La crisis de los matrimonios y de las instituciones, además de la religión que se profese, son los principales motivos que influyen en la decisión de dar el sí. "Han disminuido los casamientos civiles. En la iglesia ha pasado lo mismo, y ha crecido la gente que se casa después de mucho tiempo de convivir. Esta es la realidad, pero es el gran drama de la familia en sí misma”, consideró el sacerdote Mario Vidmar.

Es viernes. Pasaron algo más de diez minutos de las 12. A Gisel Subiabre y Franco Amaya se los ve felices y con nervios, esperando el ansiado llamado en la antesala del Registro Civil Oeste, que funciona en la calle Fontana en Comodoro Rivadavia.

A los pocos segundos se escucha una voz de mujer que los nombra indicando su turno. Ellos ascienden una escalera, y tras recorrer un pasillo rodeado de oficinas y escuchar por tres minutos a la oficial publico Nélida Soto, ya son marido y mujer. Todos están felices.

Así Gisel y Franco, se convirtieron en una de las más de 1.000 parejas, que se estima, que este año se casarán en Chubut, y la 77ª que decidió hacerlo en el Registro Civil de esa jurisdicción, donde hasta el viernes se contrajeron 78 enlaces, además de otros 21 que se llevaron a cabo fuera de la oficina, por pedido expreso de los novios.

En el caso de Gisel y Franco, ellos son padres de cuatro hijos y tienen diez años de noviazgo y varios de convivencia. Son el ejemplo casi perfecto para la tendencia que se vive en el siglo XXI, donde muchas parejas deciden convivir, tener hijos, y un techo antes de dar el sí.

“Vimos que era el momento de casarse después de tanto tiempo. Siempre tuvimos la idea pero por una cosa u otra no se hacía”, contó Gisel a Diario Patagónico. “Era el momento, toda la familia está contenta, vamos a hacer algo con la ayuda de todos porque hoy un casamiento también tiene costos muy altos”, agregó Franco.

Por el momento, el nuevo matrimonio no se casará por Iglesia. Sin embargo, tiene previsto hacerlo en poco tiempo, pese a que esta tradición ha decrecido en los últimos años.

De acuerdo a la información recabada por Diario Patagónico, en 2014 menos del 20 por ciento del total de casamientos civiles que se registraron en Chubut fueron bendecidos a la vez por la Iglesia Católica.

Así lo confirman los datos aportados por la Dirección General de Registros Civiles de la provincia, que indican que hubo 1.672 enlaces, y los de la Diócesis de Comodoro Rivadavia, la cual incluye a 28 ciudades en los decanatos Mar y Valle, y Sur; desde Puerto Madryn a Rada Tilly, pasando por Aldea Beleiro, y alrededores, hasta Gastre y Telsen, en la zona de la meseta.

Es que según las estadísticas enviadas por la Diócesis a la Santa Sede de la Ciudad de Vaticano, en 2014 se registraron 211 matrimonios; 199 entre católicos bautizados, y 12 entre parejas mixtas, es decir con un no católico como integrante.

De esa forma, en la Diócesis se alcanzó un 12 por ciento del total de uniones civiles de Chubut. Aunque cabe aclarar que resta conocer los datos de la prelatura de Esquel que cubre toda la zona de la Cordillera, hasta Gobernador Costa e incluye a Paso de Indios y Los Altares.

Según informó el obispo de esa jurisdicción los datos finales aún no fueron analizados, y se estima que serán enviados al Vaticano a fin de mes.

 

BAJA PRONUNCIADA

EN LA ULTIMA DECADA

Si bien no se dieron a conocer estadísticas de años anteriores por parte de la Dirección General del Registro Civil de Chubut, en el caso de la Diócesis Comodoro Rivadavia, en una década se produjo un descenso de más de cien matrimonios al comparar los 211 de 2014 con los 321 que hubo en 2004.

Para el padre Mario Vidmar el descenso en el número de matrimonios tiene que ver con la crisis de las instituciones. “Han disminuido los casamientos civiles. En la iglesia ha pasado lo mismo, y ha crecido la gente que se casa después de mucho tiempo de convivir. Esta es la realidad, pero es el gran drama de la familia en sí misma”, consideró el párroco.

“Ya en la década del 70 se daba este fenómeno en los países del norte de Europa, se fue difundiendo, y en nuestro país creo que los últimos 30 o 40 años se ha ido extendiendo cada vez más, sea por las parejas que conviven o por los divorcios que cuando era chico se hacían en Uruguay y en México (porque los divorcios no estaban legalizados en la Argentina). Eso también dio pie a este nuevo estilo de vida”, agregó.

Sin embargo, el párroco considera que todavía quedan parejas con el deseo genuino de casarse. “Hay un tema folclórico, es linda la fiesta, se ve bien y es un valor tradicional nadie lo niega. Pero también muchas veces es bastante común que una parte de la pareja tiene la necesidad de configurar un matrimonio porque tiene convicción religiosa, y en muchos otros casos hay una convicción por parte de los dos”, agregó. Y resaltó que en el último año la Catedral casó a 37 parejas.

 

UNA DECISION MEDITADA

Lo cierto es que tal como dice el padre Vidmar y lo confirman los números, aún queda un número significativo de parejas que decide casarse tanto por civil como por Iglesia. De esta forma, cada viernes, los registros civiles de esta ciudad suelen llenarse de arroz y sonrisas, alejadas del ánimo que suelen imponer los trámites no deseados, alcanzándose hasta siete enlaces en una jornada.

Para el caso del matrimonio civil el trámite es más bien sencillo. Con 30 días de anticipación la pareja debe presentarse en el Registro Civil con los documentos y las partidas de nacimiento actualizadas, sacar turno y retirar los formularios. Luego deben realizar los análisis en el Hospital Regional, y sellarlos en Salud Pública con menos de siete días de anticipación a la fecha de la boda, según explicó Clara Mansilla, jefa de División del Registro Civil de la zona Oeste.

El trámite tiene un valor de $200 que se debe abonar en la Dirección de Rentas. Un poco más caro es el valor si se decide hacerlo en un domicilio u otro lugar, ya que la pareja debe abonar $1.400 que son cancelados en el Banco del Chubut a la Dirección General de Registros Civiles, además de un monto acordado para el trasladado del oficial público. Este depende de la hora y el lugar.

Por último, hay que presentar los testigos, subir la escalera y dar el sí, para luego bajar y sentir la lluvia de arroz, en algunos casos por única vez en su vida.