El sistema cloacal aún está lejos de alcanzar el límite

El sistema cloacal aún está lejos de alcanzar el límite

Por el lento crecimiento poblacional no se requiere de una reformulación por varios años más. Las cañerías se mantienen y reponen, aunque es vital la construcción de la planta depuradora en Punta Carballido. El cruce subfluvial es un signo de interrogación.

El servicio de cloacas en Necochea y Quequén es uno de los que más ha crecido, a tal punto que se estima que un 85 por ciento de la población lo cuenta y en breve se empezará a incorporar un vasto sector de la zona comprendida por los barrios Médanos, Parque y Los Troncos.

Ante tal crecimiento surge la incógnita si el sistema cloacal, que a través de un emisario desemboca en la zona de Punta Carballido, en la costa de Quequén y que fuera construido varias décadas atrás, será suficiente o habrá que hacer modificaciones o reformulaciones en corto tiempo.

Tras una serie de consultas de Ecos Diarios se supo que faltan varios años para que el sistema alcance su límite, por una cuestión crucial: incluyendo a la planta depuradora que es necesario construir, está planificado para una población de unos 150.000 habitantes, de la que hoy nuestra ciudad está muy lejos.

No obstante, los años que tienen las cañerías y materiales requieren una constante atención, a la vez que el túnel subfluvial que atraviesa el fondo del Río Quequén, a la altura de la calle 22 de Necochea y del astillero Vanoli, en Quequén, plantea algunas dudas, luego de la rotura que tuviera a principios de 2014 y el desgaste que cuenta la cañería de acero instalada bajo agua.

El cruce subfluvial

Durante la década del 70 y hasta que sucumbió por las inundaciones de 1980, el cruce de los desechos cloacales de Necochea a Quequén eran transportados por un caño suspendido debajo del Puente Ezcurra.

No obstante, ya en 1974 se elaboró el proyecto para la construcción de un túnel subfluvial, teniendo en cuenta que la cañería instalada debajo del puente constituía un riesgo para el puntal de las embarcaciones (altura).

Dos años más tarde se pondría en marcha la construcción, con un proyecto similar al ejecutado en el río Neckar de Alemania y el final de obra se otorgó el 5 de octubre de 1979, pero no alcanzó a ser utilizado hasta 1982.

Es que las inundaciones del 80 también "movieron” a la unión de caños de 80 centímetros de diámetro, asentados al lecho del río a través de bloques de hormigón, lo que demoró su puesta en funciones.

Fue así que entre la caída del Ezcurra y la inauguración del conducto subfluvial, los efluentes cloacales se estuvieron arrojando a las aguas del Río Quequén, entre las calles 12 y 14.

El túnel, de 230 metros de largo, asienta en el lecho del río a una profundidad de 6,20 metros y los empalmes, tanto del lado necochense como el de Quequén son a través de dos registros de 16,20 metros de profundidad.

En el caso de la ribera quequenense tuvo que dinamitarse para continuar con la conexión.Hasta dicho conducto llegan los residuos que transportan las colectoras de Necochea, tanto de la Villa Díaz Vélez como del resto de la ciudad, en el caso del primer sector reimpulsado por la planta de Obras Sanitarias ubicada en 20 y 57.

Todos los desechos "bajan” al río a través de la calle 22 y de allí mediante conexiones desembocan en el emisario de Punta Carballido. Se estima que el recorrido total es de unos 30 kilómetros.

Los residuos transitan por las colectoras y cañerías por gravedad y el hecho de que el subfluvial se haya construido en la 22, es porque se buscó la combinación del sitio más alto de la ribera de Necochea con el más bajo de la de Quequén.

Toque de atención

En enero de 2014 muchos residentes "descubrieron” la existencia del conducto subfluvial cuando se produjo una rotura de 8 centímetros en el caño y la materia fecal empezó a emerger a la superficie del río.Tras una ardua labor a cargo de buzos la avería se pudo subsanar, aunque el titular de la empresa que llevó adelante el trabajo, sugirió que el caño debería cambiarse por uno de material moderno, como el PVC.

