Soledad Buss, talento de La Pampa al mundo

Hay que ser especial para pasar de Santa Rosa a un espectáculo dirigido por Alfredo Arias, y bailar en un escenario sobre la Bassin de Neptune, en los jardines del Palacio de Versalles ante 10.000 personas.

Cruzarse casi cotidianamente con Eleonora Cassano, Julio Bocca o Hernán Piquín; o pertenecer durante un lustro al elenco de Madero Tango; o trabajar en un proyecto de Gustavo Santaolalla con música de Bajofondo; y recorrer el mundo de la mano de la danza, no es algo que pueda ser considerado "normal", si uno se plantea que ha llegado desde La Pampa para ganarse un lugar.

Es verdad que hay muchos pampeanos diseminados por el mundo, estudiando, o desempeñando las más diversas profesiones. En definitiva forjando en otras partes su destino.

Están los que la pelean y le hacen frente a las dificultades, que a veces, son mayores que las que podrían presentárseles aquí; y también los que llevados por sus condiciones innatas, pero también por su determinación, por su carácter, se convierten en verdaderos triunfadores.

De La Pampa al mundo.

Soledad Buss (35) es una joven que vivió con su familia en Colonia Santa María, pero en realidad toda su niñez y adolescencia transcurrieron en la tranquila barriada de Villa Alonso.

Sus padres son Horacio Jorge Buss (trabajó en el rubro de la construcción y está jubilado), y María Mercedes Jacob ( ama de casa). La familia -descendiente de alemanes del Volga-, la completa Martín, el hermano, geólogo, conocido también por su actividad deportiva: fue arquero y presidente del Club Belgrano.

¿Quién es Soledad Buss? "Una bailarina excepcional", la califican quienes la conocen. Bailó "en todas partes del mundo", incluyendo París, Madrid, Barcelona, Granada, Roma, Verona, Venecia, Estambul, Kuopio (Finlandia); Grecia, China, y también en 50 ciudades de Estados Unidos hasta llegar a Chicago."Hoy con mi novio pertenecemos a la compañía de tango mas prestigiosa del mundo: Forever Tango, y estamos haciendo temporada en Broadway en el teatro Walter Kerr de Nueva York", cuenta a mi pedido.

Cómo empezó.

Soledad, a la distancia, relata que mamá Mercedes tuvo mucho que ver con su inclinación por la danza. "Se quedaba horas frente al televisor cuando había bailes", dice sobre su hija la orgullosa mujer. Inés Mazzone -sin dudas quien la formó y la guió- la recibió en su estudio y la chiquilina, de 8 años por entonces, supo que esa sería su vida de allí en más.

Tratamos de ubicar a Inés, que está radicada en Buenos Aires, pero fue imposible. La que sí hizo referencia a Soledad fue Yayo Martín. "Estuvo trabajando conmigo, y es excelente. Palabras mayores", la define Yayo.

Después de la primaria y el secundario en el Colegio Belgrano, Soledad decidió que tenía que seguir perfeccionando su pasión y partió. "A esa edad nos separamos, porque ella fue a Buenos Aires y yo a Córdoba a seguir kinesiología", cuenta Vanina Navarro, su gran amiga que ahora vive en Neuquén, y con quien compartieron aquellos años en la danza."No puede creer donde está hoy Soledad", dijo emocionada Vanina.

Autoexigente.

"No tengo antecedentes familiares de artistas. Fue una idea de mi mamá, que es una persona muy observadora y con sensibilidad para percibir que ese podía ser mi camino. Tuve una infancia y adolescencia tranquila; con un poco mas de disciplina o de exigencia que mis compañeros tal vez, pero no tanto", dice sobre ella misma Soledad.

"Estudiaba para tener buenas notas en la escuela y además tomaba el doble de clases de danza que las otras chicas. Pero igual salía a bailar, me juntaba con amigos, me divertía como todos; sólo que los veranos yo casi no tenia vacaciones, terminaba las clases de danza a mediados de diciembre y después ya empezaba a entrenarme para ir a los cursos del Teatro Colón", agrega.

Con los mejores, por el mundo.

En algún momento, ya instalada en Buenos Aires, audicionó para un proyecto del Ballet Argentino de Julio Bocca sobre tango y danza contemporánea y resultó seleccionada. La coreógrafa era Ana María Stekelman y la protagonista Eleonora Cassano."Con ese espectáculo viajamos por el mundo entre agosto de 2009 y diciembre de 2010. Allí entablé una gran amistad con Cecilia Figaredo, con quien más adelante compartimos una gira por España con la obra Deliciosas Criaturas Perfumadas en 2011, y luego hice la gira nacional de Pasión Tango con Hernan Piquín. A él lo conozco de cuando en 2006 hicimos la primera obra que protagonizó por su cuenta: Hernan Buenos Aires", rememora.

Alta para bailarina clásica.

Al rememorar su llegada a Buenos Aires -"siempre supe que iba a vivir allí", menciona- no pudo ser alumna regular del Colón porque "era demasiada alta".

En la gran ciudad no fue todo fácil. "El segundo año se complicó un poquito para mis padres, así que hice de todo: vendí tiempos compartidos en los supermercados, fui camarera y luego promotora. Y con eso me mantenía y tomaba clases con los mejores maestros de danza clásica (Olga Ferri, Enrique Lommi y Graciela Sultanick). Empecé a frecuentar a Mónica Fracchia (ex bailarina del ballet del teatro San Martín) que me invitó a tomar sus clases y conocí la danza contemporánea. Tenía 20 años y supe que era eso lo que quería hacer. ¡Mónica me enseñó todo!".

Por ese entonces se metió en la UBA a estudiar Nutrición.

