“Somos artistas y defendemos este proyecto”

“Somos artistas y defendemos este proyecto”

Salieron a la calle a militar por el temor de volver atrás. “Confiábamos demasiado en los logros obtenidos, pero tomamos conciencia de lo que podíamos perder”, señalan. Tocaron timbres y buscaron indecisos para convencer. La organización por WhatsApp.

En un kiosco de Malvinas Argentinas, en una casa de Llavallol, en un bar de Colegiales. Casa por casa o en los comercios. Un grupo de actrices y actores que apoyan la candidatura presidencial de Daniel Scioli decidieron salir a recorrer la ciudad de Buenos Aires y el conurbano para hablar con los vecinos y convencer a los indecisos. Pablo Echarri, Fernán Mirás, Gerardo Romano, Mercedes Morán, Paola Barrientos, son algunos de los que tocaron timbres para hablar con los votantes. Pero son muchos más. Otros participaron de un spot o de la convocatoria que se realizó ayer en la calle Corrientes (ver aparte). Más de veinte convergen en un grupo de WhatsApp en el que debaten y organizan las actividades. “No tenemos referentes políticos en particular. Somos artistas y defendemos este proyecto. Es bueno sentir que uno no está solo, que hay compañeros que están en la misma y que tenemos un espacio de reflexión interna”, dice Gustavo Garzón en un restaurante de Colegiales donde cinco de ellos se juntan para hablar con Página/12 de sus razones para acompañar al kirchnerismo y de las distintas formas que encontraron para llevarlo a la práctica. “Rompimos la caja de cristal para tomar la actitud del militante de base. Y creemos en un triunfo el 22 de noviembre porque somos muchos. Por ahí los demás no tienen tanta voz, pero son los que nos marcan el camino”, asegura Pablo Echarri.

Con Garzón y Echarri está Fernán Mirás. Al rato llega Virginia Innocenti y después Florencia Peña. “Nosotros somos Unidos y Desorganizados”, define ella e inmediatamente surgen las risas. Se nota que se divierten y que están entusiasmados, pero también que hablan en serio. No es un juego ni un papel que representan. La expresión “poner el cuerpo” está muy usada, pero calza con lo que están haciendo, aun a riesgo de algún perjuicio personal o profesional.

“Quisiera poder dejar atrás la pregunta acerca de si pagamos un costo por hacer estas cosas. Eso genera que haya algún tipo de negatividad. Se trata de poder establecer una discusión sin ningún tipo de consecuencias. Desde el primer peronismo quien era peronista era perseguido. Nosotros queremos poder poner sobre la mesa lo que piensa cada uno sin represalias. Y creo que estamos en ese camino”, dice Echarri. Pero, a pesar de que quisiera dejar saldado el tema, el asunto vuelve una y otra vez durante la charla, porque las operaciones que algunos medios hacen no les son indiferentes. Como explica Mirás: “Es un área en la que se hace trampa, porque si no opinás como ellos quieren te tildan de corrupto. Se hizo una campaña perversa para desactivar nuestra opinión. Cuando fue el último discurso de Cristina en el Congreso, estábamos Mex Urtizberea y yo en calzoncillos y dijimos ‘es el último discurso, estaría bueno ir a escucharla’. Empezamos a averiguar si había lugar, si podíamos ir y fuimos sin tener garantías de poder entrar. Si no se podía íbamos a verlo en la plaza por la pantalla. Al final terminamos en un palco. Después hicieron un video con nosotros y decían que estábamos rentados. Y yo me acordaba de Mex y yo en calzoncillos diciendo ‘che, no quiero perderme el último discurso de Cristina’”.

El grupo de WhatsApp se llama Scioli-Zannini para la Victoria, pero empezó para acompañar la candidatura de Mariano Recalde como jefe de Gobierno porteño. Casi no hay dirigentes políticos: el propio Recalde, el ministro de Economía, Axel Kicillof, y la legisladora porteña Gabriela Cerruti, con quien fueron a varias recorridas y quien dice que con ellos se terminó la idea del “famoso que acompaña”, porque ellos se involucran y discuten. Durante los últimos días el chat fue creciendo, es “un elenco que no lo podrías armar en la vida”, apunta Peña.

“Recrudeció la participación después de la primera vuelta. Venimos de un modelo que transformó a la Argentina y confiábamos demasiado en los logros obtenidos”, asegura Echarri. “Ahora tomamos conciencia de lo que podíamos perder, empezamos a hacer balances, nos volvimos a enamorar y la militancia rebrotó. Es parecido a lo que pasó con la crisis del campo. Cuando aparece un adversario concreto a uno le da más ganas de apoyar”, completa Garzón.

Lo que pasó en el chat y la decisión de patear las veredas es un poco el correlato de lo que ocurrió después del 25 de octubre con las convocatorias espontáneas en plazas y con los carteles caseros que fueron apareciendo para pedir el voto por Scioli o en contra de Mauricio Macri, acciones que fueron destacadas el martes por la Presidenta en su cuenta de Twitter. “Nosotros somos caras conocidas, pero nos encontramos con mucha gente que salía motu proprio, grupos pequeños de amigos, conocidos o vecinos, en este último tramo se motorizó mucho la idea de debatir, convencer, mostrar que hay dos modelos de país en pugna”, cuenta Echarri.

