Los importantes aumentos en las tarifas de servicios públicos no solo afectan el bolsillo de los particulares, sino también de las instituciones. Primero fueron las universidades públicas las que advirtieron sobre el impacto de las subas en sus presupuestos, y esta semana fue el turno de los Bomberos Voluntarios, que a través de su Federación expresaron la delicada situación financiera que atraviesan. En este marco, EL CIVISMO dialogó con Maximiliano Celotto, jefe del cuerpo local, quien no dudó en afirmar que “la situación del cuartel es muy complicada”.

“A nosotros este cuadro nos está afectando hace rato. Desde el año 2012 que venimos realmente con poco dinero, debido a que la tasa que nosotros percibimos y que va ligada al precio del kilowatt no se ha actualizado. Desde esa fecha hasta ahora ha habido un incremento notorio de los precios y eso fue llevando a que el cuartel esté realmente en crisis”, fundamentó.

A partir del incremento en la tarifa de la energía eléctrica, que empezó a visibilizarse en las facturas de este mes, “ese valor debería ajustarse, pero todavía nosotros no hemos recibido absolutamente nada porque no está definido el tema por parte de la Cooperativa”, añadió.

Para ilustrar la incidencia que tiene el costo energético en el funcionamiento del cuartel local, Celotto explicó que “solamente de energía eléctrica tenemos cerca de 10.000 pesos por mes. De combustible estamos entre 25.000 y 30.000 pesos cada 15 días. Es mucho el consumo y el gasto que tenemos y se hace muy difícil poder sostenerlo”. “Estamos contando los centavos. No solo llegamos con lo justo, sino que a veces incluso con pérdida y consumimos los recursos que tenemos guardados para alguna contingencia en la que tengamos que actuar rápidamente”, completó.

Para dar un ejemplo, “si nosotros hoy tenemos que hablar de renovar una autobomba, que se traen de afuera, no solo tenemos los precios en dólares sino que además nos cobran impuestos normales como si fuéramos cualquier empresa que trae mercadería. Son unidades que no bajan de un millón de pesos y así se hace imposible llegar. Entonces, nos planteamos en qué momento tenemos la posibilidad de crecer”.

El diagnóstico es general y desde la fuerza están alzando la voz para encontrar soluciones: “Se está hablando con otros cuarteles, tenemos reuniones regionales cada quince días y reuniones provinciales una vez al año. Por lo que compartimos, puedo decir que estamos todos en la misma situación. En los casos de los cuarteles de partidos de poca población se les hace todavía más difícil y apenas pueden sostenerse”, confirmó Celotto.

Además del ingreso proveniente de la tarifa eléctrica, por lejos el principal, los Bomberos tienen otras dos fuentes de financiamiento secundarias y de escasa incidencia: “Tenemos otro aporte a través de la Tasa Agraria -que es muy menor- y los servicios de traslado que ofrecíamos, que con el tiempo tuvimos que ir disminuyendo porque la ambulancia está completamente abocada a las emergencias”.

En cuanto a la posibilidad de pedir subsidios o aportes extraordinarios para hacer frente a la situación, Celotto no se mostró demasiado optimista: “Nos están debiendo subsidios desde el 2013. Nos entró algo por las inundaciones, pero muy poco en relación a todo el gasto que tuvimos. Hay que tener en cuenta que cuando viene una institución de afuera a colaborar, mínimamente nosotros tenemos que darle comida al personal y cargarle el combustible antes de irse. En la última inundación tuvimos más de 50 cuarteles en Luján, así que no es difícil calcular el gasto que tuvimos”.

“Estamos muy complicados. Lo que nos puede llegar a acomodar un poco las cuentas como para seguir adelante es que se ajuste la tasa al nuevo precio del kilowatt y mejoren nuestros ingresos”, concluyó el jefe de Bomberos.