En cuanto a la rotura se explicó que había sido producto del desgaste de la protección catódica del conducto de acero.La mencionada avería ha sido la segunda en el historial del túnel subfluvial, ya que en 1998 se produjo otra de las mismas características, lo que plantea la posibilidad de nuevas fallas en el futuro y no se sabe a ciencia cierta qué resistencia opondría a una crecida del río de grandes proporciones.

La latente posibilidad que algún día se construya un nuevo puente en la zona donde existiera el Ezcurra, alienta la posibilidad de que la cañería vuelva a pasar por allí suspendida en las alturas, pero hay posiciones encontradas al respecto.En cuanto al resto de la red, desde Obras Sanitarias se afirmó que con asiduidad se cambian caños carcomidos por el constante tránsito del líquido cloacal.

Tasa de crecimiento

En el Plan Urbano Ambiental elaborado durante la gestión de Daniel Molina en el municipio se evaluó la construcción de una planta que anexada a la red serían funcionales para 150.000 habitantes, cantidad de la que por ahora está lejos la población local (92.933).

Es que Necochea ha visto decrecer su tasa de crecimiento: mientras que entre los censos de 1970 (51.145 habitantes) y 1980 (73.634), la misma fue de casi el 44%, en las siguiente décadas iría en descenso, ya que el relevamiento poblacional de 1991 determinó 84.513 habitantes (14,7% más); el de 2001, 89.086 (el 5,4% más) y el de 2010, 92.933 (el 4,3% más).

"De acuerdo a los últimos caudales turísticos, en verano puede trepar a unos 130.000 personas como máximo en Necochea, pero nunca llegan a saturar la cañería mayor porque no todos van al baño al mismo momento”, expresó una de las fuentes consultadas.

De acuerdo a esta evolución, para 2025 nuestra ciudad tendría 97.100 habitantes, para lo cual hoy no de necesario alterar el actual sistema cloacal, incluyendo la proyectada planta depuradora que se intenta construir y que a esta altura se ha transformado en una urgencia para subsanar el grave problema ambiental generado en la playa de Quequén.///

¿Por qué en  Carballido?

Desde hace mucho tiempo una crítica recurrente de los residentes en Quequén es porqué los residuos cloacales se vierten al mar en Punta Carballido y no en otro sitio, lo que algunos sostienen que es una cuestión discriminatoria, tanto por la lamentable contaminación que está generando en la costa como por el olor nauseabundo que reina en el sector.

El emisario que culmina en ese sector costero fue construido allí teniendo en cuenta la planimetría de la ciudad y porque las corrientes marinas favorecen el alejamiento de los residuos, mientras que si se lo hubiese ubicado en la costa de Necochea, las corrientes depositarían constantemente en la playa la materia sin tratamiento, tal cual ocurriera con los desperdicios de un refulado que efectuara una draga a mediados de la década del 80.

Sin embargo el quid de la cuestión radica en las razones por las cuales en tantos años no se construyó la planta depuradora en las inmediaciones; y en este caso las respuestas iniciales tienen que ver con el lento desarrollo urbano que tuviera Punta Carballido, por cuestiones económicas y hasta políticas de los distintos gobiernos de Necochea o de Lobería, mientras Quequén formó parte de su jurisdicción.

Necesidad de la planta de tratamiento

Para cerrar desde el punto de vista ambiental el circuito de los residuos cloacales demanda de la planta de tratamiento, que es una materia pendiente desde hace años; y que por estos días el Ejecutivo intenta que el gobierno provincial  incluya su construcción en el presupuesto 2017. 

La razón de contar con esta planta depuradora radica en la necesidad de darle un tratamiento definitivo a los residuos orgánicos que transportan los líquidos degradables o no (en este último caso pañales u otros elementos).

Tales residuos deben ser arrojados a un recurso pluvial o fluvial un río o el mar, como en nuestro caso) y en su descarga lleva algunos componentes químicos, entre ellos la demanda biológica de oxígeno, que es la cantidad de este componente por litro de agua o metro cúbico para que el elemento aeróbico y anaeróbico pueda cumplir su función de degradar la materia orgánica.

En el caso de Punta Carballido, al no existir la planta que posibilite la biodegradación de las bacterias, lo que se viene arrojando es un producto contaminante, más allá que los desechos lleguen en un estadio cuasi sólido tras su largo recorrido hasta allí.///

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