“La gente se reía un poco de la situación. Se sorprendían si les preguntábamos por quién iban a votar. Pero inmediatamente tenían opinión. Vimos que estaban involucrados, que les afecta tener que decidir, que se sienten interpelados”, señala Mirás sobre la experiencia de tocar los timbres.

Fueron con una estrategia planificada: concentrarse en los indecisos, no discutir con quienes ya tienen el voto definido y acompañar a referentes con quienes se sienten más identificados. Y aseguran que convencieron a varios, que había mucha gente que repetía un discurso bajado por los medios opositores pero que no sabía que Macri está procesado, o cuáles son las propuestas y los referentes económicos de Cambiemos.

“Ellos tienen el discurso del psicópata. Eso nos diferencia. Ellos dicen lo que la gente quiere escuchar para obtener algo. Hay gente que pisa el palito con estos personajes, pero después aparece el horror y te someten para su propio provecho y beneficio”, apunta Innocenti.

Llegaron al kirchnerismo desde distintos lugares. Innocenti desde la militancia por los derechos humanos. Mirás y Garzón se remontan al primer tiempo, al discurso de asunción de Néstor Kirchner, al “no voy a dejar las convicciones en la puerta de la Casa Rosada” y a la “bajada del cuadro” de Jorge Rafael Videla, pero cuentan que recién durante el conflicto con el campo sintieron la necesidad de expresar su adhesión, de “salir a bancar” ante los ataques.

Para Mirás fue sorprendente el proceso, el modo de acompañar: “Lo más lindo fue la sorpresa para nosotros mismos. Me pasó de cruzarme en actos, por ejemplo, con Paola Krum, que es amiga de muchos años y nunca habíamos hablado de política. De golpe nos encontramos ahí. Veías al otro que había sido ganado para la política. Y sé que el kirchnerismo se sorprendió con nuestro apoyo. Me han llamado para apoyar a otros gobiernos, el único movimiento que nunca me llamó fue el kirchnerismo. Lo que pasa es que el kirchnerismo tuvo que pelear mucho, porque veníamos de los 90 y el menemismo, además de hacer mierda el país, dejó una decepción muy grande sobre la clase política. En la época del campo, querían invitarte a que hablaras de política, pero todo mal, eras invitado a hablar mal. Los medios estaban destrozando al Gobierno y les terminó saliendo el tiro por la culata”.

Echarri repasa su experiencia como impulsor de la reglamentación de la ley de Propiedad Intelectual para los actores, en 2006 y la reciente ley de Régimen Laboral y Previsional del Actor, que reconoce la aplicación de convenios colectivos, cobertura social y la jubilación: “Cuando empezamos a gestionar el derecho de propiedad intelectual, en la primera reunión con Néstor fuimos muy a la defensiva, pensando que íbamos a tener que luchar mucho, era una ley del año 33 que nunca había sido reglamentada para los actores. Lo primero que dijo Néstor fue ‘bienvenidos. Es patético tener que discutir lo indiscutible, pongamos fecha para la firma del decreto’. Estábamos acostumbrados a que todos los políticos estuvieran más cerca de las corporaciones a las que había que sacarles la plata para dárselas a los actores. Era un resarcimiento histórico. Pero creíamos que nos iban a pedir algún tipo de contraprestación. Nos agazapamos una vez más. Pero eso nunca sucedió y eso creó militantes de corazón, absolutamente convencidos”.

Peña recuerda su momento de mayor exposición en defensa del gobierno y admite que se moderó a causa de las agresiones que sufrió. “Me cuesta más exponerme en este momento porque padecí mucho y más siendo mujer. No me cuesta militar y mis ideas son las que tengo, pero fue duro. Ahora hay más compañeros. Está bueno ver que hay un montón de gente que uno admira, que ha salido con la necesidad de militar. Yo en un momento tuve una necesidad que no podía frenar. Y ahora necesitamos ser parte de esta coyuntura y vamos a seguir, porque aunque el resultado no sea el que esperamos el 22, vamos a estar acá. Nosotros defendemos la Ley de Fertilización, el matrimonio igualitario. Cuando hablan de la campaña del miedo... a mí no me da miedo, ¡me da terror! Aerolíneas, YPF, la ley de medios, que en un chasquido eso se pueda terminar. Algunos dicen que no se van a animar, pero se animaron a todo, se animaron a bajarles el sueldo a los jubilados, los mismos que te hablan del cambio hicieron la masacre de los trabajadores”. Completa Echarri: “El macrismo no apuesta a la cultura como valor, ni tampoco como espacio de desarrollo económico. Porque no quieren avivar giles, que es lo que hace la cultura. Salir a la calle es la respuesta a ese temor que uno tiene por recordar lo que se vivió antes. Hablan de la campaña del miedo. Hipócritamente la llaman así, después de que tuvimos tantos años de campaña del miedo, de profecías que nunca se cumplieron”.

Comentá la nota