecho siempre los socialistas andaluces y es lo que vamos a seguir haciendo", dijo la dirigente andaluza en una intervención ante el Comité Director regional, donde se mostró "dolida" por la situación que atraviesa su partido, que calificó de "crítica". 

Con estas palabras, y defendiendo que el PSOE debe resolver su problema de liderazgo "sin prisas" y tras una "reflexión profunda" que solo puede llegar tras la formación de gobierno en España, Díaz se mostró dispuesta a dar un paso al frente.

También dijo, contra el argumento del cuestionado líder, que el PSOE "no es solo patrimonio de los militantes", defendiendo, sin hacerse cargo, la maniobra realizada por los adversarios a Sánchez.

Díaz asumía así a medias el papel que se le atribuyó de gestora de la rebelión acontecida ayer en el PSOE cuando dimitió la mitad más uno de los miembros de la Comisión Ejecutiva -en una maniobra que pretendía disolver la dirección partidaria y liquidar a Sánchez-, ya que también se defendió afirmando que "en este partido no hay bandos, ni el PSOE es una banda".

Sin embargo, la división no hizo más que ahondarse hoy, cuando los críticos reclamaron el poder a las puertas de la sede partidaria mientras los fieles se atrincheraron junto al líder, quien mantiene su plan de convocar a los militantes para que decidan el futuro del partido.

"En este momento la única autoridad es la presidenta del Comité Federal, que soy yo", aseguró una de las voces disidentes, Verónica Pérez, que también es secretaria general del PSOE de Sevilla, al presentarse en la sede central del partido en la calle Ferraz de Madrid. 

Pérez, dirigente próxima a Díaz, quería pedir que se convoque la Comisión Federal de Ética y Garantías, órgano que creen que debe dirimir sobre la situación creada tras la renuncia de más de la mitad del Comisión Ejecutiva Federal, pero no la dejaron entrar.

"Los que se reúnen ahora no son la dirección del partido; pediría a mis compañeros dignidad personal y política", había asegurado Pérez a su llegada, refiriéndose a los miembros de la Comisión Ejecutiva del PSOE fieles a Sánchez, que se citaron en la sede partidaria tras resistirse a abandonar sus cargos pese al golpe interno sufrido.

El centenario PSOE, partido referente de la política española que ha gobernado la mayor parte del período democrático inaugurado tras la dictadura franquista, atraviesa su peor crisis interna en décadas a raíz del desgaste sufrido en las urnas a costa de la irrupción del partido izquierdista Podemos.

Sánchez, quien logró que el PSOE resistiera como segunda fuerza detrás del conservador Partido Popular (PP) tras dos comicios generales- 20 de diciembre de 2015 y 26 de junio de este año- vio cómo su liderazgo se desmoronaba con las últimas derrotas en las regionales de Galicia y el País Vasco, en la que los izquierdistas se adelantaron.

La perdida de confianza en el líder socialista se acentuó en medio de la crisis de gobernabilidad que atraviesa España, tras nueve meses con un gobierno en funciones, y ante el incremento de las voces internas que se oponen a su estrategia en las negociaciones para formar gobierno.

El PSOE está dividido entre los que abogan por permitir con su abstención que el conservador Mariano Rajoy gobierne y los que, como el líder, se reafirman en el "no" y pretenden hacer un último intento por formar un gobierno alternativo con el apoyo de los izquierdista de Podemos y los liberales de Ciudadanos.

"Estoy convencida de que esta Ejecutiva esta tomando las decisiones que tocan, que es convocar un Congreso Extraordinario para que los militantes decidan libremente que quieren que haga este partido", dijo la presidenta regional de Baleares, Francina Armengol, tras participar de la reunión convocada por Sánchez en Ferraz.

"Ante un choque de trenes son los militantes los que tienen que decidir", remarcó una de las únicas dirigentes territoriales que Sánchez tiene a su favor.

Por medio de un comunicado, lo que queda de la Comisión Ejecutiva aprobó hoy oficialmente la convocatoria de un Comité Federal del PSOE para este sábado, con el objetivo de aprobar un calendario que mantiene las primarias para el 23 de octubre y fija la fecha de un Congreso Federal Extraordinario para el 12 y 13 de noviembre.

A falta de un mes para que venza el plazo que tienen los partidos españoles para formar gobierno, la escisión en la "familia socialista" empuja a los españoles hacia nuevos comicios, los terceros en un año.

"Estamos en una situación de auténtica emergencia nacional", advirtió el ministro de Asuntos Exteriores español en funciones, José Manuel García Margallo, llamando al PSOE a "salir del laberinto" permitiendo gobernar al PP.

Margallo recordó que el presidente catalán Carles Puigdemont "ha lanzado el mayor desafió a la unidad de España, en un momento en el que el país tiene gobierno en funciones" y que a esto se suma la crisis del PSOE, que debe ser un partido "fuerte" y "formar parte de la solución".

Comentá la nota