Suman más de mil los muertos en Egipto y siguen las protestas

Suman más de mil los muertos en Egipto y siguen las protestas
Pese a las amenazas del gobierno de facto y el despligue masivo de policias y soldados, los islamistas volvieron a marchar en El Cairo y en el resto del país, tras cuatro días de represión que dejaron más de mil muertos y cinco mil heridos.
El jefe del Ejército y "hombre fuerte" del nuevo régimen egipcio, Abdel Fatah al Sisi, lanzó este domingo un duro mensaje a los islamistas que reclaman la restitución de Mohamed Mursi, al advertirles de que "no harán arrodillarse al Estado".

En su primera aparición tras el sangriento desmantelamiento el miércoles de las acampadas islamistas en las plazas cairotas de Rabea al Adauiya y Al Nahda, Al Sisi intervino ante la cúpula de las fuerzas de seguridad para presentar al Ejército como guardián de la voluntad del pueblo.

"No permaneceremos impasibles ante la destrucción del país y las amenazas contra la población", dijo, antes de asegurar que las Fuerzas Armadas no ansían el poder: "El honor de proteger la voluntad del pueblo es un orgullo más grande que gobernar Egipto".

Pese a todo, insistió, en alusión a los Hermanos Musulmanes, que en Egipto hay cabida para todas las facciones y que a las Fuerzas Armadas les preocupa "cada gota de sangre egipcia" derramada.

Pese a esa preocupación, la violencia no se detuvo tampoco hoy, después de los 79 muertos que se registraron el sábado, que elevan a más de 1000 la cifra de fallecidos desde el miércoles.

En un confuso incidente, al menos 36 detenidos de la Hermandad que estaban siendo trasladados a una prisión al norte de El Cairo murieron cuando su convoy fue asaltado por hombres armados que pretendían liberarlos.

Según dijeron fuentes de seguridad a la televisión estatal y a la agencia oficial Mena, los detenidos, que formaban parte de un convoy de 612 presos, perdieron la vida durante los choques cerca del presidio de Abu Zabal, en el norte de la capital

En el ataque, un oficial de policía fue secuestrado por los islamistas, aunque poco después fue puesto en libertad y trasladado a un hospital.

Sobre los arrestados pesa una orden de detención por los disturbios del pasado viernes en la cairota plaza de Ramsés, donde se registraron enfrentamientos entre islamistas y policías y un violento ataque contra una comisaría.

En su primera reacción a lo sucedido, el Partido Libertad y Justicia, brazo político de los Hermanos Musulmanes, calificó en un comunicado la muerte de los detenidos de "terrible masacre sangrienta".

Los cuerpos de seguridad han intensificado la seguridad en la zona de Abu Zabal y en la cercana localidad de Qanater para afrontar cualquier posible ataque.

Pese a estos sucesos y a la fuerte presión de los autodenominados "comités populares" -formados por civiles anti-Mursi-, los partidarios del depuesto mandatario volvieron a retar a las fuerzas de seguridad en manifestaciones en diferentes puntos del país.

En las últimas horas fueron detenidos casi 500 islamistas por su participación en los disturbios en el país, principalmente en torno a la mezquita de Al Fateh, que fue violentamente desalojada por la policía el sábado.

Mientras, el Gobierno continúa sus esfuerzos para trasladar a la comunidad internacional que el conflicto en Egipto no está originado por diferencias políticas, sino que se trata de una amenaza existencial al Estado por parte de un grupo extremista y fanático.

El ministro interino de Asuntos Exteriores, Nabil Fahmi, criticó a los países occidentales por sus "contradicciones", al entender que piden contención a las fuerzas de seguridad al tiempo que guardan silencio ante la violencia de la Hermandad.

En una rueda de prensa, Fahmi informó de que fueron atacadas 37 iglesias desde el pasado miércoles, y mostró vídeos y fotos de manifestantes islamistas portando armas semiautomáticas y abriendo fuego de forma aleatoria contra edificios.

El ministro reconoció que "no son tiempos fáciles" en las relaciones de su país con muchos de sus socios tradicionales, como Estados Unidos, pero insistió en que, aunque se escucharán las opiniones del exterior, "las decisiones son exclusivamente egipcias".

Por ello, adelantó que Egipto va a revisar toda la ayuda internacional que recibe para comprobar si se utiliza de una manera "positiva".

"La revisión será racional, seria y objetiva y tendrá en cuenta la dignidad egipcia", sostuvo Fahmi en una rueda de prensa, que se celebró prácticamente en paralelo al anuncio de la Unión Europea de que revisará de forma urgente sus relaciones con Egipto si no cesa la violencia.

"No podemos aceptar la equidistancia entre las víctimas. La comunidad internacional tiene que tomar posición ante la violencia de los dos últimos días", señaló Fahmi.

Comentá la nota