En el San Martín tuvo "un excelente entrenamiento en los diferentes estilos de danza contemporánea, técnicas de danza moderna, clásica, jazz, nuevas tendencias, composición coreográfica, música y repertorio. A medida que avanzaba me di cuenta que no podía seguir con la facultad y dejé en tercer año... después estuve dos años en el Ballet Contemporáneo bajo la dirección de Mauricio Wainrot y a partir de 2003 seguí mi carrera como bailarina 'free lance'. Me incorporé a la compañía Pies Desnudos que dirige la coreógrafa Laura Roatta, una de las más importantes referentes de la danza actual. Ella es una de las principales impulsoras de mi carrera. A partir de ahí hice de todo, incluso televisión", dice con naturalidad Soledad.

La danza y el amor.

Hoy en Nueva York Soledad comparte su vida, además de la danza, con César Peral. "Lo conocí en Buenos Aires, es de Villa Dolores, Córdoba. Es bailarín folklórico y hace 10 años que estamos juntos. En un momento él empezó a bailar tango con otra chica mientras yo trabajaba en tevé. Lidia Segni (actual directora del Teatro Colón), me dijo que necesitaba una pareja de tango fusión, y a partir de allí comenzamos un nuevo camino con César, tuvimos mucho trabajo. Siempre encajamos en un perfil más abierto".

Más tarde se presentaron en Grecia con en el musical Tanguera en 2010 y en China con la compañía Conjuro Tango en 2011. Lo último que hicimos fue trabajar en un proyecto de Gustavo Santaolalla con música de Bajofondo que esta en camino de estrenarse mundialmente".

Cuando no está fuera del país vive en Caballito, en Buenos Aires. "No tenemos un trabajo fijo, cuando puedo doy clases de jazz contemporáneo en el estudio de Margarita Fernández, otra referente en mi vida", dice con la pretensión de no olvidarse de nadie.

Angustiante y fascinante.

Soledad explica cómo es la vida en pareja: "Hoy hacemos esto, mañana vemos... No tenemos rutinas, simplemente cambiamos todo el tiempo, nos adaptamos permanentemente. Así es nuestra vida... Y nos gusta".

Con una frase da cuenta cómo es ser una suerte de trotamundos del arte: "Es angustiante por momentos pero fascinante por otros. Estamos acostumbrados a no estar acostumbrados...".

Y ofrece un ejemplo: "La navidad pasada estábamos los dos en el hospital: César se descompuso y fue operado de apendicitis... cosas que le pasan a cualquiera, con la diferencia que nadie nos da licencia médica, así que acabamos perdiendo nuestro trabajo. Meses después estabamos bailando en la cima de la montaña ... Podés caer 50 días en cama y perder la oportunidad de tu vida, te podés fracturar un pié el mismo día de una audición y perder 5 años de trabajo... siempre estás al borde de perderlo todo, pero te levantás e inventás algo para seguir".

No deja dudas de sus convicciones: "No sé si soñé con esto. ¿Cómo me siento cuando bailo? Especial, siento que es mi lenguaje, mi lugar, mi mensaje...".

Sabe que un día llegarán los hijos, y allí la vida comenzará a cambiar, pero por ahora no hace planes. "¡Olvidalo! No puedo ni siquiera pensarlo".

La vida llena de bohemia de una artista, de las buenas...

Fogueados en Madero Tango.

Esa joven que con gracia singular se desplaza sobre un escenario de Nueva York, es la misma que alguna vez en Madero Tango interpretaba un baile colgada de un arnés y volando sobre el público.

Soledad, no obstante, no siempre la pasó bien. "Es verdad, tuve algunas dificultades que le pusieron una pausa a mi carrera". Casi divertida recuerda: "Un sábado tomaba mate con una amiga y comencé a sentirme mal. Volví a la pensión, me acosté y me diagnosticaron apendicitis. A la 1 de la madrugada mi mamá viajó a Buenos Aires para autorizar la operación. Se complicó a peritonitis y perdí 7 kilos... fueron dos meses sin hacer nada".

A la semana se sintió muy mal e igual fue a clase. pero no podía mantenerse en pié. Tenía mononucleosis y volaba de fiebre. "Fueron otros 50 días en cama".

Y hubo más: "Otra vez, muy agotada me desmayé cuando iba a subir al subte... Me desperté con gente alrededor, el subte detenido, y la policía llamando al Same. Era diciembre de 2007 y estaba sola; César estaba en un crucero en la Antártida trabajando en un show. Ese mismo día yo tenía una audición para una casa de tango, lo llamé al coreógrafo y le mentí. Le mandé un video y me dijo que sí con poco entusiasmo. Al rato me dijo que el trabajo era nuestro. A la noche le dije a César que tenía una noticia mala y una buena: una es que me fracturé un pié, y la buena es que 'inválida' y todo te conseguí trabajo".

Soledad se recuperó y la pareja empezó a trabajar. Estuvieron cinco años en Madero Tango y "fue el lugar donde, como se dice en la jerga popular, nos 'fogueamos' como bailarines de tango", recordó.

Triunfando en Nueva York.

"Forever Tango" se presentará en el Teatro Walter Kerr hasta el 15 de septiembre. Decir Broadway en Nueva York es como hablar de la calle Corrientes en Buenos Aires, como para graficar cuál es el grado del éxito de la joven pampeana. Después de esa fecha Soledad y su novio emprenderán el regreso al país. Quizás sobre fin de mes, después de acomodar sus cosas en Buenos Aires, Soledad vendrá a Santa Rosa a visitar a sus familiares.

"Sería bueno que Santa Rosa le brinde a Soledad, como una de sus más grandes artistas, el homenaje que merecería", pide a la distancia su gran amiga, Vanina Navarro.

Comentá la nota