Más sospechas de tráfico de influencias acosan a Netanyahu en Israel

Más sospechas de tráfico de influencias acosan a Netanyahu en Israel

La unidad de Anti-fraude de la policía podría interrogarlo por tercera vez. El jefe de gobierno niega los cargos.

El comienzo del año no ha podido ser resultar peor para el premier israelí, Benjamín Netanyahu. En apenas nueve días ha sido interrogado en dos ocasiones por la unidad anti-fraude de la Policía, y en breve podría volver a serlo por tercera vez. Según varios medios de comunicación israelíes, la Fiscalía dispone de varias grabaciones de voz realizadas durante reuniones en las que Netanyahu negocia un acuerdo simbiótico con Arnon Mozes, empresario y editor del Yediot Aharonot, hasta hace pocos años el diario de mayor tirada en Israel.

De acuerdo a las informaciones publicadas hasta ahora, Mozes habría propuesto supuestamente a Netanyahu que tanto el diario como su popular versión digital Ynet pasaran a realizar una cobertura favorable de su persona y de la de su controvertida mujer, Sara, a cambio de ciertos beneficios para su periódico. Entre éstos, la aprobación de una nueva ley de medios que obligase al diario de distribución gratuita Israel Hayom, principal competidor del Yediot, a cobrar un precio mínimo por ejemplar entregado y, posiblemente, al cierre de su edición de fin de semana.

Israel Hayom, que fue fundado en 2007 por el multimillonario estadounidense Sheldon Adelson, es conocido como el Bibiton (fusión del apodo del primer ministro, Bibi, y la palabra Iton, periódico en hebreo) dado que siempre ha apoyado sus políticas y mostrado una amnesia selectiva ante las corruptelas que han rodeado al líder del Likud desde que se hizo cargo del gobierno en 2009. Aunque Netanyahu ha negado tajantemente todas las acusaciones, se especula sobre si aparecerán nuevas grabaciones en el marco de la investigación criminal abierta por el Fiscal General del Estado, Avijai Mandelblit, que le podría obligar a un tercer interrogatorio por presunta corrupción.

El otro frente abierto de Netanyahu estaría relacionado con la aceptación de valiosos regalos –cigarros puros para él y champagne para su mujer– por parte de acaudalados empresarios extranjeros sin que el premier israelí los declarase a la Hacienda Pública. Entre ellos, el del afamado productor cinematográfico, Arnon Miljan –conocido por la película Pretty Woman– que le hizo obsequios por valor de más de 400.000 shequels (unos 105.000 dólares). En contrapartida, Bibi le habría ayudado a renovar por diez años su visado de trabajo en EE.UU. cuando se lo habían concedido por uno, haciendo uso de su interlocución privilegiada con el secretario de Estado, John Kerry.

La Fiscalía también sospecha que Netanyahu, quien dirige el país desde hace ocho años ininterrumpidos y es ya el primer ministro más longevo de la democracia israelí, ha estado recibiendo favores y obsequios por parte de terceros en busca de contrapartidas económicas. Entre éstos estaría el multimillonario australiano James Packer, quien además habría prestado supuestamente su avión privado y financiado el alojamiento en hoteles de lujo para su hijo mayor, Yair. A cambio Netanyahu le habría ayudado a obtener la residencia permanente en Israel, en donde tiene lucrativos negocios.

Aunque hasta ahora Netanyahu ha demostrado ser una especie de gran Houdini a la hora de escapar de la justicia (ya fue investigado por el exceso de gasto dentro de su residencia a costa del erario público y por haber recibido donaciones irregulares por parte del empresario francés Arnaud Mimran), esta vez podría ser diferente. El supuesto intento de crear un duopolio mediático afín para perpetuarse indefinidamente en el poder podría colocarle en el punto de mira de la justicia tal como ya le ocurriera a su predecesor, Ehud Olmert, quien fue finalmente condenado por corrupción.

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